VALOR
De los leones y
cazadores de leones
Ustedes conocen la
frase “Fiero como un león” pero nunca oimos decir “Fiero como un cazador de
leones” Aunque el valor de algunos cazadores nativos es difícil de
superar.
Te dije en el
capítulo anterior cómo si eres buen acechador y tienes audacia, te mantendrías
firme cuando un animal salvaje venga hacia ti, ya que puede ser no sólo para
verte bien, sino también para atacarte. ¡La dificultad está en saber a qué
viene! Así que necesitas también ser buen corredor o trepador de árboles por si
acaso...
Un gran amigo mío
resolvía esto a su manera. Era un cazador zulú y rastreabamos juntos un león,
siguiendo sus huellas.
Esto nos llevó a
una espesura de arbustos espinosos, muy semejantes a las matas de frambuesas de
Inglaterra, donde los animales habían hecho túneles para esconderse.
Mi idea era esperar
afuera y vigilar la salida del señor león. Pero Umpula pensaba diferente. Su
plan, que me explicó cuidadosamente, era que ambos entráramos y sacáramos al
león muerto, si era posible, Por supuesto. "Sí, Umpula, eso está muy bien, pero
¿cómo?".
"Bueno, usted se
arrastra en cuatro pies con su rifle listo, y yo lo sigo de cerca. Cuando vea al
león, apunte bajo de modo que su bala, Si no lo hiere, levante tal nube de polvo
que le impida vemos bien cuando se nos abalance. Yo protegeré a ambos con mi
gran escudo, y cuando salte sobre nosotros lo heriré en la panza con mi assegai,
y ése será el fin del señor león. Muy fácil, ve".
"Sí, oh sí, muy
fácil". Pero tenía una pequeña duda sobre si no era igualmente fácil para el
león, cuando viera a los hombres bamboleándose sobre su panza, en la espesura,
saltarles sobre ellos y hacerlos pedazos. La verdad, no me gustaba nada la idea
de Umpula. Pero aunque estés en un predicamento no debes mostrarlo. Entonces es
tiempo de silbar y sonreír. Así es que esbocé una forzada sonrisa, y con
rodillas y manos me arrastré por el negro agujero del matorral.
Ciertamente me
animó el hecho de que Umpula me seguía con su escudo cubriéndome como un techo.
Esto, aunado a la evidente astucia y valor del hombre, hizo nacer una chispa de
confianza en mí, así que me encontré yendo hacia adelante con la emoción de la
aventura.
Así seguimos
serpenteando por el oscuro túnel con sus múltiples salidas laterales, cualquiera
de las cuales podía ser el escondite del león.
Seguimos
arrastrándonos, yo iba con el corazón en la boca hasta que vimos un destello de
luz y pronto la abertura del túnel que nos llevaba a su desembocadura. "Todo
Bien, sonó en mi corazón, mientras mi lengua le decía a Umpula" "Qué pena, se
nos escapó".
Pero el hombre no
tenía sentido del peligro. Algunas gentes nacen así, la mayoría de nosotros no,
pero los más valientes de todos son los que, sintiéndose temerosos, conquistan
su miedo y no permiten que los demás lo noten. Al hacerlo así inspiras valor a
los que te rodean, quienes quizá no estén muy contentos.
Aquí en Kenya a los
jóvenes de la tribu Masai, como a los de otras tribus, se les enseña a ser
valientes aún a costa de sus vidas. Quisiera que tuviéramos esa enseñanza para
los scouts, aunque debo decir que muchos han mostrado que tienen ese valor sin
necesidad de que se les enseñe.
La escuela de los
Masai es, de hecho, una cacería de leones. Un grupo completo sale, armado cada
uno sólo con un assegai y un escudo. Cuando encuentran un león, los cazadores
forman un círculo amplio alrededor de él y se acercan gradualmente. El león
intenta salir en varias direcciones, pero siempre encuentra su salida cortada
por una barrera de hombres que avanzan hacia él.
El círculo se
acerca más y más, hasta que los guerreros están casi hombro con hombro. Al fin
el león ve que su única oportunidad es cargar y romper el cerco. Se lanza hacia
el hombre más cercano y posiblemente lo tira con su peso y lastima a uno o dos
más con sus garras, pero los otros lo hieren con sus lanzas con efecto
letal.
El primer hombre
que hiere al león, recibe su melena para usarla como un adorno distintivo en la
cabeza. Esto es considerado tan gran honor, como la Cruz de Bronce de los
Scouts, que todos están ansiosos de ser el primero en atacar al animal.
Consecuentemente, antes de que el león ataque, es atacado por los guerreros que
lo hieren aún a riesgo de ser muertos o gravemente heridos en el intento.