FOGATA 14
Capítulo 5
Conocimiento de la naturaleza
Fogata 14 - Asecho
Cuando se desea
observar a los animales salvajes hay que acecharlos, es decir, arrastrarse hasta
ellos sin ser visto u olfateado.
Un cazador se
mantiene perfectamente oculto cuando trata de acechar animales salvajes. Lo
mismo hace el Scout de guerra cuando observa o vigila al enemigo. Un policía no
trata de atrapar a los rateros estando parado en frente de ellos con su
uniforme. Sino que se viste como cualquiera y, de cuando en cuando, mira por el
cristal de un escaparate, que refleja como un espejo lo que está pasando detrás
de él.
Si una persona
culpable se sabe observada, se pone en guardia; mientras que una persona
inocente se siente incómoda. Por tanto, cuando observéis a una persona, no lo
hagáis mirándola descaradamente, sino notad los detalles que queráis con una o
dos miradas. Si deseáis estudiarla mejor, caminad detrás de ella; podéis
aprender tanto del reverso, como del anverso, si no es que más y, si no es un
Scout que constantemente esté mirando a su alrededor, no se dará cuenta de que
la estáis observando.
Los Scouts de
guerra y los cazadores siempre hacen dos cosas para no ser vistos:
Una, poner cuidado
de que sus vestidos sean del mismo color que el terreno, los árboles o los
edificios que queden detrás de ellos.
La otra -si el
enemigo, o un venado están mirando en dirección de ellos-, quedarse
perfectamente quietos hasta que se retire.
De esta manera un
Scout, aún en el campo, con frecuencia escapa de ser descubierto.
Escoger el
fondo
Al escoger el fondo
sobre el que se va a actuar, hay que considerar el color del propio vestido. Si
vuestros vestidos son de color kaki, no os coloquéis enfrente de una pared
pintada de blanco, ni de unos arbustos oscuros; id a donde haya arena color
kaki, o poneos detrás de pasto seco, o de rocas y permaneced inmóviles. De esta
manera será muy difícil a un enemigo el reconoceros aún a corta
distancia.
Si vuestros
vestidos son oscuros, colocaos entre arbustos oscuros o a la sombra de los
árboles o de las rocas, pero tened cuidado de que el suelo de detrás de vosotros
también sea oscuro. Si el suelo detrás de los árboles donde estáis colocados es
claro, vuestra silueta se destacará claramente sobre él.
Al usar los cerros
como punto de observación, tened cuidado de no pararos en la punta sobre el
cielo, disparate que generalmente hacen los Pies Tiernos.
Movimientos
lentos
Es provechoso
observar a un Scout zulú hacer uso de la cúspide de una montaña o de un
promontorio como punto de observación. Se arrastra a gatas lo más plano posible
sobre el pasto. Al llegar a la cúspide, levanta muy despacio la cabeza,
centímetro por centímetro, hasta darse cuenta del panorama. Si ve al enemigo a
lo lejos, se detiene a observarlo cuanto mejor puede; y si piensa que lo están
viendo, conserva la cabeza inmóvil por un largo rato, con la esperanza de ser
confundido con una trocha o con una piedra. Si no ha sido descubierto, baja la
cabeza poco a poco, centímetro por centímetro, hasta tocar el pasto y entonces
se desliza hacia atrás. Un movimiento rápido o intempestivo hecho contra el
cielo, fácilmente atrae la atención, aún a considerable distancia.
De noche,
conservaos en terreno bajo, en zanjas, etc., de tal manera que estéis en la
oscuridad, mientras el enemigo que se os acerque será visible, pues su silueta
se dibujará sobre el firmamento estrellado.
Acurrucándome bien
bajo, en la sombra de un arbusto, dejé a un Scout enemigo acercarse a menos de
un metro de mi, de tal manera que, cuando me volvió la espalda, me fue posible
ponerme en píe y abrazarlo.
Tomasito, el Pie Tierno. No. 8.
Tomás no se da cuenta de que es
peligro verdadero, cuando se está en acecho, es mostrar el trasero.
Caminar
silenciosamente
Un punto que
también hay que recordar al tratar de conservarse oculto al caminar,
especialmente de noche, es hacerlo silenciosamente. El golpe del talón de un
hombre ordinario sobre el suelo, pueden oirse a gran distancia. Un Scout y un
cazador caminan ligeros sobre las puntas de los pies, nunca sobre los talones.
Esto hay que practicarlo cada vez que se camina, ya sea de día o de noche, en
lugar cerrado o al aire libre, de tal manera que se forme de ello un hábito.
Conforme vayáis adquiriendo el hábito, os daréis cuenta de que vuestro poder de
caminar Largas distancias va aumentando y no os cansaréis tan pronto como las
personas que caminan asentando todo el pie, como lo hace la mayoría de las
gentes.
Conservarse
en contra del viento
Recordad siempre
que para acechar a un animal salvaje, o simplemente para ser un buen Scout, no
hay que estar nunca colocado entre el viento y lo que se acecha, aún cuando el
viento sea muy ligero.
Antes de comenzar a
acechar a vuestro enemigo, hay que cerciorarse de qué lado sopla el viento, y
caminar en contra. Para saber de qué lado sopla el viento, mojaos el dedo pulgar
todo alrededor con la lengua y en seguida ponedlo en alto y ved de qué lado se
siente más frío. O podéis echar al viento un poco de polvo fino, pasto seco u
hojas y ver de qué lado caen.
