Población

Sobre Política de Población y otras mentiras

Desde una perspectiva laica, progresista y feminista queremos formular nuestra crítica y nuestra desconfianza hacia la recién terminada Conferencia sobre Población y Desarrollo de El Cairo.

El concepto de sobrepoblación, tan manipulado, no designa ningún hecho concreto, en la medida en que presupone un número abstracto de personas en relación con una cantidad específica de recursos sin tener en cuenta las relaciones políticas y económicas que median entre ambos.

El viejo argumento malthusiano según el cual la alta fecundidad es la causa de la pobreza, destrucción ecológica y guerras en el llamado tercer mundo, es falso, pero a Occidente le sirve para depositar en los otros y no en nosotros la culpa de los desastres del planeta, y para decidir que son las otras mujeres las que deben ser controladas, evitando así enfrentarse a la cuestión fundamental de la desigual distribución de los recursos y las estructuras de poder que la sostienen.

Hay una curiosa paradoja que nos hace desconfiar de las políticas de población: Mientras que se impulsa por todos los medios a las mujeres de los tres continentes (África, Asia y América Latina) a que reduzcan su fecundidad, asistimos en Europa y Estados Unidos a una gran retórica destinada a estimularnos a las mujeres blancas de clase media a que seamos más fértiles. Se exaltan las virtudes de la maternidad y la vuelta a la familia como recambio barato para el Estado del Bienestar en crisis.

Occidente tiene tres grandes miedos: el miedo a la explosión o bomba demográfica (fjarse en la manipulación linguística de estos términos y del siguiente), la invasión migratoria desde el Sur y la reducción demográfica occidental con el consecuente envejecimiento de los paises del Norte, debido a las bajas tasas de fecundidad. Pedro Solbes, ministro de economía, ya ha anunciado que los presupuestos incluirán ayudas a familias, sin concretar. Pero cualquier mujer zaragozana en su sano juicio se preguntará cómo es posible que se intente elevar nuestro índice de natalidad cuando tenemos un paro superior a tres millones de personas, cuando los contratos y salarios -si existen- son insuficientes, cuando no hay ninguna guardería gratuita en Zaragoza, cuando el precio de los libros de texto es escandaloso, cuando los tiempos de esta sociedad, los ritmos de trabajo etc, son absolutamente masculinos... Nos dicen que en un futuro no va a haber trabajadores/as que mantengan nuestro sistema de pensiones, debido a las bajas tasas de fecundidad, que Europa será una tierra de viejos y viejas. Sin embargo se cierran las fronteras a cal y canto a muchas personas jóvenes y fuertes que vienen desde el Sur a sobrevivir, a recuperar una mínima parte de lo que se les ha robado desde siempre. A bastante gente nos da igual que los jóvenes futuros sean blancos, negros, árabes, y pensamos que ellos/as tienen el mismo derecho de estar aquí o allá que nosotros/as.

Además, ¿qué es eso de que el Sur esta más densamente poblado que el Norte?. Datos de 1984: entre los diez países más poblados del mundo se encuentran cinco estados del norte de Europa: Suiza, Dinamarca, R.F.A., Bélgica, Holanda, están mucho más pobladas que, por ejemplo, Bolivia, Chad y Somalia (en los puestos 18, 19 y 20 de la lista). Tambien en 1984 la densidad de habitantes por km2 en la R.F.A. era de 245. En India era sólo de 205. ¿Porqué son los países del Sur los que tienen que reducir su población si no son los más densamente poblados, y, lo que es más importante, no son los que más consumen?.

La población de los países industrializados se reduce a una cuarta escasa parte de la población mundial. Sin embargo consumimos las tres cuartas partes de las materias primas, energía y alimentos mundiales. Evidentemente, si la O.N.U., el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, los estados occidentales, etc, quieren que las tres cuartas partes pobres de la población mundial se conformen con el único cuarto de recursos que les deja Occidente, tienen que reducir drásticamente el número de personas en los países del Sur. Pobreza y Bienestar no son una cuestión de densidad de población, sino una cuestión de reparto. La gente en el llamado tercer mundo no se muere de hambre porque produzca muchos hijos, sino porque la riqueza que produce no le beneficia a sí misma, sino casi exclusivamente al primer mundo. En los tres continentes apenas se cultiva alimento para la población, sino productos para la exportación. Hay enormes monocultivos de, por ejemplo, mandioca y soja, que la C.E.E., entre otros, utiliza después como alimento para sus animales.

