QUINTO ESCOLLO EL CUERPO
HUMANO COMO ARTÍCULO EN EL ESTUDIO DE LA NATURALEZA
SECCIÓN DEL CORAZON HUMANO EN PALPITACIÓN
IRRELIGION
El lado oscuro de
este escollo, es el peligro del ateísmo y la irreligión. El lado luminoso, la
comprensión de Dios y del Servicio al prójimo. Una ayuda directa para conseguir
esto es el estudio de la Naturaleza.
Irreligión
A la juventud se le
trata de llevar al ateísmo.
Predomina la
Irreligión.
La religión es
esencial para la felicidad.
Erudición de la
Naturaleza
Salvaguarda Contra
el ateísmo.
La obra de Dios en
la Naturaleza, da un mentís al ateísmo.
El conocimiento de
la Naturaleza es un paso para el conocimiento de Dios.
La humildad y la
reverencia son los antídotos de la hipocresía.
Esto puede
obtenerse por el contacto con la Naturaleza:
En el mar. en el
bosque. En las montañas.
El ser
humano
No se necesita ir
muy lejos para ponerse en contacto con la Naturaleza.
La naturaleza
humana y sus maravillas.
El mundo
microscópico.
El mundo
animal.
La mente.
Lo
divino
El alma.
Todo esto lleva al
conocimiento de que Dios es Amor.
Pensamientos
gulas de varias fuentes
Libros
útiles
Irreligión
Ateísmo
Hay muchos hombres
que no tienen religión, que no creen en Dios; se les conoce por ateos.
Solamente en la
Gran Bretaña existen nueve sociedades de esta clase. Ellas pueden tener las
opiniones que quieran a este respecto, pero cuando tratan, como siempre lo
hacen, de imponer estas ideas en los demás, se convierten en enemigos de la peor
ralea.Algunas de estas sociedades, atacan directamente
las creencias de los demás en forma muy ofensiva y creo que haciéndolo así, de
hecho, hacen más bien que mal a las religiones que atacan, ya que hacen que la
gente despierte, y haciendo a un lado sus diferencias, se congreguen para
repeler el ataque.
He aquí un
espécimen de la clase de insultos gratuitos que le hacen a la religión
cristiana. Es uno de tantos que han sido transcritos por los periódicos durante
los últimos anos.
"La ceremonia
principal de los cristianos, conocida como misa o comunión, que consiste en
comer la carne y beber la sangre de ese judío llamado Jesús, es una superstición
chocante y degradante, que sugiere una fiesta de caníbales, que probablemente
fue de donde originó.
"La Cristiandad ha
rebajado y pervertido en todos sentidos las normas de la verdad. No es mucho
decir que ha corrompido el mundo con la falsedad."
Estos son algunos
de los más indecentes insultos que pueden hacerse a cualquier cristiano que crea
en su religión. Al mismo tiempo es un llamado directo que se le hace para entrar
en acción. Pero de esto no voy a tratar aquí.
Aparte de los
antirreligiosos, hay muchas personas quienes, aunque no se oponen en forma
violenta a la religión, no están particularmente interesadas en ella. En algunos
casos nunca han aprendido nada acerca de ésta, en otros no les ha parecido
atractiva o no les ha inspirado y la han hecho a un lado. Mark Twain decía que
sentía aversión a discutir religión, ya que ésta trataba del infierno y del
cielo, y él tenía amigos en los dos lados.
Por otra parte, he
conocido, en lo más intrincado de la selva, personas que de niños no habían
recibido en su casa instrucción religiosa, pero que por sí mismas habían llegado
al conocimiento de Dios al través de sus obras y de las maravillas con que ha
dotado al mundo.
Tales hombres han
llegado a la conclusión de que son parte y miembros de esa maravillosa creación,
pero dotados en mucho mayor grado que otros animales, ya que tienen
inteligencia, poder para apreciar la belleza, y sentido del bien hacia sus
semejantes, lo que significa poseer algo del espíritu de Dios dentro de uno
mismo.
Dios Creador es
reconocido por la mayoría de las religiones, siendo sus diferencias por lo que
hace al carácter operante de la conexión entre el Creador y el alma
humana.
