"¿Quién realiza las ejecuciones? Se deja a la discreción de los agentes de la seguridad, que fusilan cuando no quieren ensuciarse las manos o matan lentamente si quieren contemplar la agonía. Supe, por ejemplo, que se puede matar a palos, por lapidación o con una pala. Se mata a los prisioneros como si fuera un juego, haciendo un concurso de tiro, apuntándoles a los ojos. También se fuerza a los suplicados a pegarse entre ellos y a desgarrarse mutuamente (...) He visto senos lacerados a cuchilladas, partes genitales hundidas por el mango de una pala, nucas destrozadas a martillazos (...) En el campo de concentración, la muerte es una cosa muy vulgar. Y los "criminales políticos" se debaten como pueden para sobrevivir. Hacen lo que sea para conseguir más maíz y grasa de cerdo. Sin embargo, a pesar de esa lucha, todos los días cuatro o cinco personas mueren, como media de hambre, de accidente o... ejecutadas. 
Resulta inimaginable escapar. Un guardián que detiene a un fugitivo puede hacer méritos. Algunos obligan a los prisioneros a trepar por las alambradas. Entonces disparan y fingen haberlos detenido. 
También hay perros vigilando. En 1988, dos prisioneros fueron atacados. De sus cuerpos sólo quedaron huesos. También en 1991, dos chicos de quince años fueron devorados." 
(Testimonio de An Myung Chul, antiguo guardián de un campo)