ESPECIALIDAD DE DOMÉSTICO
Ayuda a las madres
No hay necesidad de
decir a un Lobato cómo ayudar a su madre; el amor es el único que le puede
enseñar esto. Además, cada madre tiene ideas distintas a este respecto. Toda
madre que ve que su hijo desea hacer cuanto puede en casa le encontrará
seguramente algo que hacer. Así pues, aprended primero a tener un verdadero
deseo de servir a vuestra madre, después demostrádselo. El resto lo hará
ella.
Limpiar la chimenea
Cuando vosotros
hayáis quitado las cenizas y demás desperdicios, deberéis coger un cepillo duro
y con él quitar el hollín de la parte de atrás y de los lados de la chimenea.
enseguida podréis barrer el piso. Luego podréis untar ligeramente con alguna
sustancia, las barras y demás partes metálicas, puliéndolas con un cepillo. Esto
seguramente os tomará algún tiempo y además requiere también fuerzas; pero no lo
deberéis abandonar hasta que no hayáis obtenido en todas estas piezas suficiente
brillo, semejante al que vosotros obtenéis cuando pulís vuestros propios zapatos
y botas.
Preparar el té
Cualquiera puede
preparar una taza ordinaria de té, pero muy pocos son los que harán una buena
taza de té. Para ello lo primero que deberéis hacer es lavar bien la marmita,
llenándola con agua nueva y fría hasta la coladera del pico.
Enseguida le
pondréis agua para que hierva. Cercioraos, después de que la tetera está limpia
y seca. Calentadla un poco con agua caliente antes de que la marmita hierva.
Poned en la tetera una cucharadita de té por cada persona y una extra por cada
tres, pero si son muchas entonces deberéis poner algo menos de una cucharadita
por cada una, observad con cuidado la marmita para que en el momento en que
hierva, es decir que ya haga burbujas o arroje vapor por el pico, la quitéis
inmediatamente de la lumbre vertiendo el agua en la tetera. La mejor manera de
cerciorarse de que la marmita está hirviendo es poner una varita o el mango de
una cuchara contra el asa y si sentís que vibra como lo haría un motor en
miniatura, sabréis que el agua está hirviendo. Después dejad que la tetera
permanezca por un minuto cerca del fuego y ya estará listo el té para
servirse.
Freír huevos
Romped el cascarón
con cuidado vaciando el contenido en una taza. Cuando la grasa está hirviendo en
la sartén, verted el huevo en ella suavemente para que no se rompa, cuidad de
que la grasa rodee bien el huevo usando para ello un cuchillo, y si el huevo se
pega levantadlo con el cuchillo para que la grasa pase por debajo de él. No
pongáis demasiada grasa en la sartén, nada más la suficiente para que cubra toda
su base al derretirse.
Para hervir huevos
en agua, romped el cascarón y verted su contenido en una taza y luego con mucha
suavidad volved a verterlo en agua hirviendo sacándolo enseguida, quitadle el
agua sobrante y ya estará listo para colocarse sobre una tostada. Una o dos
gotas de limón agregadas al agua harán que el huevo quede más firme.
Mondar y hervir patatas
Para mondar y
hervir patatas, en forma correcta, lavad las patatas primero, luego mondadlas y
quitadles los ojos con la punta de un cuchillo, enseguida colocadlas conforme
las hayáis terminado, en una cacerola con agua limpia y tenedlas listas para
cuando las necesitéis. Para hervirlas, colocadlas en agua fría con un poco de
sal, pero si son patatas ya viejas pondedlas en agua hirviendo con un poco de
sal; en los dos casos hervidlas hasta que se sientan suaves al picarlas con un
tenedor. Tirad el agua y poned la cacerola sobre la estufa por un minuto. Esto
último para secar las patatas y para darles mejor sazón.
Lavado de trastos
Este trabajo da
idea de ser sumamente tedioso. Pero también hay una manera apropiada de
desempeñar los trabajos tediosos. Para hacerlo bien y en forma agradable
deberéis proveemos de una jofaina o recipiente lleno de agua limpia y caliente,
a la cual se agrega jabón o polvo detergente, un estropajo y un trapo de secar,
limpio. Principiad siempre por lavar las cosas que estén más limpias, como las
cucharas y los tenedores, los platos pequeños, las tazas de té, etc., y al
último los platos grandes y los cuchillos. Los vasos deberán limpiarse con agua
fría y pulirse con un trapo seco.
Lavado de las ventanas
Si las ventanas
están demasiado sucias conseguíos alguna substancia para blanquear, y con un
trapo mojado en dicha substancia, recorredlas hasta cubrirlas bien con ella.
Cuando ésta se haya secado quitad el polvo con un trapo seco y pulidlas con
franela o gamuza. Otro sistema es lavar las ventanas con una gamuza mojada y
después pulirlas con otra seca. Nunca lavéis las ventanas mientras el sol dé en
ellas, pues no podréis cercioraros de si están bien limpias o no.
Limpieza y pulimento de objetos de metal
Los cuchillos se
limpian generalmente con polvo de tiza. Frotadlos lo más que podáis, es el mejor
consejo que yo puedo daros, lo mismo os digo de los objetos de metal para los
cuales podéis usar algún líquido de los que se venden para el objeto.
Limpieza y pulcritud
La mejor prueba de
que los Lobatos son buenos ordenanzas domésticos será que conserve limpia la
cueva de su Manada, la cual deberá ser una maravilla de limpieza y pulcritud.
constituyendo la envidia del Jefe de Tropa. el cual desearía que sus Scouts
hubieran obtenido esta Especialidad para que hubieran aprendido a tener
verdadero amor al orden.
Otra prueba
consistirá en el aspecto que guarden los zapatos y botas de los Lobatos todos
los días y no sólo en las grandes solemnidades. Pero sobre todo habrá que tener
en cuenta la opinión de las mamás, cuando el jefe de Manada las visite, pues el
muchacho que se haya hecho acreedor a la Especialidad arrancará de su mamá el
comentario espontáneo de que no hay nada en el mundo que haga a un muchacho más
cortés, más servicial y más educado que la Manada de Lobatos.
Estas pruebas son
continuas, no se pasan por medio de una prueba. pero, por supuesto, habrá
también que tener algún examen. Así pues, los Lobatos hagan que su Sinodal
realmente guste de la taza de té que le preparen y que se ponga de buen humor al
examinar la chimenea, las ventanas y aun las patatas preparadas por
vosotros.
No hay necesidad de
sugerir juegos por medio de los cuales los Lobatos puedan practicar estas cosas.
Se oye con frecuencia hablar de que los niños juegan a la casita, pero los
Lobatos no necesitan jugar, ellos hacen las cosas real y verdaderamente. El
hacerlas los fascina más que cualquier juego.
Regresar a la página anterior