Rundgren, afamado productor de grupos como Badfinger, Meat Loaf, XTC, New York Dolls, presenta una trayectoria musical propia algo errática, alternando logros excelentes como el que nos ocupa con discos un tanto endebles y pasados de rosca como "Todd" o algunos con su grupo paralelo Utopia. Su etapa mas interesante es la de finales de los 60 (con su primer grupo Nazz) y principios de los setenta en solitario. Su música es un excitante coctel con los mas variados ingredientes: sixties pop inglés, ráfagas de hiriente hard-rock, soul de Detroit (Motown) o Memphis (Stax), soft rock, combinados con una elegancia fuera de lo común y enriquecidos con un toque personal de indudable talento.
"Something..." es la mejor muestra posible de esto que estamos diciendo. Para empezar, las tres primeras partes del disco han sido compuestas e interpretadas en todos sus instrumentos por el propio Todd Rundgren, emulando y superando con creces las aventuras juanpalomeras de Paul McCartney en sus primeros discos en solitario. A estas alturas de la década de los 90, en plena calentura hiper-tecnológica, a ver quién es el tipo que se mete en un estudio de grabación y logra sin ayuda de sintetizadores o engendros electrónicos una proeza técnica de este calibre. Esto por sí solo ya define a Todd como un músico integral con una personalidad muy acusada e interesante.
Por si esto fuera poco, el disco no tiene desperdicio: es una monumental colección de canciones que van de lo accesible a lo experimental. Contiene exhuberantes hits con la magistral sencillez del mejor pop (I Saw the Light, Couldn´t I Just Tell You, Saving Grace, Hello it´s Me), brumosas baladas de ambiente sofisticado (Sweeter Memories), penetrantes ejercicios de autoanálisis (I went to the Mirror, One More Day, My roots), furioso Rock´n´Roll (Black Mariah, Slut, Little Red Lights), espiritual (Dust in the Wind), cálidos homenajes soul (Wolfman Jack), etc.
En resumen, y como diría Derek Taylor: todo está aquí, si usted sabe escuchar. Musica imprescindible, y lo que es mejor, tolerada para todos los públicos.
ENRIQUE DE RAMON