Pacifismo burgués y pacifismo socialista

V. I. Lenin
PACIFISMO BURGUES Y 
PACIFISMO SOCIALISTA 



 I N D I C E 

PACIFISMO BURGUES Y PACIFISMO SOCIALISTA 
      ARTICULO (O CAPITULO) I
      VIRAJE EN LA POLITICA MUNDIAL
      83

      ARTICULO (O CAPITULO) II
      PACIFISMO DE KAUTSKY Y DE TURATI
      89

      ARTICULO (O CAPITULO) III
       
      PACIFISMO DE LOS SOCIALISTAS Y
      SINDICALISTAS FRANCESES

      97

      ARTICUL0 (0 CAPITUL0) IV
      ZIMMERWALD EN LA ENCRUCIJADA
      104


      NOTAS





  

   
   
   
  P A C I F I S M O   B U R G U E S
  Y
    P A C I F I S M O   S O C I A L I S T A[25]

     
     
     
     

      Publicado por primera vez en
    1924. en la Recopilación de
    Lenin, II. 
      Firmado: N. L. 

   

   [blanca]
  


   

  ARTICULO (O CAPITULO) I
  VIRAJE EN LA POLITICA MUNDIAL


      Hay indicios de que tal viraje se operó o se está operando; es decir, un 
  viraje de la guerra imperialista hacia la paz imperialista. 
      Un profundo e indudable agotamiento de ambas coaliciones imperialistas; la 
  dificultad de continuar la guerra; la dificultad que tienen los capitalistas 
  en general y el capital financiero, en particular, de arrancar a los pueblos 
  algo más fuera de todo lo que le han birlado en forma de escandalosas 
  ganancias "de guerra"; la saciedad del capital financiero de los países 
  neutrales, Estados Unidos, Holanda, Suiza y otros, que se acrecentó 
  gigantescamente en la guerra y al cual no le es fácil proseguir en esa 
  "ventajosa" economía por la escasez de las materias primas y de las reservas 
  alimenticias; los intentos renovados de Alemania para separar uno u otro 
  aliado de su principal rival imperialista, Inglaterra; las declaraciones 
  pacifistas del gobierno alemán y, con él, las de una serie de gobiernos de los 
  países neutrales; he ahí los indicios principales. 
      ¿Existen probabilidades de una pronta terminación de la guerra o no? 
  
      Es muy difícil contestar a esa pregunta con una aserción. Dos 
  posibilidades se perfilan a nuestro parecer con bastante nitidez: 
      La primera es que se concluya una paz por separado entre Alemania y Rusia, 
  aunque no sea en la forma corriente de un tratado formal escrito. La segunda 
  es de que tal paz no se concluya. Inglaterra y sus aliados todavía tienen 
  fuerzas para sostenerse un año, dos, etc. En el primer supuesto, la guerra 
  cesaría ineluctablemente, de no ser ahora, en un futuro próximo, y no se 
  pueden esperar serias variantes en su curso. En el segundo, podría continuar 
  indefinidamente. 
      Detengámonos en el primer caso. 
      Que la paz por separado entre Alemania y Rusia se estuvo negociando 
  recientemente; que el mismo Nicolás II o la influyente camarilla cortesana es 
  partidaria de una paz semejante; que en la política mundial ya se delineó un 
  viraje de alianza imperialista entre Rusia e Inglaterra contra Alemania, hacia 
  una alianza, no menos imperialista, entre Rusia y Alemania contra Inglaterra; 
  todo esto está fuera de duda. 
      La sustitución de Sturmer por Trepov, la declaración pública del zarismo 
  de que el "derecho" de Rusia sobre Constantinopla está reconocido por todos 
  los aliados, la creación por Alemania de un Estado polaco separado, son 
  indicios que parecieran señalar el hecho de que las negociaciones sobre una 
  paz por separado fracasaron. ¿Quizás el zarismo haya hecho negociaciones 
  solamente para extorsionar a Inglaterra, para obtener de ella un 
  reconocimiento formal e inequívoco de los "derechos" de Nicolás el Sangriento 
  sobre Constantinopla y de tales o cuales garantías "serias" de ese derecho? 
      Dado que el contenido principal, fundamental, de la guerra imperialista en 
  cuestión es el reparto del botín entre los tres principales rivales 
  imperialistas, entre los tres bandidos, Rusia, 
  
