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Discurso pronunciado por el secretario general, Rosendo Flores Flores, el 18 de marzo de 1999.


Sindicato Mexicano de Electricistas
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL SECRETARIO GENERAL
DEL SME, ROSENDOFLORES FLORES
18 DE MARZO DE 1999.

COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS.
TRABAJADORES MEXICANOS
PUEBLO DE MEXICO

Bienvenidos a esta cita con la historia este 18 de marzo. Estamos reunidos por esta gran jornada nacional en defensa de la soberanía y en contra de la privatización de la industria eléctrica. Seamos el frente de resistencia que la nación y el pueblo reclaman en la lucha por su soberanía.

Al parecer, en estos tiempos, se olvida a la Revolución Mexicana y a nuestras raíces históricas, pero ni el pueblo de México ni los trabajadores, olvidamos.

Como habrán notado, nuestra marcha tiene trayecto histórico. Al centro de la capital hemos llegado desde el Angel de la independencia, por Reforma, por Juárez, por Hidalgo, por Madero. hemos llegado por 5 de mayo y por 16 de septiembre: todos estos nombres tienen presencia histórica sin igual. Es el recorrido y trayectoria de una historia de años; de una constante mexicana en la lucha de la soberanía nacional, de la independencia económica, de la autodeterminación de nuestro pueblo y de la constante búsqueda de desarrollo y justicia social: Es una trayectoria histórica que no podemos olvidar, es el camino de una nación por construir su destino y su futuro. Es un camino que se forja y vislumbra sin olvido; es un camino que se forja en la lucha permanente del pueblo mexicano. La mayor parte de ese pasado, ha sido en la búsqueda de un futuro propio, autónomo, independiente, de pleno ejercicio soberano.

No podemos olvidar la historia, porque sería traicionar nuestra trayectoria, porque sería traicionar los preceptos y los principios que nos legaron bisabuelos, abuelos y padres. Porque aquellos principios forjaron patria y soberanía con el calor y color de la sangre de muchos mexicanos.

El destino y la lucha por la soberanía ha sido a costa de sangre, porque los imperios y sus lacayos imponen condiciones sin importar fronteras ni trayectorias nacionales, El imperialismo, desde que surgió, rompió costumbres, tradiciones y raíces históricas nacionales: porque el capital no tiene amigos ni fronteras, sólo intereses. Esta es nuestra enseñanza. La enseñanza de Hidalgo para forjar una nueva Nación. La enseñanza de Juárez en la Reforma, para consolidar un propio destino nacional. La enseñanza de Zapata, por tierra y libertad de los más desposeídos.

Sin embargo, existen gobernantes que pretenden imponer el olvido. Esos gobernantes pretenden empezar desde cero, como si eso fuera posible. Lo importante es el futuro, no el pasado, lo dicen y lo recalcan, tienen una frase especial: hay que prohibir mirar hacia atrás, hay que mirar siempre adelante. Lo hacemos por el futuro de la patria, de nuestros hijos. No cultivemos ni rencor ni venganza.

Pero ningún pueblo y, menos el mexicano, puede olvidar si tiene un pasado pendiente. Por eso los pueblos siempre recuerdan. Y entonces, recordamos cómo Lázaro Cárdenas impulsó la construcción propia de la industria petrolera. Y entonces recordamos a López Mateos que culminó aquella labor, creando la otra columna de la energía nacional, pues con electricidad quedó trazada esa estrategia. Para caminar con fuerza propia nuestro propio destino. Para hacer camino al andar con la fuerza que da la energía de las entrañas nacionales. Hoy nos proponen olvidar el pasado. Y decimos con firmeza, ¡basta! Queremos caminar el próximo siglo con paso firme, con andar soberano y libre. Queremos que el petróleo y la electricidad sigan siendo nuestros, para hacer nuestro propio camino.

Por eso no dudamos que por obra y gracia de la mano neoliberal muy pronto quisieran desaparecer del edificio de la vieja Compañía de Luz y Fuerza una placa conmemorativa, que ya causa vergüenza a nuestros gobernantes, pero que los trabajadores habremos de rescatar permanentemente del olvido, son las palabras que el presidente Adolfo López Mateos pronunció en su informe al pueblo de México en el Congreso de la Unión, aquel histórico 1º de septiembre de 1960. Dijo con claridad:

"No puedo ocultar a vuestra soberanía la emoción de mexicano y de gobernante, al anunciar que con la compra de las empresas eléctricas y la reforma constitucional que propondré, la nación será la única propietaria de una fuente de energía vital para su futuro desarrollo y abrigo la convicción profunda de que, quienes actualmente laboran en la industria eléctrica, se percaten de su nueva situación de trabajadores al servicio del pueblo mexicano; empeñando sus esfuerzos con renovado patriotismo en una gran tarea de solidaridad nacional".

El Mexicano de Electricistas es un sindicato que no puede olvidar, no olvida su pasado porque le ha permitido crear su presente. No podemos olvidar 45 años de explotación de la empresa extranjera, ni podemos olvidar las enseñanzas de lucha de nuestros padres, porque al calor de sus luchas, nos forjaron nuestro presente. Porque vislumbraron el futuro y aquí estamos, este año cumplieron 85 años de presencia nacional. Y no podemos olvidar que nacimos en 1914, como tampoco podemos olvidar que López Mateos nacionalizó la industria eléctrica de manos del capital imperialista, que hoy pretende retomar, porque nosotros les abrimos la puerta. Dicen que, eso es una decisión de soberanía. Y nosotros decimos que mienten.

En este mismo Zócalo capitalino, dijo López Mateos el 27 de septiembre de 1960: "La nacionalización de la industria eléctrica es una meta alcanzada por el pueblo en el camino de la Revolución Mexicana". Y nos invitó a los electricistas a jurar lealtad a la Nación con nuestro trabajo, y a vigilar con firmeza el desarrollo de la industria eléctrica. En ese tiempo aceptamos el reto, hoy recordamos el compromiso. El Mexicano de Electricistas no olvida, está en su destino y en sus principios, por que nos forjamos al calor de la revolución mexicana, cuando despuntando el siglo y cuando se consolidaron los viejos anhelos y los mejores principios soberanos de nuestra patria.

El debate nacional sobre la apertura de la industria eléctrica no está en el artículo 25 ó 26 constitucional, no estriba en la rectoría del estado o en el cumplimiento del Plan Nacional de Desarrollo, no está en cubrir programas sectoriales ni metas de corto plazo, tampoco en la vigilancia de los precios y las tarifas.

Ese no es el debate. El debate nacional está en el artículo 27 constitucional, por las raíces históricas que entraña, de la independencia y la revolución mexicanas, que hace a una Nación como la nuestra, la propietaria inalienable de los recursos todos de nuestra patria y de nuestro territorio. La Patria no tiene precio y la Constitución no se vende.

Por eso el Sindicato Mexicano de Electricistas repudia a los que confunden soberanía con el derecho a vender "al mejor postor" la industria eléctrica, porque prostituye la esencia nacionalista que nos legó López Mateos y porque hacemos eco de la historia y del sentir del pueblo mexicano, por eso hacemos nuestros sus postulados progresistas y visionarios por la libertad, la Independencia y la soberanía de México.

¡En esta lucha no claudicaremos!
¡Viva México!
Muchas Gracias Compañeros

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