Los cristianos
creemos que Jesucristo vino a vivir entre nosotros para interpretar y darnos a
conocer el hecho de que Dios es Amor y que los sacrificios y ofrendas hechas a
Dios, como se practicaban en la antigüedad por las religiones supersticiosas, no
le eran gratos a Él, que lo que desea es el sacrificio de uno mismo y el
servicio a Dios.
La Religión
es esencial en la Felicidad
Si uno realmente se
propone obtener éxito -ser feliz-, es necesario evitar el ser absorbido por los
charlatanes irreligiosos; es indispensable tener una base religiosa en la
vida.
No significa esto
solamente concurrir a la iglesia, conocer la Biblia y entender la Teología. Hay
hombres sinceramente religiosos casi sin conocer la Biblia y sin haberla
estudiado. La religión, brevemente expresada significa:
Primero: Reconocer
quién y qué es Dios.
Segundo: Sacar el
mejor provecho de la vida que nos ha otorgado, haciendo lo que él desea que
nosotros hagamos. Esto es de preferencia, haciendo algo por el prójimo. Tal debe
ser vuestro credo, no solamente como punto de meditación para los domingos, sino
algo que norme vuestra vida en cada momento y en cada fase todos los
días.
Como un medio para
alcanzar estos dos puntos y evitar el ateísmo, hay dos cosas que yo os
recomiendo hacer.
Una de ellas es
leer ese libro maravilloso antiquísimo, la Biblia, que además de contener la
revelación divina es una historia interesante llena de poesía.
La otra es leer ese
otro, maravilloso y antiguo libro, El Libro de la Naturaleza, ver y estudiar lo
más que sea posible sus maravillas y sus bellezas, puestas a la disposición de
todos los seres humanos. Y hecho esto, meditar para descubrir cuál es la mejor
manera de servir a Dios mientras se dispone de la vida que él mismo nos ha
facilitado.
El Libro de
la Naturaleza
Lo que voy a decir
aquí, es para aquellos que no tienen religión o que están en peligro de caer por
el escollo del ateísmo.
El ateo dice que
está en contra del cristianismo y de otras formas de religión, porque éstas son
supersticiones y no principios guiadores de la vida. Sostiene que una religión
que debe aprenderse en libros escritos por hombres, no puede ser verdadera. Pero
parece no darse cuenta de que además de libros impresos y además de la
revelación, Dios nos ha dado el gran Libro de la Naturaleza, para leer en él y
no podrá alegar que ahí existe mentira, pues los hechos son irrefutables.
Shakespeare habla
de "sermones en piedras, lenguas en árboles, libros en arroyuelos cantarinos y
bondad en todo". Bacon ha escrito: "El estudio del Libro de la Naturaleza, es
una llave verdadera para la revelación."
El Corán dice: "¿No
véis que todo lo que hay en el cielo y en la Tierra está al servicio de Dios; el
sol, la luna, las estrellas y los montes, los árboles, las bestias y los
hombres?".
Espero no ser mal
interpretado, no sugiero que el estudio de la Naturaleza sea una forma de culto
o un sustituto de la religión; por lo que yo abogo es porque la comprensión de
la Naturaleza sea, en determinados casos, un paso para alcanzar la
religión.
Este método tal vez
sea el que atraiga donde otros han fallado, especialmente en aquellos inclinados
al ateísmo, que no tienen ideas religiosas en particular, o que las tuvieron y
las han hecho a un lado. Quizás sea una senda nueva que pueda ayudarles a
encontrar de nuevo su religión. Las siguientes palabras de David Grayson,
describen lo que yo me imagino debe ser la experiencia de una gran cantidad de
gentes en la época actual.
"Me he dedicado a
la botánica durante los últimos cincuenta y cuatro años. Cuando era niño
implícitamente creía en Dios. Le rezaba teniendo de Él la idea de una persona
delante de mis ojos".
"Cuando crecí
llegué a la conclusión de que Dios no existía. Lo puse fuera del Universo. Sólo
creía en lo que podía ver, oir o palpar".
"Hablaba de la
Naturaleza y de las cosas materiales".
"Y ahora, me parece
que no existe nada sino sólo Dios".
