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Discurso pronunciado por el secretario general, Rosendo Flores Flores, el 1° de mayo de 1999.


Sindicato Mexicano de Electricistas

1° de mayo de 1999
Palabras del secretario general
del Sindicato Mexicano de Electricistas,
Rosendo Flores Flores

Compañeras y compañeros trabajadores, organizaciones políticas y civiles, universitarios, campesinos, pueblo de México:

El corazón de la república, como en otras ocasiones nos recibe para recordar este Primero de Mayo, la trayectoria histórica de la lucha de los obreros mexicanos; de los obreros de América; es decir de los trabajadores del mundo. Este Primero de Mayo es un acto político para recordar a los mártires históricos de las luchas obreras, pero sobre todo es un compromiso de honor para continuar con su ejemplo.

En el contexto de fin de siglo y ante el siglo venidero, tendrán que forjarse los anhelos y las banderas de los trabajadores mexicanos como en los viejos tiempos, con unidad, con combatividad y, por supuesto, con conciencia política que nos permita construir una nación sólida en lo económico, una patria autónoma e independiente en lo político para impulsar un desarrollo social con democracia y justicia sociales. Necesitamos una patria sólida e independiente, sin manos ni dictados extranjeros sobre nosotros, para consolidar una nación soberana que fije su propio destino y alcance sus propias metas.

El Primero de Mayo surge en la lucha combativa, hace ya más de un siglo, para consolidar la jornada de trabajo de ocho horas, el salario por jornada, la estabilidad en el empleo y las formas de negociación colectivas, por medio de dos instrumentos esenciales de los propios trabajadores: los sindicatos y los contratos colectivos de trabajo. Hoy el neoliberalismo atenta contra estas conquistas históricas, para implantar la productividad y la flexibilidad generalizada.

El capitalismo salvaje se propone la sumisión plena y el control absoluto del trabajo. El capital desea el control del trabajador, individual, para romper la solidaridad y la conciencia de clase.

Durante años México se construyó como un país fincado en su proyecto Constitucional del 17. Se plasmó en este proyecto, un elemento esencial de democracia por la vía del impulso al trabajo y del reconocimiento claro de las diferencias sociales, con el capital; por ello se estipuló el artículo 123 constitucional para ejercer un carácter tutelar por parte del Estado.

El desarrollo económico en este marco constitucional, si bien permite y fomenta el crecimiento del capital y propiedad privadas, también modera su acción especulativa imponiéndole restricciones dentro de aquellas industrias consideradas estratégicas, lo cual garantiza independencia económica y soberanía política, para afrontar los retos de la economía mundial, especialmente frente al capital imperial del comercio y el núcleo especulativo y voraz del crédito monetario y financiero.

Hoy todo esto se tira por la ventana. Se olvidan los errores de política económica así como los rescates onerosos a la banca y a las privatizaciones truncadas por la especulación. Argumentando la falta de dinero presupuestal para invertir, se pretende privatizar industrias estratégicas para entregar los destinos nacionales al interés mercantil de la iniciativa privada nacional o al capital financiero internacional. Sus errores económicos los olvidan y, entonces, ponen a la venta la industria eléctrica nacional, un recurso estratégico que es esencia de una perspectiva autónoma e independencia política: en suma, de la SOBERANIA NACIONAL.

De igual modo, en estos meses se proclama bajo un esquema monetarista, la privatización de nuestra Universidad Nacional eludiendo el debate amplio, profundo y participativo de la propia comunidad. Antes que la búsqueda de un compromiso de la federación para asumir un derecho de nuestra juventud, se le pide a ésta un principio de "equidad", para que los que tengan dinero paguen las nuevas cuotas. El esquema de crecimiento de la pobreza y de la extrema pobreza; el esquema de la polarización social se repite en la nueva propuesta para la educación superior. En lugar de abrir la universidad al pueblo de México, se remarca la injusticia social; se apoya un proyecto elitista para la universidad.

Se argumenta que no hay dinero, incluso se afirma que los esquemas del Norte y de Europa logran que el 40 y el 60 por ciento de la población tenga acceso a los estudios universitarios, mientras que en México sólo llega un 16 por ciento a la universidad. Las comparaciones se miran con ojos del imperio y no reconocen que millones de mexicanos son pobres o como dicen los datos oficiales, están en la "extrema pobreza". Esta es la condición social a que nos someten los programas financieros y económicos del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional o de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); las manos del capital imperial, que hoy quieren sumir a nuestro pueblo no sólo en la miseria sino en la ignorancia.

Pero la esperanza grata del futuro está en buenas manos. La juventud universitaria, aquí presente, frente a la imposición y la cerrazón, dice a coro ¡Basta! La juventud mexicana, los universitarios no sólo aprenden sino hoy, nos enseñan la fuerza solidaria para con el pueblo, pues quieren una universidad pública, nacional y gratuita. Están en contra de la ignorancia de nuestro pueblo, pues lo quieren educado, creativo, investigador y filósofo. Con ellos y como ellos decimos: ¡No a la privatización de la universidad! ¡Sí a una universidad abierta al pueblo y el pueblo a la universidad!

Los neoliberales no se detienen. Y sus corifeos así como sus tinterillos defienden la voz del amo sin recato ni vergüenza. Dicen que se respeta la ley y los programas aprobados, sin embargo el Banco de México y la OCDE insisten en que la única manera de salir de la situación de agobio, será con la privatización de la industria eléctrica interviniendo así en las decisiones fundamentales de la nación. En el Senado, el secretario de Energía negó esta dependencia económica y manifestó que es una propuesta para mantener la rectoría del Estado.

En defensa de su proyecto acuden a la mentira, al olvido y al miedo. Mienten al ocultar los acuerdos con la banca mundial. Olvidan sus errores de política económica y pretenden que los olvidemos nosotros, como los apoyos financieros a la banca en el Fobaproa. Pero sobre todo, lanzan fuertes campañas en todos los medios posibles, gastando fortunas, para difundir el temor y el miedo de que nos quedaremos sin energía si no entregamos al capital privado la industria eléctrica nacionalizada.

Ante esta campaña hoy estamos aquí presentes. Sin mentiras y sin olvidos, pero sobre todo sin miedos, sin temores. Con orgullo y con valor los estudiantes universitarios junto a los obreros y el pueblo alzarnos la voz en su conjunto para impedir que se nos excluya de las decisiones fundamentales de la nación. Hoy recordamos con admiración y júbilo las jornadas históricas de nuestros próceres y hacemos eco de sus demandas, porque hoy son el freno preciso contra el neoliberalismo.

Hoy los trabajadores, los estudiantes, los campesinos, los mexicanos todos, estamos alerta y alzamos juntos nuestra voz. En esta plaza de la Constitución y ante el amanecer del nuevo siglo, el Sindicato Mexicano de Electricistas se levanta al alba y no viene solo, le acompaña el mejor espíritu y la mejor esencia de nuestra patria. Digamos todos juntos:

¡Vivan los ideales de la República Mexicana!

¡Viva la Constitución Mexicana!

¡Viva el artículo 123 constitucional!

¡Viva la Universidad Nacional pública y gratuita!

¡Vivan los Mártires de Chicago!

¡Viva el Día del Trabajo!

¡Porque la patria no se vende: Viva México!

¡Viva México!

¡Viva México!

Responsable de la publicación: Ramón Pacheco Llanes, secretario del Exterior SME.


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