Inicio
Antecedentes
Foro Análisis
Información
Apoyo

Discurso pronunciado en el zócalo de la Cd. de México, marzo de 2000.


Sindicato Mexicano de Electricistas

Discurso pronunciado por el
C. Rosendo Flores Flores
Secretario General del
Sindicato Mexicano de Electricistas
2 de marzo de 2000.

En otros tiempos se lanzó un alerta, iba en otro sentir y sentido, pero se asemeja. Un fantasma recorre el mundo, miseria y pobreza, polarización social extremo, se llama neoliberalismo. Pocos tienen mucho y quieren más; muchos nada tienen: rompamos la inercia con democracia, trabajo y solidaridad y recuperemos la esperanza.

El capital privado, sobre todo el extranjero, despliega su potencia vital y todos obtendremos los beneficios del desarrollo global, eso nos dicen los discursos del grupo gobernante y los teóricos del neoliberalismo.

Pero el carácter tutelar del derecho laboral no permite, nos dicen esos corifeos, el despliegue pleno. La flexibilidad en todas las áreas de trabajo y las privatizaciones de todas las áreas sociales e industriales son necesarias, para no estorbar ni mellar el camino de la modernización, ni el comercio mundial ni el flujo de los capitales internacionales. No hay otro camino, nos dicen o inculcan desde todas las esferas del poder político y económico; desde Seattle, Davos y Los Pinos. No cumplir con la globalización económica será un error inmenso por nuestro parte. No le tengamos fobia al libre comercio mundial, dejemos que avance y que el desarrollo nos arrolle, nos dicen desde los centros de poder. La crítica es fóbica, déjese de lado. A ellos les decimos ¡basta! Siempre seremos críticos, siempre tendremos fobias ante el neoliberalismo.

Los trabajadores mexicanos y de América Latina sabemos que esto es un engaño; reconocemos en el proyecto neoliberal el desarrollo del capitalismo salvaje y la globalización de la miseria. Los trabajadores vivimos en la flexibilización el ataque sistemático profundo contra la solidaridad social y sindical. La flexibilización destruye contratos colectivos de trabajo, derechos y conquistas obreras de años; arranca de tajo la perspectiva elemental de la defensa colectiva por el interés individual. Propone la jornada y el salario por horas, socavando antigüedades, derechos colectivos y prestaciones como la seguridad, la medicina y la jubilación sociales.

Todo lo colectivo y público se conviene en individual y privado: a la añeja y sabia solidaridad se le convierte en egoísta medida de costo/beneficio. La experiencia de las privatizaciones en México y el mundo, generan despidos, ruptura de contratos, desaparición de sindicatos y alza en las tarifas y precios de los productos y servicios privatizados. Por eso siempre tendremos fobias pues el cumplimiento cabal y estricto de la ley laboral y el objetivo pleno de los constitucionales 123 y 27 serán nuestra exigencia permanente, pues soberanía y trabajo permiten equidad y desarrollo.

En esa misma tesitura nos colocamos frente al reto de la educación superior. Pues si en el ámbito de la distribución de la riqueza, los salados son un instrumento de equidad y justicia; la educación del pueblo es promotor del desarrollo por eso es necesario que se otorgue un 8% del PIB a la educación pública para reconstruirla y consolidarla. También el incumplimiento del artículo tercero constitucional es nuestra fobia.

Por supuesto que en la mira neoliberal encontramos otro nuevo objetivo y se observa un clima lleno de provocación, con dobles discursos. Se oferta el diálogo político, pero se deja inconcluso o se fuerza un camino violento. Hoy y ahora el reclamo es popular: un congreso universitario pleno, sólo existe en la libertad. Sin libertad de expresión y sin debate libertario el pensamiento y la razón no avanzan.

El apoyo a los centros financieros y la banca en general es un hecho en México, por encima de los intereses sociales de las mayorías. Con la nueva ley del Seguro Social se les entregaron los fondos de pensiones para su usufructo, con ello el ahorro interno creció en forma obligada pero con beneficios e intereses a los mismos banqueros, que no invierten sólo especulan con dinero ajeno.

En 1999, las 14 empresas operadoras de seguros de pensiones invirtieron en México el 98.77% de sus activos y tienen un monto acumulado de 20 mil 770 millones de pesos. Las Afore de Bancomer, Banamex e Inbursa concentran más del 50 por ciento de ese "ahorro interno". Los que más tienen más controlan y más acumularán. Todo para la banca, nada para los ahorradores

Al trabajador le corresponderán las miserables migajas que las cuentas individualizadas dejarán, en contra de la solidaridad social de otros tiempos. Ni qué decir de los apoyos inmensos del Fobaproa. Salud, seguridad social, vivienda, educación y servicios vicios urbanos son alejados de la política del Estado, para convertirse en instrumentos de mercado, eso significa privatizar ahora es el Individuo el que podrá adquirir todos los servicios que antes proporcionaba el Estado: el compromiso social del Estado se desvanece y surge la capacidad de compra personal.

