PARTE III - OBJETO Y MÉTODO DEL ADIESTRAMIENTO DE LOS LOBATOS



No os asustéis por la longitud de estas sugerencias, pues solamente deseo que ellas sirvan de ayuda a los principiantes.

Objeto del adiestramiento de los Lobatos
Nuestro objeto, al hacernos cargo del adiestramiento de los Lobatos no es solamente un pasatiempo agradable para los Jefes de Manada y para los muchachos, sino más bien aumentar la eficacia de los verdaderos ciudadanos de nuestro país.

El adiestramiento de los muchachos en el pasado ha demostrado ser inadecuado para los requisitos de la época, ya que el dinero que los contribuyentes pagan por la educación de los niños, para que éstos se conviertan en ciudadanos útiles, ha sido sobrepasado por el que tienen que pagar para sostener a la policía, las prisiones, las obras de beneficencia, etcétera, debido al fracaso de dicha educación.

Si el adiestramiento hoy en día no es tan bueno como es de desearse, menos lo será en el futuro y es precisamente el futuro lo que nos debe preocupar.

Está reconocido que la formación del carácter es de mayor importancia que la mera instrucción de libros para la formación de ciudadanos útiles; y sin embargo, no existe ningún esquema práctico para incluirlo en la educación, siquiera en forma equivalente a la mera instrucción.

La eficacia ha sido definida como algo que "puede calcularse por la cantidad de vigilancia que un hombre requiere para cumplir con sus obligaciones". Pero esto, por supuesto, se aplica solamente a la eficacia moral, siendo así que la eficacia física es también del mismo valor en el complemento de la eficacia de un hombre como ciudadano.

La salud física y cómo desarrollarla deberá formar parte de los conocimientos necesarios para la educación tanto como lo es la parte literaria, científica y técnica. Las miles de horas y los millones de pesos que se pierden anualmente en huelgas y paros, son nada en comparación con los millones de pesos y horas que se pierden por ineficacia física remediable si se le ataja oportunamente.

Nuestro adiestramiento para los Lobatos, por tanto, está dirigido hacia esos dos fines principales mostrados en forma esquemática al principio de la Segunda Parte.

Se lleva al cabo en la época más importante de su vida, cuando son más amoldables tanto en su cuerpo como en espíritu para recibir una dirección adecuada.

Con cimientos construidos en edad tan temprana, podemos esperar que las subsecuentes estructuras sean más satisfactorias, especialmente si se tiene en cuenta que forman parte de un sistema progresivo continuado y mantenido durante el período de su adiestramiento Scout, de tal manera que cuando lleguen a los años de la discreción, el atletismo saludable, acoplado al carácter, será el hábito de la mayoría, en vez de ser el entrenamiento de unos cuantos.

Las Manadas de Lobatos están diseñadas para ser la rama menor del Movimiento Scout, dando cabida al deseo de multitud de muchachos pequeños que no tienen la edad deseada para ser Scouts.

No conviene poner a estos pequeños a realizar las mismas proezas y a pasar las mismas pruebas que los mayores, especialmente en compañía de éstos, ya que así se haría que se sobrepasaran tratando de competir con ellos, al mismo tiempo que los muchachos más grandes no gustan de mezclarse en sus empresas con los más pequeños. Por estos motivos es pues, mejor y más conveniente tenerlos separados.

El adiestramiento de los Lobatos es diferente al de los Scouts, pero sirve de escalón para éstos.

El carácter de un muchacho no está firmemente asentado a los 11 o los 12 años de edad y esto lo debe tener presente el Jefe de Manada, pues de lo contrario estará defraudando a sus muchachos si no los prepara para continuar en los Scouts. Un muchacho posiblemente perderá en corto tiempo mucho de lo bueno que ha ganado como Lobato, si este trabajo se descontinúa antes de que él pueda distinguir claramente el bien del mal.

Una Manada normal no constituye una organización por separado, sino que es parte de un Grupo Scout. El Jefe de Manada deberá trabajar en cooperación íntima con los Scouters, Scouts y Rovers Scouts. Deberá hacer ver con claridad a cada muchacho nuevo y a los padres de éstos, que la Manada es solamente la antecámara de los Scouts, manteniendo constantemente delante de los ojos de los Lobatos el ideal de un Scout mejor.

