Piratas y Corsarios |
En
un artículo publicado años atrás en el diario The Jerusalem
Post (Israel) se hacia referencia a la historia de Sinan Reis, el
corsario judío nacido en Izmir que se distinguió en combates navales
contra los enemigos del Imperio Otomano, llegando al grado de Capitán
Pasha (almirante de la flota turca) entre 1550 y 1553. Pero Sinan no fue
el único que se ha distinguido en el campo de los combates navales, y
es así que podemos citar por lo menos dos nombres más de navegantes
judíos que sobresalieron por sus actividades en este campo. El
primero de ellos es Don Shmuel Palachi nacido en Fez en la segunda mitad
del siglo 16. En 1597 fue el embajador en España por el sultán de
Marruecos, Mulay Sidon, y entre los años 1605 y 1608 vivió en Madrid,
en la casa del embajador francés, en una época en la cual la Inquisición
era muy activa en España y buscaba por todos los medios, arrestar y
juzgar a cualquier persona sospechada de ser judía. En
1609 fue enviado a Holanda como representante del sultán Mulay. El fue
el primero en llegar a este país abiertamente como judío, a diferencia
de los marranos de España y Portugal que en aquellos tiempos podrían
radicarse en Holanda solamente haciéndose pasar como cristianos. Palachi
comenzó con su carrera marítima cuando el rey Felipe III de España se
negó a devolver al sultán Mulay Sidon algunos manuscritos árabes de
gran valor, a cambio de la liberación de prisioneros de guerra. En
reacción a esto, el sultán marroquí firmó un acuerdo con Holanda
contra España, pero como los holandeses no podían combatir
abiertamente contra España debido a la "Tregua de los Doce Años"
firmada un año antes, ellos decidieron enviar a Palachi para que ataque
a las naves españolas en medio del mar. Los holandeses le dieron una
nave de guerra, con una dotación de marineros holandeses y junto al
sultán Mulay, le dieron un documento encargándole que se
"apoderase de todas las naves españolas y de piratas que
encontrara en el camino a Holanda". En
el intervalo de tres meses posterior a su partida, Palachi ya había
atacado con éxito a una nave española que venia de India cargada con
cueros y otras mercancías y una nave portuguesa que traía azúcar de
Brasil. Por
mala suerte, en el camino de retorno a su base, se desató una epidemia
por lo que fue obligado a entrar el puerto de Plymouth en Inglaterra, a
fin de conseguir ayuda médica. Allí, el embajador de España pidió
que fuera arrestado, pero Don Shmuel pudo salir sin problemas, pero un
poco más lejos, cerca de Dartmouth, su nave se encontró con un banco
de arena, del que no pudo salir. Allí
fue arrestado y juzgado, pero fue hallado inocente e inmediatamente
liberado. Es así que un judío, además de corsario, pudo salir
victoriosos, a pesar de haber sido juzgado en un país, que en aquella
época estaba cerrado a los judíos. Poco tiempo después retornó a
Holanda, donde murió el 6 de febrero de 1616. Otro
caso de piratas judíos es el de los hermanos Jean y Pierre Lafitte, que
lucharon en la primera parte del siglo 19, contra las autoridades españolas
en México, con el único deseo de vengarse de los responsables de las
persecuciones de la Inquisición. Los
hermanos Lafitte presentaron a los españoles un plan para la conquista
de la isla de Galvestone, en la costa de Texas, que en aquella época
había quedado desierta, debido a los combates ente los españoles y los
americanos. Desde su base en la isla, un grupo de revoltados mexicanos,
junto a corsarios y piratas, atacaban y capturaban naves españolas. El
plan era simple e ingenioso: una pequeña flota comandada por Jean y
Pierre Lafitte llegaría a esta isla y la conquistarían por sorpresa
Después todas las naves piratas que llegaran a la isla serían
confiscadas y sus marineros enviados a La Habana donde serian juzgados y
apresados. El plan fue aprobado por las autoridades españolas, las que
le dieron a los hermanos Lafitte una gran suma de dinero para su
realización. Cuando
los Lafilte llegaron a Galvestone, la isla ya estaba desierta Los
revoltosos y piratas ya se habían ido y los hermanos Jean y Pierre
pudieron organizar a sus anchas todas sus actividades, atacando a las
naves españolas que navegaban por aquellos entornos, estando seguras
que Galvestone era una base segura para ellas. En
1819 España dio su autorización para que las naves americanas puedan
navegar por las aguas territoriales de Texas y México. Jean Lafitte
advirtió a sus hombres que no ataquen a las naves americanas sino que
dirijan sus ataques sólo contra naves españolas, pero sus órdenes no
fueron obedecidas, es así que en 1821, piratas cuya base estaba en
Galvestone atacaron por segunda vez a una nave americana. Los
Estados Unidos enviaron a esta isla la nave de guerra
"Enterprise", advirtiéndole a Lafitte que si no salía de allí
en 24 horas la bombardearían, destruyendo todos los edificios como así
también a todas las naves que se encontraran en el puerto. El
3 de marzo de 1821, Lafitte incendió su base en la isla de Galvestone y
salió, con la satisfacción de haber ayudado a México en la lucha por
su independencia y de haberse vengado en cierta medida, de los que habían
causado tanto daño a su pueblo. Por
Moshé Shaul |
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