La
Naturaleza como escalón para conocer a Dios
El obispo de
Winchester hizo una encuesta durante la guerra mundial entre cierto número de
capellanes castrenses, que al final mostró que una gran proporción de nuestros
hombres, tenían poco conocimiento o práctica en religión.
He leído que en
algunos casos la fe ha estado en peligro de convertirse en superstición, y como
remedio se sugiere que "el niño necesita algo tangible sobre lo cual edificar su
fe, pues de otra manera se vuelve supersticioso. Tal era el resultado de tratar
de enseñar religión sobre bases imaginativas". Por otra parte sé que entre
nuestros jóvenes de la época, existe un deseo sincero de tener religión,
conocerla y actuar de acuerdo con ella.
Durante la guerra
tuve conocimiento de cientos de casos de soldados jóvenes que estaban ansiosos
de comprometerse a observar la Promesa y la Ley Scout como tangible en esta
dirección.
Recientemente se me
ha dicho de un grupo de jóvenes trabajadores que se han hecho "Rovers". Unos
treinta, quienes pidieron a su jefe celebrar una reunión dominical en la cual se
les enseñara algo de religión. Para estos individuos es para los que yo espero
que mis sugerencias sean útiles
En ellos existe el
espíritu, pero cuando ya han llegado a darse alguna cuenta de la divinidad y del
servicio que se le debe, necesitan la forma.
En la épica India
Mahabharata, existe una leyenda relativa a que un sacerdote activo estaba
descontento con la fe de una de sus ovejas. Cuando le hizo el cargo de
irreligión, aquel hombre explicó que había tratado con todas sus fuerzas de
adquirirla, pero se había dado cuenta de que la religión no estaba dentro de su
capacidad.
Al escuchar esto el
sacerdote le tomó y le sumergió la cabeza dentro del agua hasta casi
ahogarle.
Haciendo un
poderoso esfuerzo y luchando con denuedo, pudo lograr escaparse, echándole en
cara al sacerdote aquella forma violenta de tratarlo, a lo que el sacerdote
replicó:
"Si usted, en medio
de las dificultades, tratara de obtener la ayuda de Dios, siquiera con la mitad
del esfuerzo con que usted luchó por respirar cuando estaba debajo del agua,
pronto la encontraría."
Humildad y
Reverencia
El antídoto para el
ateísmo es la humildad acoplada con la reverencia, cosa tan difícil de aprender
como lo es de enseñar. Permitidme daros un ejemplo de cómo se obtiene por
contacto de la Naturaleza.
Temple Thurston, en
uno de sus escritos, decía que había estado contemplando un bello panorama tan
magnifico, que pensó para sí mismo: "¿Qué diría un habitante de la ciudad si
repentinamente fuera traído a este lugar y puesto a contemplar tan maravillosa
vista?".
La sorpresa sería
tan grande, que probablemente soltaría algunas palabras gruesas, pues las
palabras ordinarias no podrían expresar en forma adecuada la impresión de su
deleite.
Pues bien, esto es
exactamente lo que pasó con un soldado en la guerra sudafricana, quien después
de una larga y tediosa marcha vio de repente ese maravilloso panorama que se
extiende abajo de un punto llamado el Cantil del Diablo en el Transval
Oriental.
"Dios mío -gritó- y
ha habido imbéciles que digan que Dios no existe."
Tan maravillosa
escena se apoderó de aquella imaginación estólida haciendo brotar de sus labios
una expresión que Thurston sugiere que, aun cuando fuese blasfema, por su
contenido mismo, debe ser aceptable al Todopoderoso.
De todas maneras no
es una mala respuesta para los ateos.
Un marinero es con
frecuencia un hombre profundamente religioso, como resultado de su contacto con
la Naturaleza, especialmente si ha ascendido hasta tener un barco a su cargo.
Conforme su barco emerge durante una galerna, sobre una montaña gris verdiosa
que muchas veces entraña la muerte, se da cuenta del poder y aprecia la magnitud
de las fuerzas de la Naturaleza entre las cuales se abre paso con su
nave.
