Como ya sabéis, Jazz No End es un espacio de la red dedicado fundamentalmente a los aspectos oscuros, ocultos y poco conocidos del Jazz. Pues bien, un ejemplo de fenómeno poco conocido (y poco estudiado) es el experimentado por los aficionados que se iniciaron en esta música y aprendieron a amarla a través de su relación con otro de los fenómenos culturales mas significativos del siglo XX. Nos referimos, claro está, al Rock 'n' Roll, su aparición en escena a finales de los años 50 y su consolidación como género musical popular durante la época clásica y mítica de los sesenta y principios de los años 70.
Como el Jazz, el Rock (a secas) partió de unos planteamientos musicales iniciales relativamente sencillos para posteriormente alumbrar toda una serie de subgéneros a partir de la fusión de diversos elementos preexistentes con otros coyunturales, fenómeno que dió lugar a una riqueza exuberante de manifestaciones musicales donde se hallaba todo, desde lo más chabacano hasta lo prodigioso. No obstante, la apropiación e instrumentalización que de este género hicieron posteriormente las compañías discográficas, vislumbrando los suculentos beneficios que podían derivarse de la comercialización de sonidos dirigidos principalmente a la gente mas joven y vitalista, hizo que el Rock terminara presentando al gran público su vertiente mas comercial y menos atractiva para el aficionado exigente, quedando gran parte de sus virtudes para los enterados y conocedores del tema (que fueron muchos, por otra parte).
La evolución musical de algunos de aquellos que nacimos y vivimos nuestra adolescencia en aquellos increibles años fue de permanente búsqueda de nuevas sensaciones sonoras. Del Rockabilly sencillo, emocional e impactante de Elvis Presley a finales de los 50, pasamos al pop-rock cerebral e inteligente de Los Beatles y en general a la explosión Sixties con su ingente caleidoscopio de manifestaciones artísticas y musicales. De ahí, conducidos por la abrasadora guitarra de Jimi Hendrix, el genio compositor de Dylan y los incombustibles Rolling Stones, nos instalamos en los 70 en búsqueda de espacios abiertos a la innovación.
Los setenta fueron años de continua investigación sonora. Muchos grupos con un pasado musical psicodélico fueron influidos por un lado por las estructuras musicales clásicas y por otro por los dos grandes mentores del Jazz de los sesenta que fueron ni mas ni menos que John Coltrane y Miles Davis. Este último fue el encargado de pilotar la fusión entre los dos grandes géneros del siglo XX, dando a luz el Jazz-Rock, estilo que constituyó el banderín de enganche para algunos rockers (como el que esto suscribe) ávidos de explorar nuevos territorios.
Nuestro objetivo desde esta sección es precisamente el contrario: proporcionar al aficionado al Jazz una serie de referencias para que este pueda comprobar que el Rock es un género que merece la pena si se sabe a donde acudir. Estas referencias serán proporcionadas por alguien que conoce bien la obra de Charlie Parker, Duke Ellington, Charlie Mingus, John Coltrane y Bill Evans, que es un fanático del Jazz pero que tiene en su cerebro y corazón un espacio muy importante para la música de su generación.
ENRIQUE DE RAMON