Al frente del Grupo hay un Jefe de Grupo encargado de supervisar todas las Secciones del Grupo, pero que delega las responsabilidades particulares y los detalles del manejo de cada Sección en el encargado de ellas. El Jefe de Manada es pues, responsable ante el Comité de Grupo de la conducta y administración de la Manada. Formará parte del Consejo de Grupo compuesto por todos los Jefes que posean certificado y que estén encargados de desarrollar el programa de Grupo, como un todo.

La Ley de la Manada y la Promesa son más sencillas que las del Scout, ya que no sería propio pedir a un niiío cargar con los deberes y promesas que no entiende ni puede llevar al cabo. Los Jefes de Manada deberán, por supuesto, enseñar a cada uno de sus muchachos en forma sencilla y práctica, y después de consultarlo con sus capellanes, lo que significa la promesa de "Cumplir sus deberes para con Dios", dándoles además toda aquella instrucción religiosa y moral que ellos juzguen necesaria para preparar a un Lobato para convenirse en un Scout.

Método. Nuestro método de adiestramiento consiste en educar de adentro para afuera en vez de instruir de afuera para adentro; ofrecer juegos y actividades que a la vez que atractivas para los muchachos pequeños, los eduquen seriamente moral, material y físicamente.

Nuestro propósito, como ha escrito Fisher, es alentar "No tanto la adquisición de conocimientos como el deseo de adquirir esos conocimientos".

En otras palabras, el Jefe de Manada debe entusiasmar al muchacho en la dirección correcta. Actuando dentro de estos principios reducirá considerablemente sus preocupaciones de llegar a la meta y obtener una Manada de muchachos elegantes, listos y capaces.

Este es el mejor medio por el cual el maestro moderno obtiene mejores resultados que el maestro anticuado, ya que desarrolla un muchacho más eficaz que doctrinario; con más carácter y menos erudición, que es lo que hoy día cuenta para el éxito en la vida.

Eficacia no quiere decir habilidad para hacer dinero, sino inteligencia y capacidad para vivir una vida libre próspera y feliz.

Predicar "No lo Hagas" es incitar al mal. Lo que hay que hacer es infundir el espíritu apropiado; lo que la pólvora es al disparo es el espíritu a la acción.

La instrucción moral directa, -como el ejercicio- produce un venero agradable, pero si debajo de él no existe un carácter bien templado, no resistirá la prueba.

Lord Morley ha dicho: "Es bien conocido de los sabios y un acertijo para los tontos que al inculcar directamente la moral resulta invariablemente un instrumento sin poder y un método fútil."

El viejo sabio Platón, hace mucho, nos puso la muestra en educación, muestra que apenas hoy empieza a ser seguida, cuando dijo que en todo niño existe el bien innato y que el objeto de la educación debe ser desarrollar este instinto natural hacia la virtud por medio de prácticas adecuadas. No mencionó la lectura, ni la aritmética como esenciales, pero en cambio sí habló de ensanchar los instintos naturales y el carácter, por medio de prácticas y no con meros preceptos.

El niño promedio (si es que existe), no desea permanecer sentado pasivamente recibiendo instrucción teórica. Lo que él desea es estar activamente ejecutando en la práctica y es esto lo que constituye la palanca esencial que tiene todo maestro al alcance de sus manos.

Lo primero, por tanto, es estudiar al muchacho mismo, saber lo que le gusta y lo que le antipatiza, conocer sus buenas y sus malas cualidades y enderezar su adiestramiento en buena dirección.

La actitud del Jefe de Manada
Hay dos puntos fundamentales al tratar con Lobatos. Lo primero es que solamente puede esperar tener éxito con ellos el hombre que logra convertirse en "su hermano mayor"; el oficial que da órdenes no sirve y el maestro de escuela es un completo desastre (aun cuando ni uno ni otro lo reconocen así y lo confiesen). Este hecho, sin embargo, está siendo comprobado diariamente por nuestros Jefes de Manada, muchos de los cuales, por supuesto, son damas.

