La Batalla de Lepanto

El manco de Lepanto

Miguel de CervantesMiguel de Cervantes, el inmortal autor del Quijote, combatió en Lepanto a bordo de la galera Marquesa con la escuadra de refresco de don Álvaro de Bazán que tan brillantemente colaboró en el triunfo de las armas cristianas. El día de la batalla, Cervantes yacía en la enfermería, aquejado de malaria y mareado, pero, con todo, sobreponiéndose a sus males, abandonó el lecho y tomando sus armas se presentó ante su capitán. Este, al comprobar su estado enfebrecido, le ordenó que regresara bajo cubierta pero Cervantes replicó «que más quería morir peleando por Dios é por su rey que no meterse so cubierta. E así (...) peleó como valiente soldado, con los dichos turcos en la dicha batalla en el lugar del esquife». El esquife era el punto más peligroso del navío, a popa, por donde los abordajes eran más peligrosos. La Marquesa combatió en el ala izquierda cristiana y sufrió cuarenta muertos, entre ellos el capitán, y más de ciento veinte heridos, entre ellos Cervantes, que recibió dos tiros de arcabuz en el pecho y otro en la mano izquierda. Por suerte para nosotros, ninguno de ellos fue mortal, pero el de la mano izquierda se la dejó inútil y encogida, «herida que puede parecer fea pero él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros».

Después de Lepanto, el soldado Cervantes sería ascendido a «soldado aventajado» o de primera, y su sueldo aumentado a tres ducados mensuales.