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¡ ¿ VIEJO YO ..... ? !

Poco a poco se fue comenzando a mover ...
Poco a poco se fue aflojando...
Finalmente se perdió.
Este fue el primero.
Al segundo le sucedió otro tanto. Duró más, se defendió más, pero al final indefectiblemente sucumbió.
El tercero pareció que podría ser salvado, sus movimientos eran lentos y no muy amplios; sin embargo, con el paso del tiempo se fueron ampliando y ampliando hasta llegar a ser enormes y aunque se convirtieron en habituales y se creyó que no pasarían de eso, finalmente este también cayó .....
Se miraba y se remiraba en el espejo y sus facciones se iban descomponiendo, dando paso lentamente a una expresión de profundo desaliento, de desamparo, de pérdida evidente de la confianza en sí mismo. Y miraba una y otra vez desalentado los tres vacíos impresionantes que dejaran en su boca los tres dientes perdidos.
Pero ... en ese momento se insinuó en su mente una cierta idea ... , que vaga al principio fue tomando forma más y más definida en cada instante. Era una idea luminosa, brillante, una idea de color azul, una idea que lo reconciliaba con el universo, que le devolvía el gusto por la existencia, la confianza en sí mismo... ¡Que importaba que tuviera problemas respiratorios, gastrointestinales, circulatorios, con la vejiga, con el páncreas, con el duodeno, con la médula ósea y hasta el "pie de atleta"!
Su mano derecha se colocó sin darse cuenta sobre su corazón y empezó a palpar un pequeño objeto bajo la tela de la bolsa de su camisa. Lo tocaba y miraba sonriente al infinito, con la seguridad en su mirada, con los ojos luminosos, mientras exclamaba para sí: - ¡¿Viejo Yo ... ?! - y veía en su cerebro, claramente, la pequeña pastilla de VIAGRA que tenía guardada en la bolsa de su camisa.

Romeo. Verano 1999.


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