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El Último Judío Argentino

 

Quién soy? Mi nombre no es importante. Soy el último judío argentino. Corre el año 2124. El lugar es el Museo de Historia. Estoy en una jaula de exhibición. La gente pasa por mi camino, clavando sus miradas, señalando y a veces riendo. En las paredes están las reminiscencias de la cultura judía: un Talít, Torá, libros del Talmud, etc. Cada día que me siento acá me pregunto cómo fue que tantas miles de personas que existieron como judíos hace poco más de un siglo, pudieron desapara desaparecer?

Mi padre y mi abuelo me contaban sobre las comunidades judías de los siglos XIX y XX, sobre organizaciones como AMIA, DAIA, OSA, Binai B´rith y muchas otras. Recuerdo a mi padre contándome sobre sus buenas épocas. Todo esto se ha desvanecido y desaparecido. Yo analizo las razones, recuerdo los eventos y busco una respuesta. Creo que sé como desaparecieron los judíos. Son pequeñas cosas que sucedieron gradualmente. Familias enteras dejaron de a poco de asistir a los servicios de Shabat, dejaron de enviar a sus hijos a las escuelas hebreas y a sus clases de Bar y Bat Mitzvá.. Dejaron de prender las velas para el Shabat. Mi abuelo decía sin embargo que eran buenos judíos. Iban a los servicios de Iom Kipur, tenían Sedarim de Pesaj cada año. La historia nos cuenta que también esto terminó. Ir al servicio de Kol Nidré dejó de ser un honor y pasó a ser una tarea pesada. Hacer el Sedar era una tarea forzada. Los rituales de a poco comenzaron a desvanecerse. Este fue el primer paso. Las desaveniencias en los miembros de las distintas instituciones y comunidades cada vez era mayor. La corrupción sin limites tanto ética como moral no tuvo freno.

Los judíos dejaron de a poco de concurrir a clubes e instituciones y dejaron de enterrar a sus muertos en los cementerios comunitarios.

Los judíos dejaron de poner Mezuzot en sus puertas. Si se les preguntaba si eran judíos o no, respondían de mala gana o decían que no. Con el tiempo los judíos dejaron de lado todas las diferencias a fin de asimilarse.

El judaísmo necesita judíos, pero los judíos también necesitan del judaísmo. Uno sin e! otro están muertos. Por qué fue que la gente no vio esto? Entonces llegó el último suspiro. Esto fue hace 50 años. Las naciones árabes se reforzaron. Querían destruir a Israel y actuaron. Con dos bombas, 10 millones de israelíes fueron destruidos y la tierra carbonizada

Cuando esta noticia se conoció, el judío de Argentina respondió: Qué pude haber hecho? Sin embargo, más de 170 años antes, un hombre en Europa, hizo una matanza de seis millones de judíos y hace unos 130 años, acá en esta tierra un proceso militar hizo desaparecer a muchísimos judíos. Luego dentro de un régimen democrático se sucedieron dos magros atentados: contra la Embajada de Israel y la AMIA y mi padre me contó que esa gente juró que nunca iba a olvidar!

Los judíos de todo el mundo daban sus donaciones tanto a Israel como a sus instituciones y hacían votos por el progreso de todos los judíos. Con el tiempo las donaciones dejaron de hacerse, las promesas y los juramentos fueron olvidados.

Qué olvidadizo puede ser un pueblo! Cuando el judío perdió su orgullo, su tradición e Israel, perdió todo. Yo soy el último judío. En menos de 20 años, yo también moriré. Nunca más habrá un judío sobre esta tierra.

Mi Dios, en qué momento te abandonamos? 

R. N.

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