NUESTRA OPINIÓN

 

Cuando los exámenes de laboratorio no ayudan...

Los exámenes de laboratorio son procedimientos de control de la homeostasis de suma importancia en la comprensión de los estados patológicos por parte del médico. Su conocimiento (el del médico), permite la interpretación correcta de sus significados y dentro de todo un cuadro, antes de cualquier tipo de diagnóstico, los exámenes de laboratorio, son más un elemento que orienta y esclarece con rapidez procesos patológicos siempre indeseables.

En definitiva, son un elemento importante para que la medicina componga un cuadro de situación, determinando estados mórbidos y detectando disfunciones.

En realidad, más que disfunciones, generalmente los exámenes de laboratorio permiten descubrir estados patológicos más avanzados que una disfunción. Por eso, a nivel internacional, algunos valores referencia se están modificando, con el objetivo de conseguir descubrir estados de riesgo, pre-lesionales, para así poder trabajar más profiláctica y preventivamente (como debe ser).

Es claro que el médico sabe cuándo pide los exámenes y sabe qué hacer con ellos. No hay dudas ni hay discusiones. Así como no hay dudas ni discusiones sobre el hecho en que nosotros, terapeutas holísticos, nos sacamos el sombrero frente a las evidencias de un examen de laboratorio, mas sin ser médicos, ni pedimos exámenes ni los interpretamos.

Nuestras evaluaciones utilizan otros caminos para transformarse en conclusiones.

Cuando un cliente nos muestra sus exámenes de laboratorio, por una cuestión de delicadeza y de valorización objetiva, observamos y anotamos los valores más evidentemente relevantes, pero siendo “no médicos”, no hacemos interpretación de dichos valores (no basamos nuestras conclusiones ni nuestras sugestiones de tratamiento en dichos exámenes).

En realidad el problema comienza cuando el cliente rechaza algunas de nuestras conclusiones porque tiene un examen de laboratorio en la mano que “dice” aparentemente lo contrario.

Hay muchas situaciones en donde el resultado del examen no expresa lo que el cliente realmente siente. Podemos enumerar algunos elementos que suman impresición a los resultados, situaciones que los enmascaran, valorizaciones que el médico realiza en la interpretación de los exámenes y que no comenta con su paciente, y otras muchas situaciones que hacen que el examen de laboratorio no sea un reflejo fiel de la circunstancia del cliente. Sin mencionar lo fundamental en términos holísticos: que las personas no somos estadísticas y por lo tanto no somos “pasibles de ser medidos” todos con la misma regla de los valores de referencia sugeridos. 

Algunas veces decimos (al evaluar con Iridologia):

“Hay un poco de colesterol…”

“Se verifica cierta disfunción renal leve…”

o… “problemas inflamatorios en la región genital”.

 

Y escuchamos…

“… ¡ah no!... No puede ser”…

“De ninguna manera”...

¡Aquí está mi examen de orina y no tengo nada!

Mi colesterol está en 176…

“No puede ser… hice mi preventivo antes de ayer y no tengo nada…”.

En realidad, la propia práctica médica da lugar a estas “seguridades”. El médico pide exámenes, los estudia y enseguida dictamina con una sentencia una realidad inobjetable sin que, la mayoría de las veces, explique sobre el alcance de tales sentencias.

Muchas veces, el tono conclusivo que adquiere un “los exámenes dicen que no tiene nada”, pretende inclusive situarse por encima de la realidad de un conjunto de síntomas más que incómodos para el cliente.

En nuestra práctica vemos y escuchamos todos los días clientes que están con dolores, manchas en la piel, disfunciones hormonales, etc.,…, con las manos llenas de exámenes y con diagnósticos de uno, dos y más profesionales de la salud diciendo que no habría causas para tales síntomas y por tanto, no habría necesidad de tratamiento.

Mas… ¿Y el dolor? ¿Y los síntomas?

Sin pretender debates y sin tener condiciones de juzgar a nadie, estas son las situaciones que vivimos diariamente en nuestra consulta.

¿Qué hacer o decir entonces?

Estoy seguro que mantener la calma y explicar nuestra condición de “no médico” es lo más acertado.

Pero…

¿Por qué es que existe esa disparidad entre la sintomatología y los resultados de exámenes de laboratorio?

O mejor… ¿Por qué los exámenes de laboratorio ni siempre explican los estados de falta de equilibrio en la salud?

Lo que sabemos es que una vez más; la enorme dinámica del organismo, le juega una mala pasada al cartesianismo.

Como decimos antes..., no somos estadísticas. Tenues elementos varían el equilibrio homeostático enormemente.

Una Sra. De unos 85 años me contaba que a ella le gusta mucho comer sus chocolates y que no quiere abandonarlos. Entonces, cuando el médico le mandaba a hacer sus exámenes, se las ingeniaba para demorar un par de días en los que no consumía ni chocolates ni ningún dulce. Claro que es un caso especial, pero todos nosotros, si sabemos que vamos a hacer un examen de sangre, nos cuidamos, comemos menos y ni pensamos en abusar con alimentos que puedan agredir al organismo. Inclusive existe la necesidad de un período sin alimentos requerido por el laboratorio... y todo eso sin dudas hará diferencias a la hora de investigar el contenido de la sangre. El día a día es estresante, comemos en forma alterada, no tomamos agua, etc.,... pero en cambio antes de un examen de laboratorio nos cuidamos!   

Cualquier intento de medirnos a través de estructuras rígidas sumará elementos de imprecisión a los resultados y por otra parte los exámenes de laboratorio “buscan” específicamente ciertos compuestos, células y valores. Lo que no es “buscado”, evidentemente que no aparecerá...

Cualquier médico que se precie no se basará solo en exámenes de laboratorio para desechar los síntomas de su paciente. Así que, quien lo haga, estará efectuando una mala práctica médica, ya que estará olvidando la complejidad del ser humano, restringiéndolo a la categoría de “estandarizado”.

Son muchos los casos en que clientes llegan a nosotros viviendo esa circunstancia. Los síntomas dicen que si, mientras que los exámenes dicen que no.

Los exámenes pedidos son los clásicos: Orina, sangre, colesterol…, mientras que casi ningún médico pide densidad sanguínea o agregabilidad plaquetária (ROULEAUX), que sí ayudarían a definir estados mórbidos y fundamentalmente definir estados de disfunción.

Intentemos ver esto de forma diferente.

En mi caso, son por lo menos dos clientes por día (siempre más) que llegan a la consulta con enfermedades crónicas, del tipo, jaqueca, rinitis, sinusitis, gastritis, y otras, que son tratadas sintomáticamente y/o permanentemente por la medicina tradicional. Mientras tanto, a través de la naturopatía, generalmente son necesarios no más de dos meses de tratamiento en un proceso de “limpieza de la sangre” y los males crónicos se diluyen literalmente. Por lo tanto, alguna cosa está errada en los exámenes, en lo que se busca o en "el cómo" se interpretan los resultados laboratoriales.

Para nosotros, esos exámenes de laboratorio nada dicen; y lo que es peor, en una mala práctica médica, inducen al error.

Mientras tanto, quien paga la cuenta y se mantiene en la enfermedad, es el cliente.

 

 

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