OBSERVACION Y DEDUCCION
"No lo sé, pero
falta una bolsa llena de azúcar y estaba aquí hace sólo unos minutos".
Un
rastreador nativo de la policía fue llamado y parecía como un trabajo imposible
para él distinguir las huellas del ladrón de las de docenas de otros pies
desnudos cercanos a la tienda. Sin embargo, empezó a trotar rápidamente hacia la
espesura. En algunos lugares iba sobre suelo rocoso pero nunca revisaba su ruta,
aunque no se veían huellas.
La gente se
preguntaba cómo podría encontrar al fugitivo. Sin embargo la persecución
continuaba. El viejo Blenkinsop resentía el calor y la carrera.
Al fin, el
rastreador se detuvo y vaciló habiendo perdido evidentemente el rastro. Luego
sonrió con el dedo la copa de un árbol cercano. Allí escondido entre las ramas
vieron un nativo con la bolsa de azúcar. ¿Cómo lo había descubierto el
rastreador? Su aguda vista había descubierto unos granos de azúcar que brillaban
en el polvo.
La bolsa se salía,
dejando un ligero rastro de estos granos. Siguió el rastro y cuando terminó la
espesura el rastreador notó una hilera de hormigas subiendo a un árbol. Iban
tras el azúcar, y él también, y así entre todos descubrieron al ladrón.
El viejo Blenkinsop
estaba tan contento que rápidamente abrió la bolsa y derramó azúcar como
recompensa para las hormigas.
Espero que también
habrá dado una palmada en el hombro del rastreador por su habilidad al usar sus
ojos para ver los granos de azúcar y las hormigas, usando su imaginación para
investigar por qué las hormigas subían al árbol. Cualquier persona que no fuera
un rastreador, nunca habría notado estos detalles.
Ahí es donde entra
el adiestramiento Scout.
Yo he conocido otro
caso en que las hormigas fueron útiles, de hecho no sólo fueron útiles, sino
salvaron la vida de varios hombres.
Éstos eran un grupo
de científicos que excursionaban en los desiertos de Australia, buscando plantas
raras y animales, reptiles e insectos.
En el desierto se
les acabó el agua. Durante horas vagaron, locos de sed y débiles por el
cansancio; parecía que, como otros exploradores anteriores a ellos, perecerían
de cansancio y sed.
Afortunadamente
vieron a una pequeña nativa. Le hicieron señas de que se morían de sed y querían
que les trajera agua. Ella señaló una hilera de hormigas que subían a un árbol
baobab (Este árbol tiene un gran tronco hueco que actúa como almacén de agua).
La pequeña recogió una larga vara de pasto seco, trepó a un pequeño agujero al
que entraban las hormigas. Metió un extremo de la pajilla en él y el otro en su
boca y aspiró. Así esta pequeñita del desierto enseñó a esos sabios caballeros
un poco de sabiduría que con todos sus años de universidad no habían aprendido.
Yo espero que si un Scout hubiera estado con ellos habría sabido eso, o que con
sus ojos e imaginación hubiera visto a las hormigas y adivinado por qué usaban
el hoyo del árbol.