Existen tres aspectos muy vinculados entre sí que ayudan a entender los motivos de la Política de Población: el exterminio de la gente pobre en vez del de la pobreza, el combate preventivo de la subversión y la limitación de la migración.

-La pobreza no es un descuido lamentable, sino la consecuencia y condición necesaria de la dominación del Norte sobre el Sur. El imperialismo moderno, heredero del colonialismo, explota a las personas y materias primas de los tres continentes. La mercancía, la tierra y la industria pertenecen a multinacionales y a terratenientes locales a su servicio. Mientras esta gente poseyó un trozo de tierra o algunos animales, no estaba dispuesta a someterse a las condiciones de hambre del sistema capitalista. Sólo trabajaban en plantaciones y fábricas esporádicamente, cuando necesitaban algún ingreso extra. Con esta manos de obra tan independiente y poco segura no se puede hacer negocios. Por eso, un objetivo fundamental del capital intemacional fue acabar con esta economía de subsistencia: monocultivos exportables, industrialización del campo, pequeños campesinos despojados de sus tierras. Consecuencia: emigración masiva a las ciudades, y un nuevo problema: había más gente empobrecida que la que se necesitaba en plantaciones, minas y fábricas. Desde el punto de vista del capital esa gente es superflua, osea excedente, osea superpoblación, explosión, bomba, invasión.

-Los hijos e hijas que no nacen tampoco podrán convertirse en revolucionarios/as. La explotación de los tres continentes no es algo tranquilo. Cíclicamente surgen revueltas, huelgas, etc. La lucha antisubversiva es un punto importame de la política imperialista, y la política de población es un método de lucha antisubversiva preventiva.

-Otras personas del Sur intentan sobrevivir en otra parte. Sólo algunas de ellas llegan al Norte, pero aún así son demasiadas. Occidente se convierte en una fortaleza inexpugnable (leyes de extranjería, etc). Esta es otra de las razones del gran interés por reducir la población del mundo.

Casi todas las naciones de los tres continentes son países deudores. Las personas trabajan para pagar esas deudas y los intereses de los créditos pedidos para pagar esas deudas. Los países prestamistas y, sobre todo, el B.M. y el F.M.I., que celebrarán en octubre una reunión en Madrid, sólo otorgan nuevos créditos bajo determinadas condiciones. Una de ellas es que los gobiernos de los países pobres deben adoptar medidas de control demográfico si quieren recibir ese dinero. Osea, tienen que procurar que se reduzcan drásticamente sus índices de natalidad.

Pero las mujeres también se rebelan, y la resistencia a la política demográfica es un tema central en el trabajo político de organizaciones feministas y de mujeres en el llamado tercer mundo. Sobre esta resistencia poco o nada se sabe aquí. En 1989 se organizó en Bangladesh la Conferencia Internacional contra la Política de Población, en la que participaron 140 mujeres de 32 países (evidentemente, el Vaticano no estaba allí). Como conclusión, aprobaron la Declaración de Comilla, en la que se manifiestan enérgicamente contra la política de control de población y en especial contra los proyectos de tecnologías genéticas y reproductivas.

Sabemos que no es nuevo lo que estamos diciendo, y en la Conferencia de El Cairo hemos oído alusiones a que la causa de la pobreza es el mal reparto de los recursos, junto con consejos o sugerencias sobre una nueva redistribución de los mismos. Pero este punto fundamental queda marginado, no se toman resoluciones sobre desarrollo sino sobre control de población. Por eso queremos denunciar a esta conferencia teñida de falso progresismo que esconde las verdaderas causas de la desigualdad y que presenta a las mujeres como responsables de los desastres del mundo.

La información dada en este artículo ha sido extraída del libro de Ingrid Strobl Fruto Extraño, publicado por la editorial Virus este año. El colectivo RUDA ha trabajado este tema, organizamos en mayo pasado unas jornadas en Zaragoza sobre el mismo, y disponemos de material escrito y audiovisual. Si os interesa podeis dirigiros al Apdo. 6.129, 50.080 Zaragoza.

Colectivo Feminista RUDA, a 12 de Septiembre de 1994.

Artículo publicado en la revista zaragozana "La Calle"


Ruda