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SOBRE MANUEL PAULÍN ORTÍZ

Por: César Torroella Labrada

Nº de Cred.: 17591

El pasado 1º de Septiembre del presente, falleció el C. Paulín, a los 98 años de edad; fue Secretario General del SME del 14 de Diciembre de 1936 al 21 de Julio de 1938; era el último sobreviviente del glorioso Comité de Huelga del SME.

Pero antes de continuar, debo agradecer públicamente a mi amigo y compañero Joaquín Rivera Melo Reza, investigador del Archivo General de la Nación, el haberme obsequiado -en Junio pasado- un ejemplar (inédito) del manuscrito que el Ing.Paulín hizo en 1984, en el que destaca hechos históricos, protagonizados por el SME en los años treinta.

El manuscrito relata, de manera sintetizada y magistral, acontecimientos no sólo de la historia del Sindicato sino del País.

Gracias a este extraordinario documento, podemos enterarnos, por ejemplo, que en el período en el que fue Secretario General del SME el C. Luis Espinosa Casanova (1933-1934), las cuotas sindicales se aportaban en forma voluntaria; por lo que él gestionó y obtuvo de la Empresa, que las cuotas sindicales se descontaran de la nómina de cada trabajador y se entregaran posteriormente al Sindicato, fortaleciendo y estabilizando así las finanzas, lo que le permitió al SME poder alquilar un local... "sito en Colombia 9, que fue adaptado para instalar las oficinas sindicales y que contaba con un salón para celebrar las indispensables asambleas de la Organización". Más adelante, a principios de 1936..."el Sindicato adquirió, como terreno, una casa vieja sita en Artes 45, con el propósito de construir allí, en su oportunidad, su propio edificio sindical, ya que el local de Colombia 9 era insuficiente para sus necesidades".

En aquel entonces, el Sindicato no tenía distintivo y - según relata Paulín- "para corregir esta deficiencia, se convocó a todos los trabajadores a un concurso para elegir el escudo del Sindicato, concurso que fue ganado por el C. Espinosa Casanova, quien era un gran dibujante; el diseño elegido sigue siendo, después de medio siglo, el escudo oficial de nuestro Sindicato".

La histórica Huelga de 1936 (16 al 26 de Julio), narrada por el propio Paulín, adquiere su verdadera dimensión : Terminado el período sindical del C. Espinosa Casanova, fue nombrado Secretario General el C. Breña Alvirez (el que habla ocupó, en ese Comité Central, el puesto de Secretario de Educación y Propaganda). Por entonces se acercaba la revisión del Contrato Colectivo de Trabajo y, por ello, el Comité Central procedía a preparar este documento. Lo primero que hizo fue examinar los estados contables de la Empresa, examen que nos permitió cuantificar el monto de sus inversiones y el de sus ingresos que, como esperábamos, representaban un % exagerado de aquéllas; se fijó un % razonable de ganancias y se concluyó que la Empresa debería emplear el excedente en beneficio de sus trabajadores, sin poner en peligro su estabilidad financiera. Enseguida se consideraron las prioridades de nuestras demandas concluyéndose que las jubilaciones y las vacaciones con goce de salario, prestaciones ambas, que nunca habían existido en México, serían, en esta revisión contractual, las metas a conquistar. El importe de estas prestaciones fue valorizado por Seguros de México, S. A., expertos en esta clase de cálculos, importe que podía ser cubierto por la Empresa; a continuación se redactó el clausulado del Contrato, el cual, una vez que fue aprobado por una Asamblea General, fue presentado a la Compañía, con suficiente anticipación, para su conocimiento y estudio.

El conocimiento que teníamos los trabajadores del importe de nuestras demandas y de la capacidad económica de la Empresa, nos permitió declarar, de salida, en forma clara y terminante, que rechazábamos, definitivamente, el sistema de regateo, usualmente empleado en estos casos y que, en consecuencia, no quedaban más que dos alternativas:

o bien la Compañía aceptaba el 100 % de las demandas de sus trabajadores; o bien éstos irían a la Huelga.

Continúa el C. Paulín : Obviamente, la Compañía informó a las grandes empresas del País acerca de dichas demandas, y aquellas se dieron cuenta, inmediatamente, que, de ganarlas nuestro Sindicato, muy pronto sus propios trabajadores les exigirían iguales prestaciones; por lo tanto tomaron, desde luego, el partido de la Compañía. Por nuestra parte, mantuvimos informados a los trabajadores del país acerca de las discusiones de nuestro Contrato Colectivo y, por supuesto, todos nos brindaron su más amplia y combativa solidaridad. Y así, un conflicto local entre la Cia. de Luz y sus trabajadores, se convirtió en un gran choque frontal entre el proletariado nacional y la clase patronal del país. Llegó, por fin, el momento de discutir nuestras demandas básicas y la Compañía se negó, como esperábamos, a aceptarlas. Entonces, de acuerdo con nuestra advertencia inicial, no nos quedaba otro camino sino la huelga. Pero nunca perdimos conciencia de las gravísimas consecuencias de un acto de esta magnitud. Y, entonces, solicitamos, con carácter de urgente, y obtuvimos de inmediato, una entrevista con el Gral. Cárdenas, Presidente de la República, a quien dimos una amplia información del estado de nuestro conflicto, recalcando que la actitud de la Empresa, no nos dejaba otro camino a seguir sino ir a la huelga.