De pie, solo, sobre
el puente de mando, dando órdenes para tratar de salvar a los hombres que están
bajo su cuidado, no puede menos que sentirse a ratos en intimo contacto con
aquel Poder Sobrenatural de quien dependen todas las cosas.
Aquel contacto es
principalmente el conocimiento y la revenencia de un Poder Superior al suyo. Se
pone en manos de ese Poder, y trabaja con confianza en cooperación con
Él.
LAS
MARAVILLAS DEL BOSQUE
Si vosotros no
habéis viajado por las selvas del Brasil y del centro del África Occidental,
difícilmente podréis imaginar la curiosa sensación de obsesión que le acomete a
uno cuando camina afanosamente por aquel escenario que desde el primer momento
despliega la belleza y la maravilla de la selva tropical.
Recuerda, hasta a
aquellas mentes menos sensitivas, toda la gracia y majestad de una catedral.
Pero a pesar de todo su atractivo, esconde algo de horror en su luz tenue y su
intrincada vegetación. Al través de la maleza entrelazada, uno se abre camino
teniendo sobre la cabeza enormes árboles que impiden la entrada del sol y del
aire. Y todavía más arriba las copas de los árboles gigantes del algodón y de
otros monarcas de la selva sacuden sus melenas a sesenta metros sobre el
suelo.
Pero rara vez ve
uno estas cabezas mientras se abre paso entre las ramas, las raíces, las hojas,
las enredaderas y los arbustos. Conforme uno camina día tras día, y quizás
semana tras semana, al través de este terreno tedioso, su belleza se olvida, a
fuerza de su continua repetición, y llega a convertirse en un horror del que se
da uno cuenta no hay escape ni alivio. Una depresión enfermiza hace presa de uno
y se dan casos de que la melancolía y la locura se apoderan del
caminante.
De noche, cuando
uno se acuesta en la oscuridad, en aquel silencio suave de la noche tropical, el
bosque enmudece, pero aquí y allá se oyen multitud de pequeñas voces. El canto
de los grillos, el croar de las ranas, el caer de las hojas, el murmullo de la
brisa que juega entre las ramas, sobre la cabeza. De cuando en cuando, a largos
intervalos, se rompe la quietud por el más impresionante de los ruidos de la
selva, el rugido y el chasquido que produce uno de aquellos honorables
veteranos, árboles gigantes, que ceden al peso de sus años y caen desde sus
pedestales orgullosos para no volver a ser vistos jamás.
Hay un momento de
tensión, como si fuera de respetuoso silencio, y de nuevo, las pequeñas voces de
la selva se vuelven a escuchar.
El hombre parece
fuera de lugar, parece un transgresor, aquello es el ritmo de las plantas y de
los insectos y, sin embargo, hay vida, sensación de reproducción, muerte y
evolución en gestación constante que obedece a la misma ley que gobierna el
resto del Universo.
El hombre tiene
camaradas de la Naturaleza entre las plantas y las creaturas de la selva.
Para aquellos que
tienen ojos y sí ven y oídos y oyen, la selva es al mismo tiempo un laboratorio,
un club y un templo.
SOLO EN LOS
ANDES
En los Andes de la
América del Sur, una mañana emprendí solo una excursión antes del amanecer para
escalar una montaña. La neblina fría del alba era acentuada por lo profundo del
cañón del cual partí, y los picos se agolpaban unos sobre otros, teniendo por
fondo el cielo, pero en una oscuridad que dificultaba juzgar distancias o
alturas. Conforme iba ascendiendo iba gradualmente aumentando la luz del día,
los arrecifes y las masas rocosas se iban destacando más y más. El aire era
sumamente frio, transparente y quieto, y el silencio, grandemente tenso que me
rodeaba, me oprimía. No había un murmullo de arroyo, ni un chirriar de pájaros,
ni un susurro de brisa. No había sino quietud. Sin embargo, no era una quietud
de muerte, más bien parecía como si todo aquello -las montañas y los valles, las
crestas y las rocas, estuvieran en posición de alenta, esperando- observando la
llegada del día, parecía casi un sacrilegio romper aquel silencio con el ruido
de las pisadas sobre las piedras.
La ladera a mi
alrededor estaba desierta. A corta distancia y hacia arriba, enfrente se
encontraba el horizonte hacia el cual me dirigía y que siempre se alejaba.