  Alemania e Inglaterra, nada tiene de improbable tal suposición. 
      Por otra parte, cuanto más se perfila para el zarismo la imposibilidad 
  práctica y militar de recuperar Polonia, de conquistar Constantinopla, de 
  quebrar el férreo frente alemán que Alemania ajusta, acorta y fortifica 
  magníficamente con sus últimas victorias en Rumania, tanto más se ve obligado 
  el zarismo a concluir una paz por separado con Alemania, esto es, a pasar de 
  su alianza imperialista con Inglaterra contra Alemania a una alianza 
  imperialista con Alemania contra Inglaterra. ¿Por qué no? ¿No estuvo Rusia 
  acaso a un paso de la guerra con Inglaterra por la competencia imperialista de 
  ambas potencias en el reparto del botín en Asia Central? ¿No se realizaron 
  acaso negociaciones entre Inglaterra y Alemania sobre una alianza contra 
  Rusia, en 1898, habiéndose comprometido secretamente, entonces, Inglaterra y 
  Alemania a repartirse entre sí las colonias de Portugal en "la eventualidad" 
  de que ésta no cumpliera sus obligaciones financieras? 
      La marcada tendencia de los círculos imperialistas dirigentes de Alemania 
  hacia una alianza con Rusia contra Inglaterra, se definió ya algunos meses 
  atrás. La base de la alianza será, evidentemente, el reparto de Galitzia (para 
  el zarismo es de la mayor importancia ahogar el centro de agitación y de 
  libertad ucranianas), de Armenia ¡y quizá de Rumania! ¡Se deslizó en un diario 
  alemán la "insinuación" de que se podría dividir a Rumania entre Austria, 
  Bulgaria y Rusia! Alemania podría acordar algunas "menudas concesiones" más al 
  zarismo con tal de concertar una alianza con Rusia y también, quizá, con Japón 
  contra Inglaterra. 
      La paz por separado pudo haber sido concluida entre Nicolás II y Guillermo 
  II en secreto. En la historia de la diplomacia existen ejemplos de tratados 
  secretos que nadie conocía, 
  
  ni siquiera los ministros, a excepción de dos o tres personas. En la historia 
  de la diplomacia existen ejemplos de cómo "las grandes potencias" concurrían a 
  un congreso "paneuropeo", habiendo negociado previamente lo principal, en 
  secreto, entre los grandes rivales (por ejemplo el acuerdo secreto entre Rusia 
  e Inglaterra sobre el saqueo de Turquía antes del Congreso de Berlín de 1878). 
  ¡Nada habría de asombroso en el hecho de que el zarismo rechazara una paz 
  formal por separado entre gobiernos, considerando, entre otras cosas, que en 
  la situación actual de Rusia su gobierno podría encontrarse en manos de 
  Miliukov y Guchkov o de Miliukov y Kerenski, y que, al mismo tiempo, 
  concluyera un tratado secreto, no formal, pero no menos "firme", con Alemania 
  en el que se establecicra que ambas "altas partes contratantes" mantendrían 
  juntas una determinada línea en el futuro congreso de la paz! 
      No se puede saber si esta conjetura es correcta o no. De todos modos está 
  mil veces más cerca de la verdad, es una descripción mucho mejor del real 
  estado de cosas que las piadosas frases sobre la paz que intercambian los 
  gobiernos actuales o los gobiernos burgueses en general, basadas en el rechazo 
  de las anexiones, etc. Esas frases son, o bien ingenuos anhelos, o bien 
  hipocresía y mentira que sirven para ocultar la verdad. La verdad de la 
  situación actual, de la guerra actual, del momento actual en que se hacen 
  tentativas para concluir la paz consiste en el reparto del botín imperialista. 
  Allí está lo esencial, y comprender esa verdad, expresarla, "enunciar aquello 
  que realmente es", tal es la tarea fundamental de la política socialista, a 
  diferencia de la burguesa, para la cual lo principal está en ocultar, en 
  esfumar esa verdad. 
      Ambas coaliciones imperialistas saquearon una detcrminada cantidad de 
  botín, habiendo sido precisamente Alemania e Inglaterra los dos buitres 
  principales y más fuertes, los que 
  
  más saquearon. Inglaterra no perdió un palmo de su tierra ni de sus colonias, 
  "adquiriendo" las colonias alemanas y parte de Turquía (Mesopotamia). Alemania 
  perdió casi todas sus colonias, pero adquirió territorios inmensamente más 
  valiosos en Europa, al apoderarse de Bélgica, Servia, Rumania, parte de 
  Francia, parte de Rusia, etc. Se trata de dividir ese botín, debiendo el 
  "cabecilla" de cada banda de asaltantes, es decir, tanto Inglaterra como 
  Alemania, recompensar en una u otra medida a sus aliados, los cuales, a 
  excepción de Bulgaria y en menor escala de Italia, sufrieron pérdidas muy 
  grandes. Los aliados más débiles son los que más perdieron: en la coalición 
  inglesa fueron aplastados Bélgica, Servia, Montenegro, Rumania; en la alemana, 
  Turquía perdió a Armenia y parte de Mesopotamia. 
      Hasta ahora el botín de Alemania es sin duda considerablemente mayor que 
  el de Inglaterra. Hasta ahora triunfó Alemania, quedando inmensamente más 
  fuerte de lo que nadie hubiera podido suponer antes de la guerra. Se entiende, 
  por lo tanto, que sería conveniente para Alemania concluir la paz cuanto 
  antes, pues su rival aún podría, en la oportunidad más ventajosa imaginable 
  para él (si bien poco probable), poner en juego una más numerosa reserva de 
  reclutas, etc. 
      Tal es la situación objetiva. Tal es el momento actual de la lucha por el 
  reparto del botín imperialista. Es completamente natural que este momento haya 
  engendrado aspiraciones, de claraciones y manifestaciones pacifistas 
  preferentemente entre la burguesía y los gobiernos de la coalición alemana y 
  luego de los países neutrales. Es igualmente natural que la burguesía y sus 
  gobiernos estén obligados a emplear todas sus fuerzas para burlar a los 
  pueblos, encubriendo la repugnante desnudez de la paz imperialista, el reparto 
  de lo saqueado, por medio de frases, frases enteramente falsas acerca de una 
  paz 
  
  democratica, acerca de la libertad de los pueblos pequeños, acerca de la 
  reducción de los armamentos, etc. 
      Pero si es natural en la burguesía que trate de burlar a los pueblos, ¿de 
  qué manera cumplen su deber los socialistas? De esto se tratará en el artículo 
  (o capítulo) siguiente. 