Por hermano mayor quiero decir alguna persona que pueda colocarse en términos de camaradería con sus muchachos, que tome parte en sus juegos, que retoce con ellos, y así, gane su confianza colocándose en la posición esencial para enseñarlos con su propio ejemplo, guiándolos con él en la dirección apropiada, en vez de convertirse en el dedo que señala el camino, con frecuencia demasiado alto para ellos.

Por favor no me mal interpretéis o imaginéis que pido al Jefe de Manada ser suave y complaciente. Muy lejos de esto, la camaradería necesita firmeza y rectitud si se quieren obtener resultados perdurables.

Modo de ser de los Lobatos
El segundo punto que hay que reconocer, aun cuando sea de primera importancia, es que el niño de 7 a 10 años es muy diferente del de 11 a 15. No quiero decir con esto que el cambio se haga de golpe a los 11 años, pero los muchachos más jóvenes crecen en cuerpo y en inteligencia más aprisa relativamente que los más grandes, y la transición gradual se efectúa aproximadamente a esa edad, en la mayoría de los muchachos.

Fases de crecimiento
6 a 8 -instinto dramático. Tratan de aparentar;

8 a 11 -individualidad dominante y rivalidad;

11 a 15 - adoración de héroes y cooperador leal.



Se puede dar como un hecho que los muchachos a la edad de los Lobatos tienen las siguientes propensiones: a mentir, a ser egoístas, a ser crueles, a ser fanfarrones, a ser farisaicos; pero se puede reconocer también a primera vista que estos atributos no nacen de la malicia sino que son un resultado natural de actitudes peculiares a su inteligencia. Hay que reconocer que mientras el muchacho más grande -el de edad Scout- está lleno de la idea de trabajar en pandilla bajo la dirección de un buen Guía y en competencia con otras pandillas y especialmente en trabajos caballerescos, el muchacho más pequeño, que apenas emerge de la edad infantil, tiene más individualidad, como si estuviera mejor centrado por el hecho de que por primera vez se encuentra ejecutando actos por sí mismo, ansioso de hacer las cosas él solo, de construir cosas y en el momento que adelante un paso en cualquier cosa, está listo para mostrarlo.

Acaba de salir de la edad de los juguetes y se encuentra todavía mucho en el campo de la farsa. Por tanto está en la época más moldeable de su vida.

Por tal motivo hay muchas simientes del mal que comienzan a despuntar en él, listas para crecer en mala dirección; pero fáciles de ser controladas y adiestradas para el bien.

La cuestión que a muchos de nosotros nos conturba es cómo llevar al cabo esta empresa.

Es evidente que el Jefe de Manada debe ser rápido para reconocer estos malos instintos dondequiera que ellos despunten. El procedimiento usual seguido por los padres, que han olvidado ya su infancia, es tratar de reprimir estas propensiones, en los casos raros en los que han sido suficientemente listos para reconocerlas; pero la represión es lo peor que se puede hacer, es cortar los brotes y hacer que salgan por todos lados en peores condiciones; tienden a hacer que el niño mienta con más finura, que esconda su egoísmo y que ponga un velo más espeso a su hipocresta.

Las cualidades que se notan en estas tres etapas, pueden sintetizarse como sigue:

Hasta los 7 años

De 7a 11 años

Después los 11 años

DRAMÁTICO

RIVALIDAD PERSONAL

COOPERACIÓN

Naciente ingeniosidad
Aparentar
Historias de duendes, etc.
Humor extravagante
Individualidad
Ingeniosidad
Curiosidad
Anhelo de nuevas experiencias
Absorción para nuevos juegos
Coleccionador de
  estampillas, recortes,
  etcétera.
Retozo
Inquietud mental
Inquietud física
Crueldad
Afán de lucir
Cuentos de actos de valor.
Ingenio
Inventiva
Juegos con reglamento
Juegos de equipo
Disciplina
Admiración del heroísmo
Romance
Aventuras
Actividad
Sensibilidad
Nacimiento de la conciencia
Lástima
Buen humor
Simpatía.


Los niños pequeños tienen la tendencia a ser rimbombásticos y por lo tanto a mentir sin mala intención, pero es necesario curar este hábito en sus primeras etapas antes de que llegue a ser incurable.