Volviendo la cara hacia atrás, había otro horizonte semejante, pero a sólo unos
cuantos metros abajo y conduciendo hacia la neblina que acababa de dejar. Un
escritor describiendo esta misma ascensión, ha comparado el ascenso a una
hormiga tratando de salir de una vasija, y así es como uno se siente.
Arriba de las rocas
que me rodeaban, comenzaban a delinearse nuevas crestas de picos más altos que
parecían gigantes destacándose claramente a la luz de la aurora, pero todos
fríos e impasibles, observándome sobre los hombros de sus vecinos más bajos. Yo
era el único objeto móvil en aquella inmensidad de rocas y crestas rígidas. Me
sentía un intruso, un transgresor en aquel dominio solemne.
Los estratos y la
variedad de rocas existentes ahí, me hablaban de miles de años, desde que la
Tierra había salido de su crisol.
Me sentía como un
insecto pequeño en medio de aquella grandeza.
Conforme ascendía,
más y más, la respiración se me hacía difícil y la sensación de soledad y de
pequeñez crecía en medio de aquel intenso silencio y bajo enormes girones de
cielo.
De repente. sobre
una de aquellas crestas, vi un pico blanco verdioso, de nieve perenne,
claramente delineado contra el cielo, y después otro y otros más por todos los
lados. Parecía como si los grandes gigantes de la cordillera, sobre cuyas
facetas verticales jamás se había posado la planta del hombre, se hubieran
puesto de pie para observarme, fríos, austeros, silenciosos e inmisenicordes.
Aquellas alturas estupendas, el espantoso silencio, la soledad y la inmensidad,
todo parecía tratar de aterrarme. No me sentía yo mismo. Se apoderó de mí un
enorme deseo de gritar para intentar romper aquel hechizo. Sin embargo, la voz
humana más potente. habría resonado ahí como un débil esfuerzo, como el chillido
de un abadejo que una vez oí entre las vastas ruinas del coliseo romano.
Trataba de cerrar
los ojos, cuando, de repente, un extraño resplandor pareció descender sobre mí
de lo alto. Viendo hacia atrás, sobre mi hombro, me di cuenta de qué era lo que
me había hecho enmudecer. Uno de los grandes picos, que un momento antes era de
color azul gris, ahora repentinamente brillaba en todo su esplendor con un color
naranja rosado y sus partes bajas con sombras de ópalos violeta, azul y verde.
La masa toda destacándose perfectamente en todo su contorno y detalles, contra
el cielo oscuro.
Conforme fui
pasando la vista de pico en pico, éstos, se iban tornando color de rosa con la
radiante aurora.
Sentía que aquello
era demasiado para la mente de un pequeño mortal transgresor de aquel lugar
sagrado, era algo demasiado atrevido el presenciar cómo la Naturaleza se vestía
con las galas de la mañana. No había nada ahí que conectara esa escena divina
con la vida humana que había dejado abajo entre la niebla.
Me tambaleé,
aterrado hasta el espanto con aquel cuadro, y en aquel momento, cuando
necesitaba más del contacto con el mundo humano, sobre el siguiente pico
apareció delante de mí, una figura: la figura de "Cristo Redentor".
No la figura usual
de un cuerpo patético colgando de la cruz. sino un ser amable, grande, con las
ropas flotando al aire y con los brazos abiertos en actitud de protección y de
bienvenida.
Una magnífica
estatua felizmente colocada con el propósito de señalar los linderos entre dos
grandes estados, Argentina y Chile, con un signo de paz, pero más felizmente
colocada de lo que el escultor pudo creer, en aquel lugar, como un eslabón
tangible entre lo humano y lo divino; el eslabón que Cristo mismo vino a traer a
la Tierra.
Ultimamente leí lo
siguiente:
"En las montañas
donde sólo se puede caminar, dormir y pensar, uno se convierte en algo así como
un Yoga".
"No sé por qué,
pero nueve décimos de los hombres que viven a mayor altura de 500 metros, son
creyentes. Las montañas parecen hablarle a uno de eso".
