Rabí Isaac Luria
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Rabí Izjac (Isaac) ben Shelomó Luria Ashkenazí, conocido como Ari (siglas de Ashkenazí Rabi Izjac) ó Arizal, fue un gran místico además de fundador de una influyente escuela de Cabalá. Nació en Jerusalem en el año 1534 de padre ashkenazí y madre sefardita. Su familia era originaria de Europa Central, por lo cual se lo llamaba también Ashkenazí. Este afamado cabalista falleció en el 5 de Av de 5332 (julio 15 de 1572) a los 38 años de edad, hace 430 años. Rabí Izjac Luria quedó huérfano de padre a la edad de 7 años y su madre lo llevó a El Cairo (Egipto) a lo de un tío (hermano de su madre), el Rabí Mordejai Francis, un hombre pudiente. Allí estudió en lo de Rabí Bezalel Ashkenazí y Rabí David ben Zimrá )Radbaz). Rab. Luria llegó a ser un erudito talmúdico en su juventud, a los 22 años se dedicó al estudio del Zohar, la obra clásica del misticismo y a libros de Cabalá. Durante 13 años llevó una vida retirada en una isla del Nilo. Visitaba a su familia los días sábado y hablaba solamente en hebreo. Acorde a una leyenda, cuando tenía 36 años de edad se le apareció el profeta Elihau, quien le dijo que sólo contaba con dos años más de vida; que inmediatamente se traslade a Erets Israel para fundar allí una escuela de Cabalá. Es Así que en 1570 el Ari viaja con su familia a Israel, estableciéndose en Zefat (Safed), el entonces centro cabalístico transplantado desde España, donde no tardó en verse rodeado de discípulos y admiradores que le atribuían la facultad de entender el lenguaje de los pájaros, realizar milagros y exorcizar demonios. Las conmociones en el fin de la Edad Media despertaron ansiedades mesiánicas. El pueblo creyó que la redención estaba cerca y es necesario preparar los corazones a su encuentro por medio de actos de santidad y pureza, la corrección de las faltas, plegarias, ayunos, mortificaciones y especialmente profundizar en Torá y Cabalá por medio de meditación en el sagrado Zohar de día y noche. El sistema de Cabalá práctica del Ari atribuía importancia a la devoción y al entusiasmo en el momento de la oración.
Ari reveló a sus discípulos los lugares alrededor de Safed en que se encuentran los sepulcros de profetas, tanaías y amoraítas. La Cabalá, en general, es una doctrina acerca de los misterios divinos y del Universo, desarrollando una filosofía mística acerca de ellos. La Cabalá Luriana, en particular, considera al alma como un puente o un eslabón entre lo infinito y lo finito. Sostiene que las almas son centellas del alma original de Adam, cuyo pecado empañó la luz divina que emana desde lo infinito para regular el mundo. El Cabalista conoce la combinación mística de las letras de los nombres Divinos, es bien versado en la interpretación secreta de las plegarias, que puede comunicarse con las almas de los fallecidos y purgar sus impurezas. El cabalista puede conducir a la restauración del brillo de la luz divina, precipitando la llegada del Mesías. Según opiniones contrarias, Luria fue un teosofísta místico que desafortunadamente creó nociones distorsionadas, una creencia en el exorcismo, imperfecciones espirituales, transmigración de las almas y un mesianismo que se expande muy pronto sobre la Tierra. Luria consideraba que en el Gran Templo de Jerusalem cada tribu disponía de su propio y particular texto de rezos. Hoy ignoramos a que tribu pertenecemos. Por lo tanto compuso un Sidur (devocionario o breviario) formado por una combinación de partes de todos los ritos conocidos para que sea un texto común a todos. Luria escribió solamente algunos poemas y tres himnos sabáticos en arameo. Su doctrina fue profundizada y difundida por su discípulo Rabi Jaim Vital en su obra Ets-Jaim de 6 tomos. El posterior desarrollo del jasidismo fue fuertemente influenciado por la Cabalá Luriana, pero sin el énfasis de los ayunos o la auto-mortificación. El jasidismo se identifica en un mesianismo atenuado. Proclama el Salmo 100: “Servid al Señor con alegría, venid ante su Presencia con regocijo”. Mauricio Kameniecki |
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