Para curarlos de decir mentiras, cuando los pilléis en una de ellas, no los regañéis sino simplemente hacedles saber que no habéis sido engañados. El desprecio conquistará a algunos muchachos y el ridículo ciertamente curará a otros. Cuando vuelvan a tratar de mentir hacedles algunas indicaciones suaves que les demuestren que no os habéis olvidado de la primera mentira, es casi seguro que esto causará buen efecto.

Pero al mismo tiempo tenéis que poner mucho cuidado de no estarles recordando sus faltas pasadas; por el contrario, que vean que confiáis en ellos y que tenéis fe en que se sobrepondrán a estos signos de debilidad.

El desinterés puede enseñárseles a los niños en forma práctica, acostumbrándolos a hacerse regalos unos a otros.

Los pequeños, por naturaleza, no pueden estarse quietos por diez minutos, mucho menos durante horas como se les exige en la escuela.

Debéis recordar que ellos sufren de "Comezón del crecimiento, tanto moral como físicamente". La mejor medicina para curarlos es cambiar de asunto, dejándolos salir a correr o haciéndolos bailar una danza guerrera.

En materia de atletismo no os contentéis con dejarlos caminar sin ruta, haciendo las cosas como se les ocurra; ayudadlos con vuestros consejos y si no sois obesos, con vuestro ejemplo también. Enseñadles a correr, a saltar, a lanzar la pelota, a dar volteretas, a coger la pelota, etc.

Esto es mejor, aun física y mentalmente para los muchachos, que la gimnasia sueca, ya que constituye una preparación para el trabajo que tendrán que desarrollar en sus juegos, etc., y que tiene igual valor para fortalecer sus órganos y músculos por medio de un proceso natural.

La relación entre el Jefe de Manada y el Lobato tiene su analogía en el cuidado que la madre loba tiene de sus lobeznos, tal como lo describe W.J. Long en su libro "Northen Trails", un libro del cual pueden extractarse muchas historietas encantadoras sobre los lobatos en la selva, para referirlas a nuestros Lobatos en su Cueva.

Respecto a la madre loba escribe lo siguiente:

"En las tardes brillantes y en los crepúsculos largos durante el verano, guía a sus lobeznos en pequeñas jornadas para que cacen por sí mismos. No los lleva a cazar un gran reno o una astuta zorra como podríais vosotros suponer, es más bien ratas y ratones o aún pequeños ciervos, que es el límite de la ambición de la madre para sus pequenos... Es sorprendente ver lo pronto que los lobeznos aprenden que la caza no debe cogerse como quien coge cerezas y cambian su estilo, cazando arrastrándose, en vez de hacerlo al descubierto, de tal manea que hasta un puerco espín se de cuenta; esconderse detrás de las rocas y arbustos hasta que llega el preciso momento y entonces se precipitan de golpe sobre una chocha y otro animal por el estilo.

"Un lobo que no puede coger un chapulín no tiene derecho a cazar conejos; tal parece ser el motivo inconsciente que guía a la vieja madre en las tardes de sol a no recurrir a las espesuras donde hay caza en abundancia y la hace llevar a sus lobeznos a las planicies asoleadas, a la orilla de los eriales de los renos.

"Allí durante horas enteras se dedican a la caza de chapulines evasivos que corren a troche moche sobre el pasto seco, saltando para coger al vuelo una pieza con sus patas, como si fueran gatos, o tirando dentelladas salvajes para agarrarlos con su hocico, para caer de nuevo al suelo, evitando hacerlo de cabeza, por medio de contorsiones.

"Continuando con expresión festiva y nariz aguzada; como interrogación, en busca de otros chapulines.

"Negocio bien pequeño y con frecuencia ridículo es éste, de la caza de chapulines".

Por lo menos así nos parece a nosotros y así también probablemente a la vieja y sabia madre que conoce todos los sistemas de la caza, desde los grillos hasta los renos y desde los gorriones hasta los patos silvestres.

Pero el juego es el primer gran educador -esto es tan verdadero en los animales como en los hombres- y para los lobeznos sus carreras a troche moche tras los chapulines hacen tan entusiasta la caza de un venado y tan llena de sorpresas, como la caza por entre la nieve suave tras de una cría recién nacida de linces.

Y aun cuando no lo sabían, habían aprendido durante aquellas tardes placenteras, muchas cosas que les serán útiles todos los días de su existencia.