"En la quietud de
la noche se oyen sus voces, lo arrastra a uno la inmensidad que lo rodea. Más
tarde, cuando el pensamiento se aleja de los cuidados y preocupaclones
inmediatos, el espíritu se expande y se abre a los amplios círculos de la
conciencia. En las ciudades calurosas donde los hombres se amontonan, uno tiene
necesidad de asirse a algo, a un salvador personal, a una linterna sostenida por
mano firme y bondadosa, a una voz confortante en la oscuridad. Pero aquí uno no
busca, uno sabe. El yo se desvanece. Existe un propósito místico en la
Naturaleza con el que uno tiene que ver, pero remotamente, no
individualmente".
"Uno podrá soñar
aparte, pero no escapa de formar un todo con las semillas del pasto, los
pequeños cantos rodados, y los desheredados".
Las Grandes
Cataratas
Abraham Lincoln,
cuando se detuvo a contemplar las Cataratas del Niágara, dijo: "Esto trae a mi
mente el pasado brumoso, cuando Colón descubrió el Continente, cuando Cristo
murió en la cruz, cuando Moisés guió a los israelitas al través del Mar Rojo;
más aún, cuando Adán salió de las manos del Creador, entonces, como ahora, el
Niágara rugía aqui... Más viejo que el primer hombre, el Niágara es hoy tan
fuerte y tan fresco como lo era hace diez mil años. El mamut y el mastodonte
vieron el Niágara y desde entonces, hace mucho tiempo. mucho, que en ningún
momento se ha secado, se ha detenido, se ha dormido o se ha puesto a
descansar".
John Wesley Hill
escribe sobre esto mismo: "Estas reflexiones sobre el Niágara abrazan todo el
tema de la Creación, la existencia de Dios, el misterio y el poder del Universo,
la historia, la redención y el destino del hombre.. . Pues este reconocimiento
de Dios en la Naturaleza requiere un paso hacia la realización de lo divino en
los asuntos del hombre".
Es muy cierto;
vosotros lo entenderéis si alguna vez tenéis la oportunidad de encontraros en la
estupenda garganta que forma las cataratas Victoria en el África del Sur. Ahí el
Sambesi, de la mitad del ancho del Niágara, despeña sus aguas a trescientos
metros de profundidad en un abismo oscuro a sus pies.
Lejos de estaciones
de fuerza, de tranvías y restaurantes de turistas, esta catarata poderosa hace
mayor impresión en la imaginación.
El rugido que se
puede escuchar a varios kilómetros de distancia nunca ha dejado de sacudir el
aire desde que el mundo existe. Los pasajes zigzagueantes a trecientos metros de
profundidad que el río ha cortado en sesenta kilómetros a través de roca sólida,
deja ver el proceso de desintegración no de miles sino de muchos miles de años.
Uno aprende ahí algo acerca de la pequeñez del hombre y de sus esfuerzos
transitorios, peleando y haciendo alharaca por aquellas cosas que no valen la
pena. Uno se da cuenta por pequeno e insignificante que sea, de la grandiosidad
que le rodea, de que existe un creador, Dios.
La belleza
de la Naturaleza
Muchos de los
individuos que viven en las ciudades jamás llegan a darse cuenta o rara vez se
dan cuenta de la belleza de la Naturaleza. Sus ojos están acostumbrados a ver
escaparates, anuncios y gente, y a observar el lema de "seguridad ante
todo".
Pero aquellos que
en cierto modo han vivido en contacto con la Naturaleza y se dan cuenta de sus
bellezas, pueden, cuando van a la ciudad, encontrar ahí girones de ella, aún en
las callejuelas estrechas.
En cierta época de
mi vida, tenía que cruzar el puente Westminster todos los días al alba y al
crepúsculo, y casi no había día en que no me detuviera a contemplar, con intenso
placer, la escena que formaban los grandiosos colores con que se visten la
aurora y el crepúsculo, y los tintes gris perla y lila de las sombras borrosas y
las siluetas que allí prevalecían gracias al humo del viejo Londres tan
querido.
Un hermano mío
artista, de hecho se trasladó a New Castle para pintar el humo y el vapor que
forma maravillosos efectos bajo la luz del sol y las nubes.
