La Primera Sinagoga en América |
Fue Reabierta
la Primera Sinagoga en América São Paulo
(CJL-OJI) - Una nota de fondo en la revista "Semana Judaica"
informa que luego de una restauración que insumió dos años de labor,
a 364 años de su fundación ha sido reabierta la primera sinagoga
fundada en las Américas: el "Kahal Tzur Israel", que
significa "Congregación de la Roca de Israel". El predio ha
sido reabierto al público como centro cultural, habiendo sido
restaurados tanto la sinagoga propiamente dicha como las construcciones
erigidas en derredor al local donde la misma funcionaba. "Habiendo
funcionado entre 1637 y 1654 en Pernambuco, bajo la dominación
holandesa, ahora la sinagoga fue reconstruida siendo preservadas las
pruebas arqueológicas de su existencia, como ser los cimientos de su
construcción original y la Mikvá, la alberca que se utiliza en los
rituales judíos de purificación. El proyecto
fue desarrollado mediante una asociación entre la Fundación Safra, el
Ministerio de Cultura, la Alcaldía Municipal de la ciudad de Recife, la
Federación Israelita del Estado de Pernambuco (FIPE) y la Confederación
Israelita del Brasil (CONIB), por medio del Programa de Monumentos / BID
enfocado a restaurar y preservar el patrimonio histórico brasileño. La Sinagoga Considerado
un símbolo concreto de la tolerancia religiosa y de la diversidad
cultural brasileña, incluso antes de su reinauguración este local ya
estaba atrayendo la visita de judíos de todo el mundo interesados en la
historia. El "Kahal Tzur Israel" se encontraba en la zona
portuaria de la Recife antigua, en la calle entonces denominada "de
los Judíos" (Rua dos Judeus) y en la actualidad "del Buen Jesús"
(Rua do Bom Jesús). Había recibido el nombre de "Calle de los Judíos"
por la concentración en ella de inmigrantes judíos procedentes de
Holanda. Hasta
comienzos de la década de 1950 poco se sabía acerca de esta sinagoga.
Historiadores de Pernam-buco revelaron el descubrimiento de referencias
acerca de la misma en un inventario confeccionado por los portugueses
cuando produjeron la expulsión de los holandeses en 1654. En 1998, por
sugerencia de un grupo de artistas e intelectuales de Recife que se
dedicaban al estudio de la memoria judía subyacente en la Rua do Bom
Jesús, se decidió invertir en una investigación que conduciría a la
recuperación de la historia de la primera sinagoga que hubo en el
Brasil y las Américas. Habiendo
identificado el solar donde un día existió el "Kahal Tzur
Israel", las excavaciones, coordinadas por arqueólogos de la
Universi-dad Federal de Pernambuco, condujeron al hallazgo de sus
fundamentos. El predio original había sido demolido a principios del
siglo XX, y en el mismo se levantó otro edificio donde funcionó una
agencia bancaria y posteriormente un negocio de materiales eléctricos. Los vestigios
de la sinagoga fueron encontrados entre 90 y 160 centímetros por debajo
del actual nivel de la calle. Fueron removidas 750 toneladas de tierra
además de una cantidad de escombros. El resultado fue el descubrimiento
de ocho niveles distintos de pisos, correspondientes a los sucesivos
terraplenados hechos para el asentamiento de la ciudad. La Prueba
Arqueológica La prueba
definitiva de la existencia de la sinagoga surgió con el hallazgo de
una Mikvá, una alberca con escalera de siete escalones que se utiliza
para los rituales de purificación para las mujeres judías. Las búsquedas
arqueológicas condujeron al encuentro de un pozo que tenía poco más
de 350 años, de agua captada al río Beberibe. Luego, a la propia
alberca donde se practicaba la inmersión ritual. Pozo y alberca estaban
intactos. Todo esto fue confirmado por un consejo de rabinos que
testimoniaron que esas instalaciones habían sido construidas de acuerdo
con las interpretaciones más rigurosas de los preceptos judaicos. Tal como
fueron encontrados durante las excavaciones, el pozo, la alberca y parte
del material arqueológico fueron dejados para ser exhibidos, protegidos
por tabiques de vidrio bajo una iluminación especial. Las paredes
laterales, de piedra no fueron revestidas, ni tampoco
tocado el piso original, que puede ser observado desde un
pasadizo . Completan la instalación un balcón interior para indicar el
antiguo espacio reservado a las mujeres, y paneles que resumen, en
textos y fotografías, la presencia del pueblo judío en el período de
ocupación holandesa en Pernambuco. La Saga de
los Judíos Sefaradíes La llegada de
los primeros judíos sefaradíes de origen portugués a Pernambuco
ocurrió en la primera mitad del siglo XVII. Para escapar de la
Inquisición huyeron hacia los Países Bajos, especialmente a Holanda,
donde había libertad religiosa. Muchos vinieron a Recife con los
conquistadores holandeses, acompañando al conde Mauricio de Nassau. Con la
expulsión de los holandeses, vencidos en la batalla de Guararapes, los
judíos de Pernambuco fueron conminados a un plazo de tres meses para
abandonar el país. Cerca de 150 familias a bordo de 16 navíos se
embarcaron de retorno a Holanda o emigraron rumbo a posesiones
holandesas en el Caribe y las Antillas. En uno de esos navíos, el
"Valk", que zarpó de Recife en julio de 1654, se embarcaron
23 familias que tras una tempestad fueron tomadas prisioneras por
piratas de Jamaica. Luego de haber sido liberadas por la tripulación de
un barco francés que navegaba hacia América del Norte, ocho meses
después de haber dejado Recife esas familias judías desembarcaron en
Nueva Ámsterdam, que ahora se llama Nueva York. Allí nació la
Congregación Shearit Israel, que fue la primera comunidad judía de
Norteamérica. La Presencia
Judía La presencia
de los judíos en la historia del Brasil se remonta a la época del
descubrimiento. Antes del mismo, fue significativo el registro de los
trabajos del astrónomo judío Abraham Zacuto, de importante contribución
a la elaboración de tablas astronómicas que posibilitaron el éxito de
los épicos viajes portugueses "por mares nunca antes
navegados"". Agrega a esto
"Semana Judaica": "Preservar nuestros orígenes, es
nuestra obligación. Una obra de restauración como ésta, es una
demostración de civismo, un hecho importante para la preservación de
nuestras raíces y de nuestra historia, sin la cual ciertamente no
tendremos futuro. (Traducción al español: Pedro J. Olschansky) |
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