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Las Raíces del Sionismo

Mayo 2001

 

Se cree por lo general que el sionismo es un movimiento moderno, iniciado por Teo-doro Herzl que convocó el Primer Congreso Sionista Mundial, reunido en Basilea del 29 al 31 de agosto de 1897. En cierto modo es cierto que en aquella magna Asamblea quedó fundado el sionismo político.

A tal grado se ignoran las verdaderas raíces del sionismo -expresión de pluralismo, libertad y democracia y que desde sus remotos inicios aspira a restablecer en la Tierra de Israel una patria y un solar independiente y soberano para el pueblo judío- que en la época moderna se llegó al absurdo de equiparar al sionismo con el racismo, en aquella demencial resolución 3379 de la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptada el 10 de noviembre de 1975, hoy por suerte derogada.

Muy pocos saben que las raices del sionismo están ínsitas en la Biblia y en toda la tradición judía, por lo que -estas raices- cuentan con varios milenios de antigüedad por lo que, su carácter prístino y original como auténtico movimiento de liberación nacional no puede ser puesto en tela de juicio.

Desde el primer Congreso Sionista (1897) hasta ahora han transcurrido 104 años, mientras la añoranza del retorno a Sión -que encierra el ideal sionista- data desde el día siguiente en el el rey asirio Sargón II llevó en cautiverio -en el 722 a.e.c.- a los judíos de Samaria y desde que el rey babilonio Nabucodonosor llevó en cautiverioo a la población del reino de Judá y destruyó Jerusalem en el 587 a.e.c.

Es decir que si tomamos la primera fecha (722 a.e.c.) o la segunda (587 a.e.c.), tenemos para la iniciación de los sueños para el retorno a Sión una antigüedad de  2635 ó 2500 años antes del Congreso convocado por Herzl.

Por supuesto que este hecho de ningún modo disminuye la estatura o los méritos de la obra histórica de Teodoro Herzl. Pero ha habido en la historia judía otros antecedentes similares:

El emperador bizantino Juliano, denostado por la Iglesia con el sobrenombre de Juliano el Apóstata (355-363), emitió un decreto a raíz de haber mantenido una entrevista -llevada a cabo en julio de 362 con una delegación de representantes judíos en la ciudad de Antioquía, según el cual el emperador estaba dispuesto a devolver Jerusalem a los judíos y a colaborar en todo sentido para la reconstrucción del Templo. Como consecuencia de la mencionada entrevista emitió un decreto y en forma clara y concisa contestó a la delegación judía que lo visitó: “Levantaré con prontitud un Altar para el D´s Elevado”. Efectivamente la empresa de la reconstrucción del Templo se inició, pero la misma quedó abortada a raíz de un complot.

Durante su campaña contra los persas, Juoiano emitió una segunda proclama dirigida, al parecer, a los judíos de Babilonia y Mesopotamia -para atraerlos a su favor contra los persas- en la que declara: “Yo establezco con toda energía un nuevo Templo al D´s Elevado”. Esto ocurrió a principios del año 363. Según una versión, Juliano fue asesinado, en sus cuarteles, por un soldado cristiano fanático, de su propia guardia.

Un intento adicional para la reconstrucción de Jerusalem para los judíos se registró en la temprana Edad Media, alrededor del año 607.

En la guerra de Persia contra Bizancio se produjo por aquel entonces la invasión de Siria y la Tierra de Israel por el ejército persa. El rey Cosroes I (531-579) obtuvo la ayuda militar de los judíos de las mencionadas comarcas a cambio de su promesa de restaurar su independencia en Jerusalem. En el año 572, Cosroes I atravesó el Eufrates y conquistó el territorio sirio. Esta lucha duró hasta la caída del país bajo dominio musulmán en el año 634.

N.E.

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