Estas son las nuevas mercancías de los tiempos del libre mercado contemporáneo, desechando así derechos y prestaciones sociales de los trabajadores. Siendo mercancías, quien tenga comprará según su capacidad económica y con los salados que se pagan en México pocos, muy pocos podrán comprar los bienes y servicios públicos. Pues como todos sabemos, la mayoría de los trabajadores apenas sobrevive en la explotación y la miseria.

El Fobaproa sin duda es el mayor beneficio que se otorga a los banqueros nacionales e internacionales, se dice para evitar el quebranto de la economía nacional, pero se nota un pleno apoyo a quien especula y atesora. Esto es lo que tratan de ocultar los altos funcionados de Hacienda.

Además existe un crecimiento espectacular de la deuda pública. La deuda derivada del rescate bancario incluye 725 mil millones de pesos transferidos al Ipab. 91 mil millones del rescate carretero. El crédito por más de 60 mil millones otorgado por el Banco de México al Fobaproa. Los préstamos distribuidos entre Nafinsa y el Banco de Comercio Exterior; y ahora se propone la solución para Taesa

Para enfrentar todos estos gastos y el pago de esta deuda pública, la política del gobierno ha sido sencilla, dejó sin fondos al "sector de energía". Por ello insiste en que la inversión privada es indispensable en las industrias estratégicas nacionalizadas, pero bien sabemos que los nuevos esquemas de financiamiento y de inversión, no hacen sino entregar al capital especulativo el eje rector de la economía nacional. La aplicación de estos nuevos esquemas, que a la larga serán deuda pública ahora escondida, alcanzan un monto de 350 mil millones de pesos, casi el 8 por ciento del PIB.

En la industria eléctrica nacionalizada, ahora llamada simplemente "subsector", se niegan los fondos presupuestales para permitir el avance de la inversión privada. Pero se oculta que en esta lógica de esquemas modernos, se convertirán en deuda pública, en otro Fobaproa que apoyará y financiará a los inversionistas extranjeros.

Cierto, no hay presupuesto ni programas de financiamiento porque se favorece al capital especulativo y se enfrenta a los sectores del país al aplicar un discurso de controversia sobre los efectos de beneficios sociales y carencias reales de la población.

Apenas el pasado martes 15 de febrero del 2000 se señala que se han diferido proyectos de inversión por 15 mil 956 millones de pesos en la industria eléctrica, representando una caída del 61.7%. La apertura del sector es necesaria e indispensable, no abrir significará recurrir al presupuesto de los programas sociales para cumplir con la creciente demanda de electricidad. El chantaje es evidente Y este lunes pasado, se difunde en forma amplia las críticas más duras de los años recientes: un contrato colectivo obsoleto, caro y con cláusulas que impiden la productividad Por lo que la empresa Luz y Fuerza está en quiebra, y que la culpa sea de los; trabajadores.

No sólo eso, apenas el día de ayer, primero de marzo, es notifica que cumpliendo con los requisitos de la Cámara de Diputados es hace un recorte presupuestal al sector energía, PEMEX, CFE y, por supuesto, Luz y Fuerza, con lo que los; programas de inversión se revierten y se fuerza al nuevo organismo a tener una vida vegetativa. Claro, a menos que se logre la modificación a los artículos constitucionales y lleguen los ríos de dólares de la inversión privada que darán nueva vida a estas empresas.

Este es el contexto de nuestra actual contratación colectiva. Un marco de privatizaciones y un decaimiento generalizado del poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores mexicanos y de prebendas al capital especulativo. Hace años que en México los salarlos mínimos constitucionales no cumplen con su precepto; la política laboral de la modernización y el comercio global han impuesto al tope, como rector, mostrando su evidente existencia anticonstitucional.

Las privatizaciones promueven el desempleo y la destrucción de las organizaciones sindicales o de los contratos colectivos de trabajo, la evidencia está con nuestros camaradas ferrocarrileros, con los mineros de Cananea, los golpes al sector automotriz en la Ford o los negativos resultados en los ingenios azucareros o el ataque sistemático contra los sindicalistas de Altos Hornos o la simplificación del contrato colectivo en PEMEX y CFE.

Las condiciones sociales reflejan una explotación intensa y extensa, expoliación y miseria asolan los hogares de los trabajadores mexicanos.

Como es evidente, en nuestra materia de trabajo en especifico los ataques son directos. El año pasado, anunció el ejecutivo la necesidad de abrir al capital privado nacional o internacional, a la industria eléctrica nacionalizada pues será el único camino de lograr inversiones en el sector. Durante estos trece meses la insistencia es pertinaz. Durante todo el año los medios masivos de comunicación responden con una campaña amplia para apoyar la privatización de la industria eléctrica, atacan al SME, especialmente al contrato colectivo y "subrayan" las deficiencias de la empresa y los electricistas, en especial.