Las nubes mismas
forman cuadros y algunas veces cuadros que hacen meditar. Todavía llevo grabada
en mi imaginación una puesta de sol contemplada por mí hace treinta años en la
selva sudafricana.
Despliegue
grandioso como de entrada radiante que conduce a brillantes salones de oro.
Puerta por donde entran los que "van al oeste".
¿Alguna vez una
puesta de sol ha sugerido esta idea?
El hombre que me
acompañaba estaba orando.
¿Por qué amo la
pesca? No es únicamente por pescar. Gozo lo mismo cuando pesco algo que cuando
nada pesco. Voy a pescar, no a coger pescados. Esto quiere decir que los
alrededores son los que me atraen.
En medio de los
exuberantes pastos de las praderas con sus tintes dorados y su perfume de
ranúnculos, de las sombras oscuras de los árboles, uno se siente a solas con la
Naturaleza. El chirriar de los insectos, el murmullo de las olas, el fantástico
tamborileo de la agachadiza, el azulado pez rey, éstos y otros camaradas de la
Naturaleza, se convierten en compañeros.
Pero existen
algunas otras escenas aparte de éstas. Shakleton tenía una idea distinta cuando
dijo que el escenario de la campiña no era todo.
Kanchinunga
"Eso está muy bien
para almorzar cordero asado con mantequilla, pero existe otra clase de escenario
que reta a lo que hay de mejor en el alma humana. Es imposible describir lo que
significa para un explorador que marcha en medio de la neblina por terreno
desconocido y repentinamente la neblina desaparece y se encuentra que tiene en
frente montañas que jamás han sido vistas antes por el hombre".
Pues bien, en esto
también estoy de acuerdo con él. Amo la belleza casera de la campiña inglesa lo
mismo que amo las vastas planicies y la sucesión de cordilleras de África del
Sur.
Amo las aguas
torrenciales y los bosques espesos del Canadá; pero más me han sorprendido las
profundidades de las barrancas, las alturas de los picos de los Himalayas y la
grandiosidad de sus crestas cubiertas de nieves perpetuas, que se elevan muy por
encima del mundo, y que jamás han sido holladas por planta humana, llegando a la
vez hasta lo más elevado, lo más preciado, lo más cercano al cielo.
Excursionismo
"Con un palo de
escoba a guisa de caballo uno puede ir a donde le venga en gana".
Tal vez diréis:
"Sí, pero ¿adónde voy a encontrar yo las montañas, los océanos y los bosques?
¿Cómo voy a ver y comprender estas maravillas de la Naturaleza y su
mensaje?".
Pues bien, casi
podéis alcanzar todo esto en vuestro propio país si abandonáis la ciudad y sus
suburbios y vais al campo, a los bosques y las praderas, con vuestra mochila
sobre la espalda y vuestro bordón en la mano, o llevando vuestra tienda de
campaña, vuestra manta y vuestros útiles de cocina y sobre todo la Libertad.
Gozando del aire libre que Dios nos ha dado, de preferencia en excursiones es
decir, caminando al través del país y llenando el espíritu de las glorias que
brindan el cielo, la tierra y el mar, gozando de los colores tan variados del
bosque y del campo, aspirando el perfume de las flores y del heno, escuchando la
música de los arroyos y de los pájaros, y el murmullo de la brisa,
familiarizándose con los animales y sus costumbres hasta sentirse uno camarada
de ellos, y "parte" del gran esquema de la Naturaleza.
David Grayson
escribe en The Friendly Road: "De tiempo en tiempo es costumbre de estos
'Samurai' apartarse del resto de los hombres y con su mochila a la espalda irse
al desierto o a las estepas del Ártico. Estoy convencido de que todo hombre
necesita cambios como éstos; una oportunidad de meditar y obtener un nuevo
aspecto de la vida, una nueva elevación hacia Dios. Pero no son para mí ni las
estepas Árticas, ni el desierto. Prefiero el 'Camino Amigable' y la gente que
vive a su vera".
Cómo deseo poder ser Rover
de nuevo, y capaz de ir de excursión con uno o dos compañeros del mismo modo de
pensar y de pisadas del mismo largo.