Así pasa con los Lobatos, nosotros les enseñamos cosas pequeñas, jugando, que algún día les serán útiles para llevar al cabo obras en serio.

El gran principio para tratar con una Manada de Lobatos, y por medio del cual los Lobatos pueden ser atraídos y sus errores remediados, es convenirse en una famiia feliz.

Los niños necesitan hacer ruido: dejad que lo hagan. Cuando jueguen dejad que jueguen de corazón. Si el Jefe de Manada tiene suficiente sentido común, organizará su programa de esa manera.

La risa es esencial y ya hemos dicho que los Scouts deben ser adiestrados para sonreír. Con los Lobatos no solamente es necesario una sonrisa, sino una risa ruidosa. La risa es el antídoto para muchas de sus maldades sobre todo en los pequeños, les ayuda a hacer su compañía agradable y a tener criterio amplio. El muchacho que ríe mucho, miente poco.

CÓMO DIRIGIR UNA MANADA
Habiendo considerado el carácter del muchacho y el espíritu en el que hay que trabajar con él -primer escalón de importancia hacia el éxito de su adiestramiento- permitidme ofreceros unas cuantas sugerencias sobre la organización y adiestramiento de la Manada.

Contentaos con empezar con unos cuantos muchachos. Hay la tendencia de principiar con una Manada grande. Hacerlo así es un error.

Lo primero que tenéis que hacer es dar el tono en pequeña escala; tener un puñado de levadura para hacer el pan. Y, aun entonces, no tratéis de formar una Manada grande. Estoy convencido, por experiencia, que 18 es el máximo que puedo atender personalmente. Teniendo en consideración que vosotros tendréis mayor capacidad que yo, juzgo que 24 es el máximo que cualquier hombre bien dispuesto puede adiestrar adecuadamente.

Por supuesto que vosotros podréis con facilidad hacer marchar 120 muchachos, pero eso no es adiestrarlos.

ORGANIZACIÓN
El Sistema de Seisena. La Tropa Scout está compuesta por Patrullas y la Manada por Seisenas.

Una Seisena se compone de 6 muchachos a cargo de un Seisenero, ayudado por un Subseisenero. Estos guías deberán tener solamente a su cargo la responsabilidad de guiar y adiestrar, siempre bajo la supervisión del Jefe de Manada. Un Seisenero no es un Guía de Patrulla más joven, y no debe confiársele el adiestramiento de la Seisena.

La mayor parte de los Jefes de Manada consideran que un Seisenero debe haber obtenido su Segunda Estrella antes de que se le ponga su segunda cinta y que un Subseisenero por lo menos deberá tener su Primera Estrella.

Un Seisenero podrá ser denominando Primer Seisenero. si así se desa y usar tres cintas.

Los Jefes de Manada deben tener su Consejo de Manada o Consejo de la Roca y una Reunión de Instrucción de Seiseneros. El Consejo está compuesto por el Jefe de Manada, el Subjefe, los Seiseneros y algunas veces los Subseiseneros. Es un cuerpo que se reúne con regularidad, pero sin etiqueta, y que en su junta traza y discute los planes de la Manada dando oportunidad al Jefe de Manada para corregir y alabar a sus guías.

La Reunión de Adiestramiento de Seiseneros generalmente va después del Consejo de la Roca, durando ambas tres cuartos de hora. En ella se resvisan los trabajos antiguos y se ejecutan nuevos. Como la mayoría de los Lobatos tienen memoria corta y defectuosa, el Jefe de Manada que desee tener buenos ayudantes, pues tal cosa son en realidad los Seisenetos, deberá concederles esa oportunidad.

Reuniones. Las Reuniones deben ser tan frecuentes como sea posible. en días y horas fijos. La puntualidad por parte de los niños debe ser una prueba tanto de su obediencia como de su deseo de no perder algo bueno. La puntualidad de parte de vosotros es más necesaria aún.

Preparad vuestro programa de trabajo de antemano

No deberá haber pausas para pensar qué se va a hacer enseguida, no deberá tampoco tenerse de ociosos a los muchachos en ningún tiempo. No tengáis a ninguno de mirón o esperando su turno. Todos los Lobatos deben estar ocupados todo el tiempo, en trabajo o en juegos. Recordad que la imaginación a esa edad no puede detenerse en una cosa por largo tiempo. Los cambios frecuentes, con variedad y contraste, deberán ser el distintivo de vuestros programas. Jugar es la cosa más importante en la vida de un niño, por tanto tenedle muchos juegos que le satisfagan y distraigan.