El Gral. Cárdenas nos escuchó atentamente, hizo algunas preguntas que, naturalmente, contestamos a su entera satisfacción, y declaró :

"Si Ustedes van a la huelga y no violan ninguna disposición legal, mi Gobierno no interferirá, de ninguna manera, con su movimiento". Esta declaración fue la luz verde para seguir adelante en nuestra lucha (...)

Y, hay que decirlo : nuestra huelga fue posible, principalmente, por la actitud de respeto a la Ley asumida por el Gral. Lázaro Cárdenas, Presidente de la República, gran patriota y gran obrerista, a quien rindo aquí sincero y emocionado tributo de gratitud y de agradecimiento.

Aquí cabe destacar la conciencia de clase de nuestros dirigentes del 36; la firmeza con la que asumieron la grave responsabilidad de estallar un movimiento de huelga de esta naturaleza, quizá el único en el mundo en cuanto a su duración; y el apoyo decisivo de la clase obrera del país, sin el cual no se hubiera tenido éxito, ya que hubo demasiadas presiones contra nuestros dirigentes. Una de ellas fue la que ejerció el mismo Lombardo Toledano y cuyo relato dejo en palabras del propio Paulín : A unos cinco días de iniciada la huelga, el Lic. Lombardo Toledano, que era, por entonces, el líder máximo de los trabajadores de izquierda de la República, pidió hablar con el C. Breña Alvírez, quien, por urgencias propias del movimiento que dirigía, me envió en su lugar, dándome la más amplia autorización para discutir y, eventualmente, para llegar a un acuerdo con dicho Licenciado, respecto a nuestra huelga. El Lic. Toledano, que no me conocía, me recibió en su despacho y cuando supo que yo iba en representación del Comité de Huelga, me dijo:

Compañero, ya han demostrado ustedes, los electricistas, con su Movimiento, que sí existe en México el Derecho de Huelga, y este es un logro importantísimo para los trabajadores de México. Por otra parte, su huelga está causando gravísimos daños a nuestro país. Por lo tanto les pido que, de inmediato, levanten su movimiento” !!

Yo contesté : al iniciarse las discusiones, informamos a la Empresa, con toda claridad, que no aceptaríamos ningún regateo y que, por lo tanto, o bien aceptaban el 100% de nuestras demandas, o bien iríamos a la huelga. Como a la fecha la Empresa se niega a aceptar nuestras demandas básicas : jubilaciones y vacaciones con goce de salario, en cumplimiento de nuestra declaración inicial, no levantaremos nuestra huelga sino hasta que la Cia. acepte el 100% de nuestras demandas(...)

Y, así, continuamos en huelga. La situación empeoraba por momentos. Por entonces casi el único medio de transporte colectivo en la Ciudad de México era el de tranvías eléctricos, que quedaron paralizados por falta de corriente; por la misma causa se paralizaron industrias, talleres, fábricas, etc. etc.

Hubo presiones de todo tipo, pero quizá la más fuerte -por sutil- fue la del secretario particular del Gral. Cárdenas.

Nuevamente dejo al C. Paulín el relato, haciendo notar que él sí captó la verdadera intención del mensaje, poniendo a prueba, una vez más, la firmeza del Sindicato: Como al 8º día de la huelga nos mandó llamar, a Palacio Nacional, el Lic. Luis A. Rodríguez, Secretario Particular del Gral. Cárdenas, quien estaba de gira por el Norte del país y nos dijo :

"miren ustedes, la situación creada por su huelga es gravísima, caótica, insostenible ya. Ahora bien, todos ustedes son conocidos de la ciudadanía, porque sus fotos han sido publicadas repetidamente por la prensa. Entonces, o levantan inmediatamente su huelga o los lincha el pueblo de México. Y escuchen bien: yo no puedo evitar su linchamiento" !!

Obviamente este funcionario público amenazó nuestras vidas... y contaba con el personal necesario para lincharnos : ¡Nunca el pueblo de México, tan noble, siempre tan explotado, tan sufrido siempre ¡sino sus propios pistoleros!

