Shavuot |
La festividad de Shavuot responde también a los nombres de Jag Ha-Kikurim (fiesta de las primicias), Jag Ha-Katzir (fiesta de la siega) y Jag Matán Torá (fiesta de la entrega de la Torá). En esa diversidad de nombres se pone en evidencia la complejidad que caracteriza a esta fiesta, como ya hemos visto al tratar otras festividades judías. Los nombres Jag Ha-Katzir y Jag Ha-Bikurim hacen referencia al comienzo de la siega del trigo que tiene lugar al iniciarse el verano y la peregrimación al Templo llevando la ofrenda de los primeros frutos. “Entonces tomarás primicias de todos los frutos que sacares de la tierra que el Señor te da, y las prondrás en una canasta...” (Deuteronomio, 26:6). Es una fiesta popular, que los israelitas celebraban cuando eran un pueblo agrícola asentado en su tierra en Erets Israel y la creación de las colonias agrícolas. En los diversos tipos de asentamientos agrícolas que funcionan en Israel, se hizo tradicional celebrar con una simbólica ceremoniaa el comienzo de la cosecha del trigo y la ofrenda de las primicias. Jag Matám Torá expresa el aspecto histórico ideológico de la fiesta de Shavuot, y está relacionado con la vivencia máxima del pueblo de Israel en el desierto, la revelación de D’s ante al pueblo y la aceptación de la Torá. Jag Matán Torá que brinda el significado histórico y espiritual a la fiesta de Shavuot, es el día en que el D’s de Israel se reveló en toda su gloria y dio la Torá a su pueblo. Con la fiesta de Shavuot y la entrega de la Torá, conviértense las “siete semanas” en una sola unidad, en cuyo transcurso se cristalizó la imagen y esencia del pueblo como pueblo libre, que extrae su subsistencia del trabajo de la tierra y observa la Torá, las leyes y los preceptos. El pueblo acepta así la idea de que la Divinidad atiende a todas las necesidades que su condición de pueblo requiere, tanto en el orde material como espiritual, es decir, libertad, sustento y legislación. Un pueblo libre es el que se rige por un código que obliga a todo individuo y toda institución de gobierno, y no el que carece de todo marco legal, y en el cual el individuo está librado a su suerte y la autoridad es arbitraria. La ley dictada desde el Monte Sinaí es pues la continuación lógica de la libertad nacional alcanzada en el Éxodo de Egipto, y los dos elementos se influyen mutuamente. No hay libertad completa y duradera sin ley que la reglamente, no hay ley completa y perdurable sin libertad nacional e individual. |
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