LIBERIA 

En 1989, Charles Taylor, líder guerrillero, desencadenó la guerra civil contra el dictador africano Samuel Doe que un año más tarde, en 1990, era asesinado. Operaban cuatro movimientos guerrilleros, de obediencia tribal, que se hacían la guerra entre sí bajo pretextos políticos, pero que desencadenaban matanzas de etnias rivales en las que la población civil de Liberia empezó a ser el máximo perdedor.

En 1996 la guerra civil se cobró entre 150 mil y 300 mil muertos, e hizo huir hacia los países limítrofes a casi 800 mil civiles. La guerra total devastó el país, mientras Francia facilitaba armamento a las tropas de Taylor a través de la costa del Marfil, una compañía luxemburguesa otorgaba a Taylor un millón de dólares a cambio de la concesión para explotar una mina de hierro y otros grupos se beneficiaban del comercio de diamantes o de la exportación de caucho.

En la capital, Monrovia, la calle estaba dominada por jóvenes bandas de ladrones y asesinos armados hasta los dientes que disparaban sin piedad contra el enemigo de etnia, de partido o de barrio. A veces ebrios, eliminaban en manada a un prisionero, le cortaban el sexo o la cabeza, se untaban con su sangre, se comían sus vísceras... De hecho, no obedecían a nadie, incluidos sus jefes, "señores de la guerra" como Taylor o Roosevelt Johnson, y hasta otros siete u ocho que ocultaban sus ambiciones de poder y de control económico bajo las rivalidades étnicas que se dedicaron a exacerbar bajo el delirio.

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