Contra el liberalismo

Mao Tse-tung
CONTRA EL LIBERALISMO 

Del
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN 1976
Primera edición 1968
(3a impresión 1976)
Tomo II, págs. 25-27. 




   

  CONTRA EL LIBERALISMO
  7 de septiembre de 1937 



      Estamos por la lucha ideológica activa, pues ella es el arma con que se 
  logra la unidad interna del Partido y demás colectividades revolucionarias en 
  beneficio del combate. Todos los comunistas y revolucionarios deben empuñar 
  esta arma. 
      Pero el liberalismo rechaza la lucha ideológica y propugna una paz sin 
  principios, dando origen a un estilo decadente y vulgar, que conduce a la 
  degeneración política a algunas organizaciones y miembros del Partido y demás 
  colectividades revolucionarias. 
      El liberalismo se manifiesta en diferentes formas: 
      A sabiendas de que una persona está en un error, no sostener una discusión 
  de principio con ella y dejar pasar las cosas para preservar la paz y la 
  amistad, porque se trata de un conocido, paisano, condiscípulo, amigo íntimo, 
  ser querido, viejo colega o viejo subordinado. O bien buscando mantenerse en 
  buenos términos con esa persona, rozar apenas! el asunto en lugar de ir hasta 
  el fondo. Así, tanto la colectividad como el individuo resultan perjudicados. 
  Este es el primer tipo de liberalismo. 
      Hacer críticas irresponsables en privado en vez de plantear activamente 
  sugerencias a la organización. No decir nada a los demás en su presencia, sino 
  andar con chismes a sus espaldas; o callarse en las reuniones, pero murmurar 
  después. No considerar para nada los principios de la vida colectiva, sino 
  dejarse llevar por las inclinaciones personales. Este es el segundo tipo. 
      Dejar pasar cuanto no le afecte a uno personalmente; decir lo menos 
  posible aunque se tenga perfecta conciencia de que algo es incorrecto; ser 
  hábil en mantenerse a cubierto y preocuparse únicamente de evitar reproches. 
  Este es el tercer tipo. 
      Desobedecer las órdenes y colocar las opiniones personales en primer 
  lugar; exigir consideraciones especiales de la organización, pero rechazar su 
  disciplina. Este es el cuarto tipo. 
  
      Entregarse a ataques personales, armar líos, desahogar rencores personales 
  o buscar venganza, en vez de debatir los puntos de vista erróneos y luchar 
  contra ellos en bien de la unidad, el progreso y el buen cumplimiento del 
  trabajo. Este es el quinto tipo. Escuchar opiniones incorrectas y no 
  refutarlas, e incluso escuchar expresiones contrarrevolucionarias y no 
  informar sobre ellas, tomándolas tranquilamente como si nada hubiera pasado. 
  Este es el sexto tipo. 
      Al hallarse entre las masas, no hacer propaganda ni agitación, no hablar 
  en sus reuniones, no investigar ni hacerles preguntas, sino permanecer 
  indiferente a ellas, sin mostrar la menor preocupación por su bienestar, 
  olvidando que se es comunista y comportándose como una persona cualquiera. 
  Este es el séptimo tipo. 
      No indignarse al ver que alguien perjudica los intereses de las masas, ni 
  disuadirlo, ni impedir su acción, ni razonar con él, sino dejarle hacer. Este 
  es el octavo tipo. 
      Trabajar descuidadamente, sin plan ni orientación definidos; cumplir sólo 
  con las formalidades y pasar los días vegetando: "mientras sea monje, tocaré 
  la campana". Este es el noveno tipo. 
      Considerar que se ha rendido grandes servicios a la revolución y darse 
  aires de veterano; desdeñar las tareas pequeñas pero no estar a la altura de 
  las grandes; ser negligente en el trabajo y flojo en el estudio. Este es el 
  décimo tipo. 
      Tener conciencia de los propios errores pero no intentar corregirlos, 
  tomando una actitud liberal para consigo mismo. Este es el undécimo tipo. 
      Podrían citarse otros tipos más, pero los once descritos son los 
  principales. 
      Todas éstas son manifestaciones de liberalismo. 
      En una colectividad revolucionaria, el liberalismo es extremadamente 
  perjudicial. Es una especie de corrosivo, que deshace la unidad, debilita la 
  cohesión, causa apatía y crea disensiones. Priva a las filas revolucionarias 
  de su organización compacta y de su estricta disciplina, impide la aplicación 
  cabal de su política y aleja a las organizaciones del Partido de las masas que 
  éste dirige. Se trata de una tendencia sumamente perniciosa. 
      El liberalismo proviene del egoísmo de la pequeña burguesía; éste coloca 
  los intereses personales en primer plano y relega los intereses de la 
  revolución al segundo, engendrando así el liberalismo en los terrenos 
  ideológico, político y organizativo. 
  
      Los adictos al liberalismo consideran los principios del marxismo como 
  dogmas abstractos. Aprueban el marxismo, pero no están dispuestos a 
  practicarlo o a practicarlo cabalmente; no están dispuestos a sustituir su 
  liberalismo por el marxismo Tienen su marxismo y también su liberalismo hablan 
  del marxismo pero practican el liberalismo el marxismo es para los demás y el 
  liberalismo para ellos, mismos. Llevan ambos en su bagaje y encuentran 
  aplicación para uno y otro. Así es como funciona el cerebro de cierta gente. 
      El liberalismo constituye una manifestación de oportunismo y es 
  radicalmente opuesto al marxismo. Es negativo y, objetivamente, hace el juego 
  al enemigo. De ahí que éste se alegre si en nuestras filas persiste el 
  liberalismo. Por ser tal su naturaleza, no debe haber lugar para el 
  liberalismo en las filas revolucionarias. 
      Debemos emplear el espíritu marxista, que es positivo, para superar el 
  liberalismo, que es negativo. El comunista debe ser sincero y franco leal y 
  activo, poner los intereses de la revolución por encima de su propia vida y 
  subordinar sus intereses personales a los de 1a revolución; en todo momento y 
  lugar ha de adherirse a los principios justos y luchar infatigablemente contra 
  todas las ideas y acciones incorrectas, a fin de consolidar la vida colectiva 
  del Partido y la ligazón de éste con las masas ha de preocuparse más por el 
  Partido y las masas que por ningún individuo, y más por los demás que por sí 
  mismo. Sólo una persona así es digna de llamarse comunista. 
      Todos los comunistas leales, francos, activos y honrados deben unirse para 
  combatir las tendencias liberales, que cierta gente tiene, y encauzar a ésta 
  por el camino correcto. He aquí una de nuestras tareas en el frente 
  ideológico. 










      From Marx to Mao
      (English)
      Desde Marx
      hasta Mao
      Textos
      de Mao





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