Superpoblación
es el desajuste entre la población y los recursos, atribuible a
un exceso de población. La superpoblación aparece en un territorio
determinado cuando, a causa de unas estructuras socioeconómicas
invariables, todo aumento del número de individuos significa una
disminución de los niveles de vida de la mayoría de la población
y un obstáculo de cara a un desarrollo posterior.
La explosión demográfica,
que afecta a países, familias y territorios, tiene su trágico
cortejo en el aumento del analfabetismo (las escuelas no alcanzan), en
el aumento del paro, en el hambre, en la falta de viviendas y en
la inestabilidad social que engendra el desempleo; factores que, a la vez,
son considerados obstáculos para el futuro desarrollo del grupo
social. La especie humana se ha multiplicado sobre la Tierra produciendo
unos cambios desordenados. El equilibrio de la biosfera se ha alterado
irreversiblemente en muchos puntos. El ser humano está consumiendo
los ecosistemas del pasado (hidrocarburos), destruyendo los del presente
e hipotecando los del futuro.
El exceso de población
provoca falta de alimentos, carencia de agua y más contaminación
ambiental. El poder de población es indefinidamente mayor que el
poder de la Tierra para proveer subsistencia al hombre. El ser humano aumenta
su número y su poder de destrucción de la biosfera, pero
con certeza también está acelerando su marcha hacia la destrucción.
El crecimiento de la población mundial perfila un horizonte sombrío,
especialmente en el Sur, donde el problema demográfico viene a agravar
todas las demás carencias. El control de la natalidad se revela
como una urgencia apremiante, y el Norte no puede sentirse ajeno a los
problemas del Sur.
El S.XXI comenzó con
6 mil millones de personas y se ha estimado que la población mundial
crecerá mil millones más en una docena de años.