Insistid en la elegancia y en las cosas pequeñas -por alabanza y no por castigo- en los detalles del vestido, en la limpieza de las botas, en la manera alerta de su porte y en su prontitud para saludar.

Por ningún motivo hagáis ejercicios militares. La única formación aceptada en los Lobatos es el círculo y no por rangos, siendo fácil formar el círculo de los Lobatos se acostumbran desde un principio a atender la llamada de "Manada, Manada, Manada".

Las Reuniones deberán principiar y terminar con el Gran Clamor y el siguiente programa será solamente un ejemplo de lo que se ha visto que da resultado.

Principio: Gran Clamor.
5 minutos: Inspección del Uniforme, etc. Colectar las cuotas.
10 minutos: Un juego activo mental y físico; por ejemplo:
Carreras de Relevos.
15 minutos: Adiestramiento de las Seisenas por Seiseneros, bajo la supervisión de los Viejos Lobos.
10 minutos: Juegos sosegados.
10 minutos: Adiestramiento impartido directamente por los Viejos Lobos.
5 minutos: Un juego sosegado.
5 minutos: Una historieta.
Fin: Cualquier ceremonia. Gran clamor.


Ceremonias: Las dos ceremonias grandes de los Lobatos son la Promesa y su paso a los Scouts. Estas nunca deberán llevarse al cabo en forma accidental. Trazad de antemano un programa de acuerdo con la Sexta y la Décima Dentelladas. El Jefe de Manada podrá hacer las variaciones que juzgue sugerentes para él y sus Lobatos, siempre y cuando los lineamientos generales coincidan con los descritos en esas Dentelladas y que se tenga especial cuidado de que las ceremonias puedan ser entendidas por los Lobatos. Un programa demasiado complicado generalmente significa un programa molesto. La sencillez y la solemnidad deberán ser las notas salientes en las ceremonias de los Lobatos.

Padres de familia. Una gran ayuda para el éxito consiste en poneros en contacto con los padres de vuestros Lobatos, consultar sus ideas, y muy esencialmente interesarlos explicándoles los diferentes pasos que vais dando. Deberéis visitarlos por lo menos una vez al año, invitarlos a las fiestas de la Manada y a sus campamentos, obteniendo su ayuda para los trabajos de los Lobatos en casa.

Registros. Cada Manada deberá tener un registro llevado cuidadosamente. en el cual estará inscrita la historia de Lobato de cada uno de sus miembros -aun un simple libro de registro o un simple diario es de interés para ser leído en el futuro. Cada Seisenero puede tener un libro en el que anote la asistencia y las cuotas de sus Lobatos, pero uno de los Viejos Lobos deberá revisarlo.

Finanzas. El Jefe de Manada deberá ver que se lleven cuentas en la Manada en las que se anoten las cuotas. Los muchachos tendrán derecho de inspeccionarlas. Conviene encargar a alguien permanentemente de este asunto, coordinándolo con las demás Secciones del Grupo. Si se reciben cuotas de fuera, deberá constituirse un Comité, probablemente en asociación con el Grupo, para que se encargue de ellas.

ADIESTRAMIENTO
Referir historietas. El Jefe de Manada puede obtener la completa atención de sus Lobatos en cualquier tiempo refiriéndoles una historia, y por medio de ella les puede inculcar cualquier lección que desee. Es una forma de dorar la píldora. que nunca falla. siempre y cuando el relator tenga algunas facultades para ello.

Hay algunos puntos acerca de este arte que hay que observar con puntualidad.

Os recomiendo el uso del sentido común y una poca de atención a la naturaleza de los niños. La historia debe contarse en una forma fácil, sin amaneramiento y con algún acompañamiento dramático: la voz chillona de una vieja, la voz llorona de un chacal, la voz insidiosa del tigre y accionando con las manos para ilustrar cómo se arrastra la serpiente y con los puños cuando se trata de un combate. Debe, sin embargo, tenerse siempre cuidado de no exagerar, para que la atención de los Lobatos no se dirija más a la acción que a vuestras palabras.

