Una Europa Antisemita
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¿Una Europa Antisemita? No, pero… Las decisiones extremas adoptadas por el Consejo de Naciones Europeas ilustran una histeria antiisraelí que está inundando a Europa Occidental. Israel se encuentra ahora en la misma liga en que estaba Sudáfrica en la era del apartheid. Los embajadores de la Unión Europea boicotearon la recepción anual de la embajada en Londres por el Día de la Independencia de Israel - un comportamiento rudo, considerando que el Día de la Independencia no es la celebración de un gobierno en particular, sino del Estado Judío, que fue establecido a raíz de la destrucción de la judeidad europea. No todas las críticas a Israel son erradas, y no todas las decisiones antiisraelíes están teñidas de antisemitismo. Una visita a Gaza convierte a cualquier amigo en hostil hacia Israel. Las declaraciones del primer ministro respecto a los asentamientos son desaforadas; el establecimiento de asentamientos en Samaria parece -con razón- una provocación intolerable; y el asedio al jefe de la Autoridad Palestina Yasser Arafat se ve como una humillación deliberada de un líder electo, aunque hay que recordar al Consejo Europeo que Slobodan Milosevic era un líder electo cuando Europa, a través de la OTAN, decidió atacar brutalmente a Serbia, exigiendo su extradición. Por encima de todo, hay un gran malentendido fundamental. Europa considera a la intifada como un conflicto local - israelíes poderosos atacan a débiles palestinos bajo ocupación militar. La mayoría de los israelíes, por otra parte, se consideran a sí mismos como si estuvieran bajo asedio en un mar de árabes musulmanes hostiles, y los palestinos son la punta de lanza que los amenaza. Esta es una importante diferencia que explica la hostilidad hacia Israel más que cualquier argumento sobre antisemitismo. No obstante, ¿cómo se explican las voces de odio contra el estado judío incluso en periódicos moderados? ¿Y cómo se puede explicar la enorme diferencia entre el apoyo a Israel en Estados Unidos y el apoyo europeo a los palestinos? Tres semanarios británicos trataron el tema. El conservador Spectator publicó un artículo de Melanie Philips en el que pregunta y responde “Por qué los judíos son siempre culpados”, y en el que defiende vigorosamente a Israel. The Economist explicó la disparidad entre Estados Unidos y Europa como ligada a sus diferentes actitudes ante ataques terroristas contra civiles. En contraste, el New Statesman de izquierda atacó al lobby judío en Estados Unidos sosteniendo que es reponsable del apoyo de Washington a Israel. El artículo del New Statesman refuerza el argumento de Philips respecto a un antisemitismo latente, porque atribuye todo al dinero judío - “60 por ciento de las contribuciones a los demócratas provienen de judíos” - y no considera la posibilidad de que existe alguna justificación al apoyo a un estado democrático que se encuentra bajo ataque de asesinos terroristas suicidas. La hostilidad hacia Israel no puede ser explicada en el marco del antisemitismo. El hecho es que no hace tanto tiempo, en los días de Oslo, Israel era el amor de Europa, y el ex primer ministro Itzjak Rabín era un héroe. Pero cuando Israel se encuentra bajo ataque, el monstruo de 2.000 años vuelve a levantar cabeza. ¿Cuándo se debe temer una ola de antisemitismo? No sólo cuando los judíos son atacados, sino cuando existe una necesidad especial de salir en su defensa. El Sun londinense publicó recientemente un artículo titulado “La fe judía no es una religión perversa”. ¿Perversa? ¿Después de los ataques a los judíos y el incendio de sinagogas? ¿Por qué necesitan de pronto una defensa de este tipo?
Durante cientos de años, muchos cristianos creyeron las calumnias de la sangre. Ya no hay más calumnias de la sangre, pero Israel no es presentado como un estado normal, sino como algo monstruoso. Europa no es antisemita, pero una tradición profundamente arraigada durante generaciones ha grabado sus actitudes hacia el estado judío. En los tiempos de la Revolución Francesa, el Conde de Clermont-Tonnerre dijo: “A los judíos como nación se les debe negar todo, pero se les debe otorgar todo como individuos”. Esa frase aún no ha muerto, y se la traduce a nuestros días así: “Para los judíos como individuos, todo; para los judíos como comunidad minoritaria, casi todo; para el estado judío, casi nada”. s Amnón Rubinstein-Este artículo fue publicado en el diario Haaretz |
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