En el extranjero se oferta en todos los foros y en todo tipo de reuniones comerciales al "sector", el Secretario de Energía se convierte en el promotor más eficaz de la vendimia; y en lo que corresponde al gas natural, la privatización avanza a pasos agigantados Por nuestro parte; impulsamos una contraofensiva nacional y popular, el Frente Nacional contra la Privatización de la Industria Eléctrica forjó una defensa irrestricta de la industria como área estratégica para el desarrollo económico del país y como puntal efectivo de una política soberana o independiente de México.

La privatización de la industria eléctrica nacionalizada es un objetivo esencial en la política neoliberal que cunde por todo el globo y se promueve como la salvación del "sector" y del país.

Eficiencia y productividad, eficacia y rentabilidad son posibles en los marcos estipulados en nuestro contrato colectivo de trabajo. Así ha sido desde 1936 no tiene por qué ser diferente ahora. Los cambios tecnológicos han sido constantes desde 1902 en que surge la empresa y ello no ha impedido la creación del SME en 1914, ni la aplicación constante del contrato colectivo de trabajo desde 1932.

Se dice que Luz y Fuerza es una empresa obsoleta en lo técnico, en lo operativo y en lo administrativo. Que tiene un déficit financiero de más de 10 mil millones de pesos y que por cada peso vendido, 60 centavos son para gastos del personal. Por ello la propuesta es simple, desaparecerla para que CFE asuma sus funciones, despedir y recontratar a los trabajadores necesarios, después de quebrar al contrato colectivo y deshacerse de los jubilados. Claro, se nos dice, se cumpliría con los derechos de los trabajadores, que al respecto sería uno: la indemnización por despido. De este modo la industria sería moderna e integral y, sus servicios al fin cumplirían con los objetivos y metas propuestas en normatividad vigente así como las características de los tiempos de competencia internacional.

Aquí también el chantaje es evidente. No se cuestiona el precio de energía, ni la responsabilidad del gobierno federal al incumplir los compromisos adquiridos con el nacimiento del nuevo organismo, ni se indican los alcances mutuos logrados en los índices de productividad pactados y mucho menos se observa la negligencia para la asunción de los pasivos por parte del gobierno federal y evitar el doble discurso, y los análisis económicos fatalistas.

El objetivo es único y pretencioso: destruir el contrato y, con ello, a nuestro sindicato.

Hoy el sentir y el objetivo son también claros Desde 1914 se precisó, se matizó en el 36 y lo retomamos para afrontar el reto de la modernidad global. Bajo el marco de los artículos 123 y 27, aceptamos el reto de llegar al siglo con un contrato colectivo de trabajo que permite y postula la reestructuración de la empresa, la productividad como eje rector del servicio público de energía eléctrica, el cumplimiento cabal de los reglamentos y pactos vigentes y la revisión integral de las tarifas para que cada sector asuma sus compromisos con la sociedad, en una perspectiva plena de mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los electricistas del SME.

Nuestra trayectoria es nuestra tarea: trabajo, democracia y solidaridad.

1.- El SME asume el compromiso que la Constitución le impone en los artículos 27 y 28, otorgar un servicio público de energía eficiente, eficaz, moderno, productivo y responsable con el desarrollo social, con el crecimiento económico propio y con el carácter estratégico de ser palanca y poder de soberanía nacional.

2.- El SME preserva sus derechos adquiridos con la defensa plena e irrestricta del contrato colectivo de trabajo, porque sintetiza el objetivo tutelar del Constituyente de 1917, plasmado en el artículo 123, ante la sumisión de la dictadura porfiriana al capital extranjero desde entonces se alzó una perspectiva social de equidad y justicia en equilibrio de las fuerzas productivas para promover la distribución de la riqueza bajo las prestaciones y el salario de los trabajadores.

3.- El SME reconoce que el ataque profundo a los sectores educativos, a la vivienda, a la seguridad social, a los programas sociales de desarrollo y al recorte de todos los servicios públicos requiere de un arduo y sistemático trabajo solidario. Hoy como antes, la solidaridad no es un proyecto de gobierno sino una práctica social del pueblo trabajador de México, solo así se avanza y se resisten los embates del neoliberalismo.

Por la defensa plena del contrato colectivo,
ni un paso atrás..
Por la defensa plena de la industria eléctrica nacional,
ni un paso atrás.
Porque la Patria no se vende y la Constitución no tiene precio,
ni un paso atrás.

Responsable de la publicación: Ramón Pacheco Llanes, Secretario del Exterior.


Inicio
Antecedentes
Foro Análisis
Información
Apoyo