Sobre todo no permitáis que el hilo de la historia se interrumpa en el momento en que todos están ansiosos de oír la parte culminante -no hagáis a la audiencia ni permitáis que ésta os haga ninguna pregunta- llevadlos de continuo hasta el suspiro producido al final, cuando su curiosidad haya sido satisfecha.

Ocasionalmente será un buen plan leerles un cuento. Si esto se hace con propiedad, los Lobatos apreciarán el valor de los buenos libros. Contarles un cuento es siempre mejor que leérselos.

Piezas de teatro. Otra forma muy popular y de gran valor en la educación del carácter es la de las representaciones de piezas teatrales.

Algunas veces resulta de utilidad en conexión con las historietas contadas. Casi es innecesario que trate de referiros los varios puntos de desarrollo que tal cosa entraña, tales como aprender a expresarse, concentrar el pensamiento. desarrollar la voz, desarrollar la imaginación, desarrollar la ternura, el buen humor, la disciplina, el equilibrio, la instrucción moral e histórica, quitarles lo pagado de sí mismos y así sucesivamente. El Jefe de Manada reconocerá todo esto por sí mismo en el momento en que se dé cuenta de la fuente de ayuda tan grande que son para él las representaciones y cómo los Lobatos, encontrándose en la idea de la ficción, le ahorrarán, por lo mismo, la mitad del esfuerzo. Las charadas y las representaciones improvisadas son en su estilo tan buenas como aquellas más estudiadas y ensayadas.

Juegos. En la Parte Primera he indicado solamente, en cada uno de los pasos del adiestramiento, uno o dos ejemplos de juegos y prácticas que de ninguna manera pueden tomarse como lista completa de ellos, dejando al ingenio del Jefe de Manada el completar esta materia.

Deberá siempre entenderse bien que en esa dirección están muchos de los medios que facilitan el éxito, especialmente si los juegos pueden enseñarse en relación con el beneficio moral y físico que se desee obtengan los niños, pudiendo agruparlos de acuerdo con algún principio más o menos parecido a éste:

Para disciplina y cooperación: Juegos de equipo tales como béisbol. fútbol, baloncesto, hockey, voleibol.

Para concentración de pensamiento y esfuerzo: Caminar sobre un tablón, coger una pelota, canicas, brincar de una piedra a otra, triscar.

Observación: Juego de Kim, coleccionar hojas, seguir una pista y rastreo.

De construcción: Volar un papalote o una cometa, construir modelos de aeroplanos, modelos de Seisena.

De adiestramiento de los dedos: Nudos, palomas de papel, cuadros de combinación (para mamparas o libros de recuerdos).

Ejercicios físicos: Trepar a un palo, hacer el cojo, lanzar una pelota, saltar la cuerda, dar maromas y carreras de relevos de todas clases.

Vista: Modelos de cerca y de lejos, acertando cuántos son, y así sucesivamente. Cuando los juegos se usan con esta finalidad, como educativos para los niños, tienen el mismo valor que muchas horas pasadas en la escuela.

Acantonamientos: Es ésta la oportunidad más valiosa en el estudio de los Lobatos, pues en unos cuantos días de acantonamiento sabréis más acerca de ellos, que en todo un mes de reuniones ordinarias, además de que podréis ahí influenciarlos en asuntos de carácter, de limpieza y de salud, de tal manera que forméis en ellos hábitos perdurables.

No deberéis olvidaros jamás, sin embargo, de que el acantonamiento es una de las responsabilidades más grandes que un Jefe de Manada puede echarse a cuestas. No es cosa ligera sacar a los niños de sus casas, para hacerse uno responsable de ellos durante el tiempo que permanezcan a su lado.