"Excursión es una
vieja palabra inglesa que aún sobrevive en muchos dialectos locales. Su
significado es: Caminar muellemente".
Aparte de los
bosques y los campos, no es necesario ir más allá de uno mismo para principiar
el estudio de la Naturaleza. ¿De dónde proviene uno? Una pequeña simiente para
formar el cuerpo humano con su carne, sus huesos, sus músculos y semejanza con
los propios padres, además de fuerza y voluntad para obedecer la propia
mente.
El cuerpo humano es
un mecanismo admirable en todas sus partes. Ved el ojo, un aparato, el más
delicado y maravilloso. más allá de lo que cualquier hombre pudo imaginar.
Proporciona información instantánea a la mente sobre las cosas cercanas o
lejanas, feas o bellas, y respecto a sus colores y forma. Lee estas páginas y de
las palabras aquí impresas, transmite pensamientos al cerebro para que éste los
acomode almacenados, para usarlos más tarde cuando sea necesario.
Tocad este libro,
con uno de vuestros dedos y pensad qué acción tan sencilla y sin embargo, qué
maravillosa.
El ojo telegrafía
al cerebro: "ahí está el libro, a tal distancia", y el cerebro ordena a los
músculos que muevan el brazo, la mano y por último el dedo para que lo toque.
Los nervios en la punta del dedo telegrafían de regreso al cerebro que han
cumplido la misión, indicando si el libro está frío o caliente, si es áspero o
liso, etc.
Preguntad al ateo
¿Quién inventó y construyó esta maravillosa máquina? y no solamente un
espécimen, sino millones de este mundo maravilloso. Todas parecidas hasta en el
más insignificante detalle, pero ninguna exactamente igual ni en mente ni en
cuerpo ni en apariencia. Colocad vuestro dedo sobre vuestro pulso, es decir
sobre la arteria que pasa por la muñeca de vuestro pecho. Ahí encontraréis la
actuación maravillosa de vuestra sangre que, purificada y bombeada corre
constantemente por vuestras arterias.
Pensad en vuestras
arterias distribuidas por todas las partes de vuestro cuerpo llevando a ellas la
sangre que después impura, regresa por las venas al corazón para ser limpiada
por los pulmones con el oxígeno del aire.
Y este trabajo
hecho constante y regularmente sin que signifique el menor esfuerzo de nuestra
parte; no importa que vosotros estéis dormidos o andando, el corazón ejecuta su
obra sin cesar.
El corazón
abre sus válvulas
para recibir la sangre de las venas.El corazón
cierra sus válvulas grandes
para impulsar la sangre por una válvula
pequeña a las arterias.
SECCION INTERIOR DEL OIDO
HUMANO, INSTRUMENTO MARAVILLOSO Y DELICADO
El sonido entra por el tubo A y
hace vibrar el pequeño tambor E, que a su vez hace que el martillo, hueso C,
golpee contra el yunque, hueso D, y mueva el estribo, hueso E, que golpea un
segundo tambor F. Aquí existe una especie de caracol G, lleno de fluido. Las
vibraciones del tambor F agitan este fluido que, en la parte inferior de su
tubo, toca una porción de pequeños cabellos. Estos al ser agitados tocan los
nervios que telefonean el sonido al cerebro.
ESTUDIO DE LA NATURALEZA | ||
MARAVILLAS DE LA NATURALEZA | ESPIRITU DE LA NATURALEZA | BELLEZAS DE LA NATURALEZA |
De los
gérmes microscópicos al infinito en la Astronomía. Historiaz de la Geología del mundo. Evolución. Reproducción. 0rden de la Naturaleza. Vida. |
Instinto y
vida animal. Amor de madre. Caballerosidad masculina. Protección y ayuda. Autosacrificio por el bien común. |
Forma,
color, sonido y ritmo de la Naturaleza. Belleza en el arte. Autoexpresión e instinto en el arte y en el drama. Goce de la belleza. Transmisión del goce a los demás. Felicidad. |
Amor | ||
Reproducción saludable dentro del esquema de la Naturaleza. | Gozar de la vida y proporcionar felicidad a los demás. | Amor desinteresado y servicio al prójimo. |