Hiroshima y Nagasaki fueron destruidas en agosto de 1945 por las
primeras bombas nucleares, ocasionando más de 100 mil muertos y
más de 100 mil heridos, básicamente civiles, y destruyendo
las dos ciudades en su práctica totalidad. La mayoría de
los heridos sufrieron gravísimas quemaduras, traumatismos de todo
tipo, mutilaciones... Muchos de ellos se fueron muriendo más tarde
de leucemia y cáncer por la acción de la radioactividad acumulada.
Por el mismo motivo, muchas mujeres tuvieron descendientes con malformaciones
genéticas.
Por su parte, los dirigentes y militares japoneses -impulsados por
su mentalidad ultra nacionalista expansiva, militarista y fascista- habían
ejercido una política opresiva, represiva y cruel para con los chinos
en los años 30. En los años 40, formando parte del eje Berlín-Roma-Tokio,
durante la guerra del Pacífico trataron con crueldad a los habitantes
de los territorios ocupados, así como a los prisioneros enemigos.