Después de esta entrevista, discutimos cuidadosamente la situación y decidimos : continuar la huelga ;

reclutar un grupo voluntario de trabajadores; armarnos todos y nunca andar solos, sino siempre en grupos de, cuando menos, seis personas, todas con las pistolas amartilladas, tirar a matar a cualquier grupo que se nos acercara en actitud hostil, es decir: vender caras nuestras vidas ;

finalmente, que el C. Breña y yo nos trasladásemos a Torreón para informar al Gral. Cárdenas de los últimos acontecimientos y para escuchar sus recomendaciones sobre el particular. El señor Presidente nos dijo :

"estoy enterado de la situación y de que las instalaciones de la Empresa no han sufrido daño alguno. Sin embargo, dada la gravedad del caso, yo les pido buscar un medio que satisfaga los intereses de los trabajadores y que les permita levantar su huelga lo más pronto posible".

Regresamos a México y encontramos que la situación era ya insostenible. Sin embargo, la clase patronal, representada por la Cia. de Luz, no cedía. Nosotros, los trabajadores , tampoco . Al 10º día de huelga apareció un aviso en la prensa, a plana entera, advirtiendo a la clase patronal que, o bien satisfacían todas nuestras demandas o bien la clase trabajadora del país declararía una huelga nacional por tiempo indefinido. La amenaza era sencillamente aterradora, ya que la clase patronal había aprendido, con nuestro ejemplo, que los trabajadores mexicanos cumplíamos nuestras advertencias.

Ese mismo día la Empresa dobló las manos, se rindió incondicionalmente, informándonos que aceptaba todas nuestras demandas.

¡Se había ganado la huelga!

¡Por primera vez, los trabajadores ganaron el 100% de sus demandas!

¡La clase obrera de México había vencido en una gran batalla por el mejoramiento de sus condiciones de vida! (...)

Después de informar ampliamente a una Asamblea General el resultado de nuestra lucha, se procedió a la impresión de un número suficiente de ejemplares de nuestro Contrato Colectivo de Trabajo, para entregar un ejemplar a cada uno de nuestros agremiados, y para enviar, uno o varios ejemplares, a todas las Organizaciones obreras de la República, las que, en su momento, incorporaron a sus propios Contratos de Trabajo, los logros obtenidos por nuestro Sindicato. Por supuesto que informamos y asesoramos ampliamente a todas las organizaciones nacionales, y aún a algunas extranjeras (Centro América y norte de Sud América) que lo solicitaron.(sic)

El episodio siguiente, es de vital importancia histórica, ya que el SME protagonizó un papel fundamental en la vida política nacional de aquel entonces, que le costó la expulsión del país al mismísimo ex-Presidente, Gral. Elías Calles, por haber declarado en la prensa nacional que había que restringir el derecho de huelga, porque los trabajadores causaban mucho daño a la Nación al abusar de este derecho...según quedó de manifiesto en la huelga de los electricistas.

Pero mejor dejemos la palabra al C. Paulín: Cuando leímos estas declaraciones, el compañero Breña y yo, nos percatamos inmediatamente del gravísimo daño que haría a los trabajadores cualquier restricción a su fundamental derecho de huelga. Entonces convocamos urgentemente, por teléfono, a todos los Secretarios Generales de las organizaciones obreras del país, a una reunión importantísima que se celebraría ese mismo día, por la tarde, en nuestro Sindicato, en sus oficinas de Colombia 9, para estudiar la respuesta de la clase obrera de México a la indudable agresión del Gral. Elías Calles. La Asamblea, muy numerosa, y verdaderamente representativa del proletariado nacional, después de amplias deliberaciones, acordó publicar, en la prensa del día siguiente, una información según la cual los trabajadores iríamos a una huelga nacional, de duración ilimitada, como respuesta automática, inmediata, a cualquier restricción gubernamental del derecho de huelga. Estas declaraciones se publicaron 24 horas después de las del ex-Presidente Elías Calles. Ese mismo día, por la noche, el Gral. Cárdenas, contando con el apoyo irrestricto del Ejército y de los trabajadores, en un acto absolutamente sin precedente, expulsó del país al Gral. Calles y afirmó así, definitivamente, su posición como Presidente de la República y no restringió, en ninguna forma, el derecho de huelga.

Posteriormente, a proposición de nuestro Sindicato, se acordó crear, con los representantes obreros que firmaron las declaraciones antes citadas, el Comité Nacional de Defensa Proletaria. Este Comité, después de prolongadas reuniones, acordó convocar a una magna asamblea nacional, con el fin de agrupar a todas las organizaciones obreras del país en una gran central nacional. Y así nació la C.T.M. Tengo en mi poder una foto de prensa del presidium de esta magna asamblea; en ella aparece, como Presidente de este cuerpo directivo, el C. Breña, y yo como miembro del mismo. Se ha afirmado, una y otra vez, que la C.T.M. fue creada por el Lic. Lombardo Toledano. Esto es falso, de toda falsedad. Si lo que se afirma fuese verdad, dicho Lic. hubiese sido nombrado, obviamente, Presidente del Presidium de la asamblea constitutiva”. ( letras negritas y subrayado míos ).

