Mis pinturas favoritas

Es difícil escoger los 10 cuadros que más me han
gustado, incluso es bastante subjetivo pues la elección varía con las circunstancias del
mometo. Pero aquí os muestro mis preferidos.
Creo que El Bosco se adelantó a su tiempo.
Sus extraordinarios cuadros, precursores del surrealismo mas ambicioso, son sugerentes,
intrigantes y heterodoxos. Y "el jardín de las delicias" es uno de los
exponentes mas claros de su estilo. Lo podéis disfrutar en el Museo del Prado.
Creo que la última vez que estuve es el Prado me pasé media
hora disfrutando de Roger Van der Weyden. Es como si los personajes
"del descendimiento de la cruz" estuviesen esculpidos en el lienzo. Con
esos gestos en la expresión tan patéticos que contrastan con los colores vivos de la
ropa. Simplemente fascinante.
¿Quien no ha disfrutado alguna vez de la estética de lo
perverso? Los incendios siempre han sido un alarde de cromatismo para Turner.
Incendios vaporosos, turbadoramente destructivos. ¡Que placer disfrutar con la quema de
las naves de la intolerancia que durante 30 años han asolado la convicencia en el País
Vasco!. Algo así me vino a la cabeza cuando en 1995 visitaba la Tate Gallery en
donde está colgada "Peace: burial at sea".
Agua, nenúfares, un sencillo puente y miles de pequeñas
pinceladas de colores que te transmiten una sensación de relax. Por eso me gustan los
impresionistas franceses. Y el Museo D'Orsay es uno de esos sitios que uno no debe
perderse cuando visita la ciudad de la luz. Especialmente porque allí está, entre otros,
Monet.
No se lo que significa, pero me trae sin cuidado. Esa
explosión de colores apoyados en las formas geométricas hacen de este cuadro de Kandinski
uno de los que más me gustan de su obra. Si quereis ver una buena colección del pintor
ruso, pasaros por el Museo Guggenheim de Bilbao o por el Guggy de la 5ª Avenida en la
Gran Manzana.
Nada es lo que parece. Un estudio aparentemente sencillo
encierra todo un complejo análisis de la perspectiva, de la utilización de la luz, de la
composición... Por eso me gusta Vermeer y sus pocas obras. "El
geógrafo" es un cuadro magnífico, como magnífica fue la exposición
antológica de Vermeer en el palacio Mauritshuis. Algo irrepetible.
Es un cuadro inquietante, como su autor Van Gogh.
Quizás sea como una perspectiva diferente de la realidad, o como si sufriéramos el
"efecto barco" después de habernos pasado un poco con el gin-tonic. Su mejor
colección está en Amsterdam, pero merece la pena pasarse por el Moma para disfrutar de
esta "noche estrellada".
¿Y que mejor para este final de milenio que recrearnos en las
profecías alucinantes de San Juan? Una auténtico desparrame de color, de formas
increíbles y de animales venidos del Apocalipsis para recrear un auténtico betseller que
durante la Alta Edad Media se expandió desde Liébana. El Beato de Fernando y Sancha
es probablemente uno de los libros mas hermosos que se haya escrito jamás. Y Facundus
dió la campanada ilustrándolo profusamente mientras Beatus escribía sus comentarios
apocalípticos.
Me gusta la época en la que Picaso no era cubista. Y
este cuadro me transmite una sensación de ternura y de respeto hacia los seres humanos.
Algo que por desgracia nuestra sociedad ignora en numerosas ocasiones. La violencia
contra los débiles, los que no se pueden defender, los desfavorecidos, está a la orden
del día. El niño del cuadro parece apiadarse de la paloma y ambos forma un conjunto
armónico para el espectador.
Supongo que en este cuadro de Inocencio X se pone de manifiesto
lo interesante del retrato cuando el que lo ejecuta es un maestro que plasma la
personalidad del retratado. Recuerdo la impresión de ver este Velázquez
en la National Gallery proveniente de la Galería Doria Pamphili. Y no es para menos. ¡El
Inocencio X debía ser de armas tomar!
Y junto con el cuadro de Inocencio X deberían exhibirse, por
lo menos temporalmente, la serie con repetición de los "Papas gritando"
de Francis Bacon. Esa fuerza desgarradora de sus personajes, que se
retuercen, saltan, chillan como personajes salidos de una pesadilla de Lovecraft.
¿Queréis pasar miedo? Pues ir a ver una antológica de Bacon. La última se celebró en
el Pompidou y no tuvo desperdicio. Deliciosamente aterradora.