El uso del
disfraz
Los Scouts Pieles
Rojas, cuando deseaban hacer un reconocimiento del campo enemigo, se amarraban
una piel de lobo sobre la espalda y, a gatas, se acercaban de noche al campo
enemigo, imitando el aullido de este animal. También, cuando tenían que hacer
observaciones en algún lugar donde su cabeza pudiera destacarse sobre el
firmamento, se ponían una gorra hecha de la piel de un lobo, con las orejas del
animal en su lugar, de tal manera, que pudiera ser tomada por la cabeza del
animal.
El nativo de Australia acecha al emes, cubriéndose con una piel de ese
animal.
Lleva en la mano un "boomerang" y entre los dedos de los pies una
lanza.
En Australia, los
nativos acechan al emus -aves muy grandes parecidas a las avestruces- poniéndose
encima una piel del animal y caminando encorvados, con un brazo hacia arriba,
simulando el cuello y la cabeza de éste.
Los Scouts, cuando
tratan de observar desde el pasto, se atan a la cabeza, con una cinta, algo de
pasto de modo que parte quede erecto y parte cuelgue sobre su frente, de tal
manera que su cabeza se hace invisible. Cuando observan por detrás de una piedra
o de un promontorio no lo hacen desde lo más alto, sino de un lado.
PRÁCTICAS
DE ACECHO POR PATRULLAS
Demostrad el valor
de adaptar el color de los vestidos al del fondo, enviando a un muchacho a unos
quinientos metros de distancia, para que se pare frente a diferentes fondos,
hasta que encuentre uno semejante a sus vestidos. El resto de la patrulla
observará y tomará nota de cómo se hace invisible cuando escoge el fondo
adecuado; un muchacho, vestido de gris, si se para frente a unos arbustos de
color oscuro, se hará muy visible; pero ya no lo será tanto si se coloca frente
a una roca del mismo color o frente a una casa. Un muchacho vestido de oscuro se
hace muy visible en un campo verde, pero no así colocado frente a una puerta
abierta, sobre el fondo oscuro del interior.
Demostrad también
el efecto del movimiento. Colocad a varios Scouts medianamente ocultos entre
arbustos y mostrad cuán difícil es dar con ellos mientras permanecen
quietos.
Practicad cambiar
rápidamente de escondite; arrastrarse en zanjas, detrás de unas lomas y de un
arbusto a otro.
Ensayad acechar
durante el crepúsculo. Algunos de los juegos propuestos pueden practicarse en la
penumbra del crepúsculo, o en la oscuridad. No principiéis a ensayar en una
noche muy oscura.
JUEGOS DE
ACECHO
La caza del
Scout
A un Scout se le da
tiempo de que se esconda y en seguida el resto se lanza en su busca. El primero
gana si no es encontrado, o si puede regresar al lugar de partida sin haber sido
tocado.
Llevar un
mensaje
A un Scout se le
ordena llevar una nota a cierto lugar o casa colocados a cierta distancia y en
un tiempo determinado. A otros Scouts, que simulan ser "hostiles", se les
advierte que no dejen llegar a ese lugar ningún mensaje, para cuyo objeto
deberán esconderse en distintos sitios desde donde puedan capturar al mensajero.
Pera poder declarar que el mensajero ha sido capturado, dos Scouts deberán
tocarle antes de que llegue al lugar de su destino.
Acecho del
venado
El Guía de ¡a
patrulla actúa de venado, pero no deberá esconderse, sino permanecer de pie y,
si gusta, puede moverse de cuando en cuando.
Los Scouts de su
patrulla tratan de encontrarle, y cada uno a su manera, hace lo posible por
llegar hasta él sin ser visto.
En el momento que
el Guía descubre a uno de sus perseguidores, lo llama por su nombre, ordenandole
quedar fuera del juego por haber sido descubierto. Después de cierto tiempo, el
Gula grita: -Alto! Y todos se ponen de pie, ganando el que se encuentre más
cerca del Guía.
Este mismo juego se
puede emplear para practicar el andar sin hacer ruido, vendándole los ojos al
juez. De preferencia, esta práctica debe hacerse en un lugar donde haya ramas u
hojas secas o grava. El Scout puede empezar el acecho a unos cien metros del
Scout vendado, y hacerlo rápidamente, digamos, en minuto y medio, tocándole sin
ser sentido.
Asalto a la
bandera
De cada lado se
colocan una o dos patrullas.<
>Cada lado
constituye un puesto avanzado dentro de una cierta área en que hay que proteger
tres banderas (si se juega de noche, en vez de banderas, se usarán tres
linternas colocadas a sesenta centímetros del suelo), plantadas a no menos de
doscientos metros (de noche cien metros), El puesto que las protege tendrá a sus
Scouts escondidos, ya sea todos juntos o diseminados por parejas. Después
enviará algunos Scouts en busca de informes del enemigo y sus posiciones; y una
vez recabados éstos, se arrastrarán hasta ellos, ocultándose hasta conseguir
hacerse de las banderas y llevarlas a su puesto. Un Scout no puede capturar más
de una bandera.
>He aquí la
distribución general del puesto de defensa:
/ |
/ |
/ |
/ |
Por cada bandera o lámpara capturada | 5 puntos |
Por cada informe o plano de la posición enemiga | 5 puntos |
Por cada informe de movimiento de las patrullas de reconocimiento | 2 puntos |
Ensayad estos medios de acechar. Manteneos tan pegado al suelo como
sea posible.
Se necesita mucho tiempo y paciencia para poder llegar a acechar a los
animales salvales de manera de poder observar sus hábitos, sin
alborotarlos.