Por aquel entonces, el SME no tenía Estatutos, por lo que, de acuerdo con Paulín: el Comité Central, encabezado por el C. Breña, procedió a su redacción . Una vez que fueron aprobados por una Asamblea General, entraron inmediatamente en vigor y su cumplimiento obliga, ineludiblemente, absolutamente, a todos los miembros del Sindicato.

Llegó el momento de construir nuestro propio edificio sindical . Quizás por ser Ingeniero Civil, egresado de la Facultad de Ingeniería de la U.N.A.M., fui comisionado para dirigir el proyecto y construcción de dicho edificio que, en su tiempo, tenía características que lo hacían único en su género, ya que albergaba la cooperativa, las oficinas sindicales, el servicio médico, un gran salón de asambleas, la biblioteca y un gimnasio con sus servicios auxiliares: baños, vestidores, etc. etc. Posteriormente, se encomendó al gran muralista David Alfaro Siqueiros, llamado "el Coronelazo", la ejecución, en uno de los muros de un descanso de la escalera principal, de un gran fresco, naturalmente con un tema de la eterna lucha obrero-patronal. (Retrato de la Burguesía).

Y aquí llega a su término el mandato del C. Breña Alvírez como Secretario General de nuestro Sindicato (1934-1936), mandato que fue tan fecundo en la obtención de logros tan importantes para el proletariado nacional.

Concluido el mandato del C. Breña, el Sindicato tuvo a bien nombrarme Secretario General de nuestra Organización . Se acercaba la nueva revisión del Contrato Colectivo, la cual se llevaría a cabo en 1938. En esta ocasión nuestra demanda básica era la impartición de servicio médico gratuito para los trabajadores de la Compañía y sus familiares . Al llegar a esta demanda, los representantes de la Empresa declararon, enfáticamente, que la Compañía no estaba en condiciones de montar y, menos aún , de operar, un servicio de esta naturaleza (entonces no había ISSSTE, ni Instituto Mexicano del Seguro Social, ni nada por el estilo). Yo contesté que, en ese caso, el Sindicato montaría y operaría dicho servicio, bien entendido que todos los gastos que originara, previa la correspondiente comprobación, serían cubiertos, totalmente, por la Empresa la que, con un escepticismo manifiesto, aceptó nuestra demanda . El resto del clausulado se discutió y aprobó sin mayor problema.

Por aquel entonces conocía yo a un destacado Doctor que a una gran capacidad profesional, aunaba una gran experiencia administrativa . Encargué, pues, al Dr. José Castro Villagrana, ya fallecido, que montara y, posteriormente, operara, un servicio médico de primera clase, dejándole en absoluta libertad para nombrar a todo el personal necesario: médicos, anestesistas, enfermeras, afanadoras, camilleros, etc. etc. y para adquirir el instrumental médico, equipo, mobiliario, ambulancias, etc.etc. todo ello sin recomendarle que empleara a mengano o a zutano, sin insinuarle siquiera que comprara el equipo médico aquí o allá. (...) El resultado fue, que por primera vez en México, un sindicato de trabajadores proporcionaba, a sus agremiados y a sus familiares, un servicio médico gratuito, de primera calidad.(...)

Posteriormente, convencido de que mi separación del cargo de Secretario General beneficiaría a nuestra Organización, renuncié, con carácter de irrevocable, a dicho cargo y regresé a la Compañía para ocupar el mismo puesto y con igual salario, que desempeñaba antes de ausentarme del trabajo para servir comisiones sindicales.

El C. Paulín, criticó siempre la desmemoria de los dirigentes del SME,del año 40 a la fecha” (1984), a sabiendas del peligro que representa desconocer la Historia y repetir los mismos errores o no saber valorar los aciertos. ¡Cuánta razón tenía y sobre todo hoy, que el SME necesita abrevar en su pasado y reconocerse como un gran Sindicato de lucha, visionario, firme y combativo!: “dichos dirigentes, procediendo con un impudor increíble, han condenado a los dirigentes sindicales de esa gesta al olvido más completo, al ostracismo más absoluto “.

Sirvan estas líneas para rescatar, aunque haya sido a grandes rasgos, una de las mejores épocas de nuestro Sindicato; y para rendir desde aquí un modesto homenaje a nuestros dirigentes de los años treinta, que nos legaron Contrato Colectivo de Trabajo, Estatutos, Finanzas sanas, Edificio Sindical y Escudo: Breña Alvírez, Espinosa Casanova, David Roldán, Pavón Flores (Asesor legal del SME), etc. particularmente al admirable y glorioso Comité de Huelga de 1936, cuyo último sobreviviente, el entrañable compañero Paulín, ha fallecido.


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