Los campamentos no son esenciales para los Lobatos, como son para los Scouts. Es por tanto mejor, no intentarlos si vosotros no tenéis todas las facilidades y la experiencia necesaria para ello. En cualquier caso es de aconsejarse que solamente llevéis parte de la Manda, los niños más grandes y más de fiar. El acantonamiento no deberá durar mucho tiempo. Un acantonamiento largo es un esfuerzo demasiado grande para las personas que tienen sobre sí la responsabilidad del mismo; además de que hacerlo durar por tiempo largo mata el anhelo que los muchachos sienten por él. Una semana es el máximo de tiempo y un fin de semana largo, digamos del viernes en la noche a la mañana del martes o miércoles, es más que suficiente. Es también de aconsejarse no llevar a los Lobatos demasiado lejos de su casa. A una distancia corta la aventura es lo mismo de grande para ellos, y en cambio si los alejáis de sus casa, tendréis que enfrentaros a dificultades realmente serias en caso de presentarse alguna enfermedad o accidente.

No llevéis de acantonamiento a los Lobatos vosotros solos. Hay la posibilidad de que os las arregléis para atender un acantonamiento solo si todo sale bien; pero el éxito y la felicidad del mismo quedan expuestos a sufrir detrimento por ello y si algo serio sucede quedaréis colocados en una posición imposible. Un acantonamiento de Lobatos jamás debe ser dirigido por menos de dos personas, siendo además indispensable un adulto por cada 6 Lobatos que haya en el acantonamiento. El arreglo ideal es, por supuesto, contar con 3 adultos: uno que tenga a su cargo la dirección general del acantonamiento, otro que se encargue de la comida y un tercero de la diversión de los Lobatos.

Los acantonamientos mixtos no está permitidos, siendo sin duda malos desde todos puntos de vista.

En Pack Holidays and Cub Camping encontraréis un libro útil y completo sobre lo que hay que hacer y lo que hay que omitir en un acantonamiento.

Recordad que os constituís responsables de la seguridad, comodidad y salud de vuestros Lobatos y que no deberéis hacerlos víctimas de vuestra inexperiencia. Aprended a hacer detalles; no dejéis nada al acaso; y tanto como humanamente sea posible, preparaos contra accidentes e imprevistos, un buen acantonamiento puede ser de valor inextinguible para vuestros Lobatos. Un mal acantonamiento puede ser un constante reproche para vosotros, para vuestra Manada y probablemente para el Movimiento. Es mejor que adiestréis a vuestros niños por métodos posiblemente menos atractivos y más lentos que un acantonamiento y no poneros en peligro de hacerles daño.

Finalmente, no intentéis dirigir un acantonamiento hasta que no hayáis tenido experiencia y os deis perfecta cuenta de las dficultades y responsabilidades que con ellos se adquieren. Si podéis arreglaros alguna forma para asistir a un acantonamiento de una Manada bien administrada, hacedlo antes de organizar vosotros mismos un acantonamiento.

SUMARIO

La idea es:

Trabajos manuales: para el desarrollo de la aplicación, el ingenio, etc.

Estudio de la Naturaleza: para desarrollar el espíritu de observación, la religión y el espíritu de bondad para con los animales.

Juegos: para desarrollar la risa.. la buena inclinación y la camaradería.

Atletismo: para utilizar la emulación individual para el desarrollo físico.

Juegos de equipo: para desarrollar el desinterés, la disciplina y el espíritu de cuerpo.

En conclusión, permítaseme decir que en este esquema, por por mí sugerido, de propósito he dejado sin definir muchos detallas. No es sino un boceto sobre el cual el Jefe de Manada deberá edificar su propio curso de adiestramiento.

Esencial es que adquiráis el espíritu y la finalidad que aquí se indican. No deseo que los Jefes de Manada se sientan obligados por tradición, las reglas y el "silabus".

Su propia experiencia, su imaginación, el sentimiento de su niñez y su simpatía hacia los niños serán, naturalmente, sus mejores guías. El punto principal es no introducir el Escultismo directamente en el adiestramiento de los Lobatos. No está adaptado a ellos y trataría de quitarles la ambición de avanzar al grado superior de Scouts.

Yo espero, por tanto, que este manual sea de utilidad para los Jefes de Manada, no solamente sugiriéndoles la línea de actividades que deben seguir, sino también la razón para seguirla, mostrándoles además las dificultades con que tropezarán y que al principio les parecerán montañas y más tarde montecillos, y que el trabajo es tan fascinador para los Jefes de Manada, como de valor para las vidas jóvenes que ellos tienen bajo su cuidado y para el futuro bienestar de la Nación de la cual esos niños serán los futuros ciudadanos.



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