Medio Oriente: El Agua como Aliado |
Cuando se
habla del Medio Oriente, rápidamente se asocia el área con el petróleo
y la conflictividad vinculada con sus yacimientos. En realidad esta es sólo
una de las más que obvias razones de la hostilidad en la región. Otra,
aún no tan conversada, es el agua y sus caudales. El problema se torna
cada vez más acuciante para las naciones de la zona. El vital líquido
escasea y lo que se impone es su uso compartido, racional y racionado. Y
para llegar a esto es necesario establecer consenso entre los países
involucrados. Nada más difícil en el Medio Oriente. Sea cual sea el
tema. Medio Oriente
carece de reservas hídricas. La situación se torna cada vez más crítica,
y a pesar de ello el tema no se ha transformado en prioritario en las
discusiones sobre la región. Tampoco se han tomado medidas preventivas.
El Líbano es, quizás, la excepción. Las sequías son cíclicas. Los ríos
y fuentes subterráneas suministran tan sólo la mitad de lo necesario.
En los próximos decenios será imprescindible un aumento de 400% de las
existencias actuales. Y hay pocos recursos a disposición: las represas
que todavía falta construir... La más
afectada por el déficit es la agricultura, que necesita un 80% del agua
disponible. La población, en la zona que nos ocupa hoy, crece, en términos
generales, en un 100% cada 25 años. Gran parte de ésta,
paulatinamente, está migrando hacia las urbes, donde el nivel de vida
es superior al del campo, y por ende la demanda de agua por vía de la
canalización, también. Algunas ciudades populosas ya sufren aguda
crisis. Varias de éstas gozan sólo durante pocos días del mes del
suministro de agua corriente que llega a los hogares por vía de la
canalización. Y el agua potable transportada en tanques que se
suministra a los consumidores, resulta muy cara para la mayoría de la
población, lo que contribuye a desencadenar primero las epidemias y
como resultado un aumento de la mortalidad.
El único
acuerdo interárabe formal conocido sobre la utilización común del
agua es el tratado entre Egipto y Sudán de 1959 sobre el caudal del río
Nilo cuando la represa de Asuán estaba todavía en construcción. Los
países alejados del lugar donde nace el Nilo temen que en cualquier
momento el caudal de las aguas, sea cual sea la razón, pueda ser
desviado por el gobierno que tiene el dominio geográfico del nacimiento
del río. Lo curioso es que guerras entre los pueblos islámicos
tuvieron su origen en razones mucho más baladíes que el agua que,
después de todo, es un elemento imprescindible. Pero parece que
divergencias en la interpretación del Corán, o la desconfianza a causa
del rearme de algún “país hermano”, tuvieron más aceptación como
“casus belli”. En el fondo,
los conflictos acuáticos no degeneran en una guerra porque los países
en cuyo territorio nacen los ríos son militarmente más fuertes. Los ríos
Eufrates y Tigris nacen en Turquía, lo que da una enorme ventaja estratégica
a este país frente a Siria e Irak. Ankara se niega siquiera a
conferenciar sobre este fundamental tema con Damasco y Bagdad. Para los
turcos el asunto de aguas compartidas está fuera de toda deliberación,
lo que, por sí sólo, claramente define el perfil geopolítico del área. Agreguemos a
lo anterior: a principios de diciembre los turcos echaron al embajador
iraquí acreditado en Ankara. Sumando a todo esto la visita del
secretario de Estado norteamericano alrededor de la misma fecha, no se
requiere mucha perspicacia para sacar conclusiones sobre la atmósfera
política imperante en esta parte del mundo. En este
contexto conviene mencionar que durante más de 15 años Siria apoyaba a
los kurdos, con armas y dinero, contra Turquía. El fin era distraer la
atención de los turcos hacia problemas de seguridad nacional y así
evitar la construcción de las obras que atesoraban aguas del Eufrates
en las represas turcas, que estaban en la proximidad de la frontera común
poblada mayoritariamente por kurdos en rebeldía contra la metrópoli.
