Durante el invierno de 1918-19, las fábricas de armamento de Tula y Astracán protagonizaron paros y huelgas reclamando los obreros la equiparación de sus raciones con las de los soldados del Ejército Rojo, la supresión de los privilegios para los comunistas, la liberación de todos los presos políticos, las elecciones libres al comité de fábrica y al soviet, la interrupción del reclutamiento en el Ejército Rojo, la libertad de asociación, de expresión, de prensa... En abril de 1919, Feliks Dzerzhinsky -jefe de la Cheka- se dirigió en persona a Tula e hizo detener a 800 "agitadores" y evacuar por la fuerza las fábricas ocupadas desde hacía varias semanas por los huelguistas. Todos los obreros fueron despedidos. La resistencia obrera fue quebrantada mediante el arma del hambre. El 10 de abril, la producción se reinició. El día antes, 26 "agitadores" habían sido pasados por las armas. 
 
Dos razones impulsaban a los campesinos a rebelarse: las requisas y el reclutamiento en el Ejército Rojo: En enero de 1919, la búsqueda desordenada de los excedentes agrícolas que habían señalado, desde el verano de 1918, las primeras operaciones fue reemplazada por un sistema centralizado y planificado de requisas. Cada provincia, cada distrito, cada cantón, cada comunidad aldeana debía entregar al Estado una cuota fijada por adelantado en función de las cosechas estimadas, pero que también incluía las patatas, la miel, los huevos, la leche, la mantequilla, la nata, las semillas, la carne... En 1918-20, las requisas se multiplicaron por tres. Las compensaciones que recibían del Estado estaban muy por debajo de lo entregado. 
Las negativas al reclutamiento ocasionaron al menos 3 millones de desertores entre 1919-20, en su inmensa mayoría campesinos. Los que la Cheka conseguía detener eran fusilados y sus familias convertidas en rehenes. 
 
El 24-1-1919, el Comité central del partido bolchevique estableció un plan de descosaquización: "En vista de la experiencia de la guerra civil contra los cosacos, es necesario reconocer como sola medida políticamente correcta una lucha sin compasión, un terror masivo contra los ricos cosacos, que deberán ser exterminados y físicamente liquidados hasta el último." De hecho, entre febrero y marzo de 1919, se ejecutaron a más de 8 mil cosacos. 
 
Informe de la policía política, octubre-1922: "En la provincia del Novo-Nikolayevsk, el hambre amenaza y los campesinos se aprovisionan de hierba y de raíces para su propio consumo (...) En la provincia de Kiev, los campesinos se suicidan en masa porque no pueden pagar sus impuestos, ni volver a tomar las armas que les han sido confiscadas. El hambre que se abate desde hace más de un año sobre toda la región provoca que los campesinos sean muy pesimistas en lo que  refiere a su porvenir."