Solís Jordán a ser trasladado a Guaynabo

Carmelo Ruiz Marrero

CLARIDAD, 19 de abril 2002

 

El profesor José Solís Jordán, encarcelado por autoridades federales desde 1999 por alegadamente ser terrorista, será transferido a la cárcel federal de Guaynabo antes que termine este mes, nos informó su esposa Marta González. El 23 de julio se supone que salga a una casa intermedia (halfway house) en Trujillo Alto, y para noviembre se espera que termine su condena y salga a la libre comunidad.

Solís Jordán, quien enseñaba en la Facultad de Educación del recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico, fue encontrado culpable por un jurado federal el 12 de marzo de 1999 por alegadamente haber puesto una bomba frente a un centro de reclutamiento del Ejército en Chicago en diciembre de 1992. Nadie murió ni fue herido en el bombazo. Para entonces, Solís Jordán se dedicaba a dar clases en la Universidad de DePaul y a hacer trabajo voluntario en el Centro Cultural puertorriqueño Corretjer, ambos en Chicago también.

Rafael Marrero, infiltrador y provocador

El testigo estrella de la fiscalía fue el infiltrado y agente provocador Rafael Marrero, quien admitió en el juicio haber puesto la bomba en cuestión y haber recibido inmunidad mas $119 mil por su colaboración con el FBI. Aparte del testimonio de Marrero y las alegaciones de agentes del FBI, la fiscalía no presentó mas nada para fundamentar su caso. Era la palabra de honor del FBI y de uno de sus informantes en contra de la palabra de un puertorriqueño independentista acusado de bombardear un edificio federal. El jurado, el cual no tenía un solo latino y cuyo portavoz era empleada del Departamento de Justicia, le creyó a la fiscalía.

Marrero no era un nombre nuevo para el independentismo o para la comunidad boricua en Chicago. Este individuo “debutó” en la política en los años 80 en Puerto Rico como militante del Frente Antielectoral, donde se dedicó a causar divisiones y conflictos internos.

A fines de la década se trasladó a Chicago, donde se incorporó a la comunidad puertorriqueña y obtuvo la confianza de los trabajadores del Centro Cultural Corretjer. Buscó ávidamente hacer amistad con los parientes y amigos de los prisioneros políticos. Llegó a casarse con Evelyn Rodríguez, hermana de las entonces prisioneras Ida Luz y Alicia Rodríguez. Con ella tuvo una hija, a la cual nombró Alicia Luz, en honor a sus dos tías.

En el Centro Cultural, Marrero se puso a sembrar la discordia, asumió posturas ultraizquierdistas y recalcitrantes, trató de instigar a compañeros a cometer actos violentos, y emprendió una campaña contra José López, director de la institución.

Fue en esa época que Solís Jordán y Marrero se conocieron, ya que sus esposas eran íntimas amigas. En 1995 Solís Jordán y su familia volvieron a Puerto Rico. Mientras tanto, Marrero se “transformó” de revolucionario ultrasectario a detractor de todo lo que hacía y decía el movimiento independentista.

Para entonces, comenzó a publicar y distribuir El Pito, una gacetilla difamatoria dedicada a calumniar la comunidad puertorriqueña y sus líderes, en especial a José López y al congresista Luis Gutiérrez. Los financiadores y colaboradores de esta publicación son desarrollistas y corredores de bienes raíces que pretenden vender la comunidad puertorriqueña, cuadra por cuadra, a anglosajones adinerados. Entre éstos figura Gloria Chévere, quien tiene vínculos estrechos con Carlos Romero Barceló.

Intrigas políticas

Según José López y colegas del Centro Cultural, Chévere y Romero Barceló han canalizado fondos, en parte provenientes de financiadores del PNP en Puerto Rico, para financiar las campañas electorales de los rivales de Luis Gutiérrez. Romero detesta a Gutiérrez no solamente por ser independentista sino también por su amistad con el Partido Popular Democrático y por haber torpedeado en Proyecto Young en 1998.

Además de usar El Pito como tribuna antipuertorriqueña, Marrero sirvió de fuente para una serie de artículos sensacionalistas del diario Chicago Sun Times publicados en febrero de 1997. En los artículos se alegaba que en la escuela Roberto Clemente, localizada en el barrio puertorriqueño y afiliada al Centro Cultural Corretjer, indoctrinaban los estudiantes con ideas independentistas, y que algunos de sus maestros eran miembros de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional.

Estos “reportajes” motivaron la legislatura estatal de Illinois a iniciar una investigación sobre la escuela Clemente, la cual dirigió el representante derechista Edgar López, enemigo declarado del independentismo y de Luis Gutiérrez.

El testigo estrella fue nada menos que Marrero, quien le dijo a los legisladores que la Escuela Clemente era un escondite de terroristas, y que estaba canalizando fondos estatales y federales para financiar propaganda independentista y la campaña por la excarcelación de los prisioneros políticos. Pero la investigación, descrita por la comunidad boricua como una cacería de brujas macartista, no halló un solo acto ilegal en la escuela Clemente o en el Centro Cultural.

Preso, pero no derrotado

Del tiempo que ha pasado encarcelado Solís Jordán, los primeros meses fueron los peores, ya que durante éstos vivió en carne propia un sinnúmero de vejámenes e indignidades. Pasó varias semanas en el presidio estatal de Peoria, durmiendo en el piso en una celda infestada de sabandijas, y luego lo transfirieron a la cárcel federal Coleman en Florida, donde se encuentra confinado hasta hoy. Sus primeras tres semanas en Coleman las pass en un calabozo, encadenado 23 horas al día.

Una vez establecido en Coleman, no se puso a maldecir su mala fortuna, ni se resignó, sino que se mantuvo ocupado emprendiendo nuevos proyectos y ayudando a sus compañeros confinados. Actualmente da clases de GED (grado equivalente a un diploma de escuela secundaria) a otros presos. Al principio las autoridades le asignaron una docena de “troublemakers” incorregibles a ver cómo se las arreglaba. Tras unas semanas, el salón acabó lleno a capacidad a medida que mas y mas confinados quisieron asistir a sus clases.

Además de extenderle una mano amiga a cualquier preso que le pida ayuda- a menudo para cosas como escribir una carta o conocer sus derechos- también escribe un libro sobre metodologías de investigación.

Solís es padre de cinco hijos. Tres de ellos son hijos del matrimonio previo de su esposa, cuyo esposo fue asesinado en un trágico incidente.

 

 

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