Lo que por supuesto resultó un espejismo. Uno más. El fallecido
presidente turco, Özal, intentó en 1989, basándose en el hecho de que
en su país nacían los ríos Eufrates y Tigris, transformar a Turquía
en primera potencia de toda la región: desde el Bósforo hasta la península
arábiga. En su panturquismo hegemónico, el finado jefe de Estado soñaba
con la construcción del “proyecto suranatólico” (en turco: Güneydogu
Anadolu Projesi) que concentraba las aguas de los dos ríos en una
represa con 22 diques y 19 plantas hidroeléctricas en el extremo
suroeste de Turquía. Özal, quien
se basaba en una ficción histórica sobre la cual no hay ni testigos ni
documentos, pensaba transformar todo el territorio en un Edén, como él
se imaginaba que era antes del siglo XIII, cuando los mogoles y las sequías
lo devastaron, bautizó su proyecto “Agua para la paz”. Incluía la
construcción de un acueducto atravesando los territorios de Siria,
Israel y Jordania hasta los Emiratos. Todo esto “para apagar la sed
del Oriente Medio”. Naturalmente, nada de este voluntarismo oriental
pudo realizarse. Hasta ahora. Los vecinos de Turquía desconfían,
recelan de Ankara y se quedaron con la sed y sin el agua... Simultáneamente,
los países árabes intentan lanzar una doctrina con tosca lógica jurídica
según la cual las aguas de los ríos internacionalesson propiedad de
todas las naciones: su camino natural no debe desviarse, su caudal debe
redistribuirse equitativamente y no corresponde que tengan exigencias
monetarias las naciones donde nacen los ríos. Todo el mundo
sabe que los problemas en el Medio Oriente son siempre de orden político
y no tienen una solución jurídica. Y los acuerdos políticos son fruto
de deliberaciones de las que surgen los nuevos compromisos que
reemplazan a los caducos. Pero exigir concesiones de la parte más
fuerte sin ofrecer las propias, y todavía hostigarla, parece que no será
el camino para una pacificación en el área. Todas esas
protestas vecinales no disimulan la existencia de serias discrepancias
intrarregionales de carácter transfrontal. Pero así como están las
cosas en la actualidad, Turquía tiene serias posibilidades de avanzar
una vez concluidos los planes con relación a los proyectos hidroeléctricos,
en el 2010. En la
actualidad Turquía provee a Israel 50 millones de metros cúbicos de
agua dulce anualmente vía acueductos y buques cisterna. Los acuerdos
correspondientes que preceden al suministro se enmarcan en la alianza
turco-israelí existente ya desde hace largo tiempo. Estados Unidos está
cada vez más interesado en los problemas del Medio Oriente, actualmente
la incubadora del terrorismo internacional. Turquía es una parte
esencial en la estabilidad de la zona y los proyectos y realizaciones en
el campo hídrico la convertirán en un socio imprescindible en el
esfuerzo de mantener elequilibrio del poder en ella. En este sentido el
problema del agua se torna determinante para la paz y puede contribuir
decisivamente a alcanzar los objetivos que imponen las circunstancias
internacionales después del 11 de setiembre. Si los
Estados Unidos, una vez concluida la operación antitalibán, tuvieran
en el futuro próximo que enfrentar situaciones difíciles a raíz del
escalante conflicto entre Pakistán y la India o a las continuas
escaramuzas China-Taiwan, o ambos, es estratégicamente vital que
Washington pueda confiar en aliados como Turquía, Israel y Rusia. El reservorio
del terrorismo internacional está hoy, como se pudo comprobar, en
Pakistán, Arabia Saudita, Egipto y una serie de países islámicos
menores. No quiere decir esto, por supuesto, que sus respectivos
gobiernos están de acuerdo con los asesinos. Pero prefieren distraerlos
de los problemas nacionales y desviar su afán de matar y destruir hacia
objetivos allende sus fronteras. No actúan
por convicción sino por pusilanimidad. Pero en la práctica es lo
mismo. Si no tienen la capacidad de enfrentarse a la subversión
nacional no es tolerable que la internacionalicen para su propia
comodidad y seguridad. Los gobiernos de los países de donde proviene la
mayoría de los asesinos con la más excesiva carga extremista, tienen
que adquirir la capacidad de neutralizarlos antes que inicien su tarea
satánica. No se aprende a afeitar rasurando barbas ajenas... Hace decenios
que existen teóricos de la sociología política que manejan, sin
cansarse, pero aburriendo al público con esquemas irreversibles a pesar
de la presión de evidencias nuevas, el llamado enfrentamiento
Norte-Sur. Explican el terrorismo internacional basándolo
invariablemente sobre premisas causales, como consumo de energía,
explosión demográfica, alimentación, pobreza, miseria masiva. Cometen
a sabiendas el error de no analizar los hechos en clara relación a su
valor y peso objetivo, limitándose a buscarles ubicación en el esquema
del momento. Un “momento” que dura ya cuarenta años. Ocurre que
todos los asesinos terroristas, que configuran el tipo del homo demens,
provienen de hogares más que acomodados y simplemente noresponden a los
clisés de los señores sociólogos. Pero éstas son “contradicciones
dialécticas” y no son óbice para seguir desafiando las pruebas históricas.
Ningún fracaso les convoca a callarse. La miseria no se combate hostigando a aquellos centros de poder económico de los cuales podría provenir el alivio social para el mundo. Sólo los países desarrollados son capaces de aliviar las condiciones en las naciones subdesarrolladas. Si no, ¿quién? ¿Acaso el ejemplo de los ortodoxos talibán en el poder durante tantos años no es suficiente para espeluznar a cualquiera? Sí, ¡a cualquiera! Pero los fanáticos, en el acmé de su demencia, están convencidos de que lo peor es lo mejor... La suya es una finalidad sin fin. El señor
Bush lo dijo con diafanidad, según yo recuerdo: “Perseguiremos a los
terroristas estén donde estén y a aquellos que los cobijan y
ayudan”. No creo que el presidente norteamericano haya cambiado su
opinión desde setiembre hasta la fecha. El poder se
demuestra ejerciéndolo cuando es objetivamente necesario. Porque la
meta final de las guerras es quebrar la voluntad de combatir del enemigo
y hacerle saber de la inutilidad de toda resistencia. Ya lo habíaconstatado
Karl von Clausewitz. (Fuente: Keren Kayemet Le Israel) Por Alphonse E.-Max |
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