   
   

  


   

  ARTICULO (O CAPITULO) II
  EL PACIFISMO DE KAUTSKY
  Y DE TURATI


      Kautsky es el teórico de mayor autoridad de la II Internacional, el jefe 
  más destacado del llamado "centro marxista" en Alemania, el representante de 
  la oposición que ha creado en el Reichstag una fracción aparte: el "Grupo 
  Socialdemócrata del Trabajo" (Haase, Ledebour y otros). En una serie de 
  periódicos socialdemócratas de Alemania se publican ahora artículos de Kautsky 
  sobre las condiciones de paz, parafraseando la declaración oficial del "Grupo 
  Socialdemócrata del Trabajo" que éste presentó con motivo de la conocida nota 
  del gobierno alemán en la que se proponían negociaciones sobre la paz. Al 
  exigir que el gobierno proponga condiciones determinadas de paz, esa 
  declaración contiene entre otras cosas la siguiente frase característica: 
      . . . "Para que dicha nota (del gobierno alemán) conduzca hacia la paz es 
  necesario que en todos los países se rechace inequivocamente la idea de anexar 
  zonas ajenas, de someter política, económica o militarmente, cualquier pueblo 
  que sea a otro Poder estatal" . . . 
  
      Parafraseando y concretando esa proposición, Kautsky "de muestra" 
  circunstanciadamente en sus artículos que Constantinopla no le debe tocar a 
  Rusia y que Turquía no debe ser un Estado vasallo de nadie. 
      Examinemos más atentamente esas consignas y esos argumentos políticos de 
  Kautsky y de sus correligionarios. 
      Cuando se trata de Rusia, o sea del rival imperialista de Alemania, 
  entonces Kautsky ya no plantea una exigencia abstracta, "general", sino una 
  completamente concreta, precisa y determinada: Constantinopla no debe tocarle 
  a Rusia. Con eso mismo él desenmascara las verdaderas intenciones 
  imperialistas. . . de Rusia. Cuando se trata de Alemania, es decir, 
  precisamente de aquel país a cuyo gobierno y a cuya burguesía, la mayoría del 
  partido que cuenta a Kautsky entre sus miembros (y que nombró a Kautsky 
  redactor de su órgano principal teórico, directivo, Neue Zeit [*]) ayuda a 
  hacer la guerra imperialista, entonces Kautsky no desenmascara las intenciones 
  imperialistas concretas de su propio gobierno, sino que se limita a expresar 
  un deseo o una proposición "general": ¡¡Turquía no debe ser un Estado vasallo 
  de nadie!! 
      ¿En qué se distingue pues la política de Kautsky, por su contenido 
  efectivo, de la política de los combativos, por así decirlo, socialchovinistas 
  (es decir, socialistas de palabra y chovinistas de hecho), de Prancia e 
  Inglaterra, que desenmascaran los actos imperialistas concretos de Alemania, 
  pero cuando se trata de países y de pueblos conquistados por Inglaterra o por 
  Rusia, se escabullen expresando deseos o proposiciones "generales"? Gritan 
  cuando se trata de la ocupación de Bélgica, de Servia, pero callan sobre la 
  ocupación de Galitzia, de Armenia y de las colonias en Africa. 


      * Tiempo Nuevo -- N. del T. 
  
      De hecho, la política de Kautsky y de Sembat-Henderson ayuda 
  indistintamente a su propio gobierno imperialista, atrayendo principalmente la 
  atención sobre la malignidad del rival y del enemigo y arrojando un velo de 
  frases nebulosas, generales, y de bondadosos deseos sobre los actos igualmente 
  imperialistas de su "propia " burguesía. Y nosotros dejaría mos de ser 
  marxistas, dejaríamos en general de ser socialistas, si nos contentáramos con 
  la contemplación cristiana, por así decirlo, de la bondad de las bondadosas 
  frases generales, sin poner al descubierto su significado político real. 
  ¿Acaso no vemos continuamente que la diplomacia de todas las potencias 
  imperialistas hace alarde de virtuosísimas frases "generales" y de sus 
  declaraciones "democráticas" encubriendo con ellas el saqueo, la violación y 
  el estrangulamiento de los pueblos pequeños? 
      "Turquía no debe ser un Estado vasallo de nadie" . . . Si digo solamente 
  eso, puede parecer que yo soy partidario de la plena libertad de Turquía. Pero 
  en realidad no hago más que repetir una frase pronunciada comúnmente por los 
  diplomáticos alemanes que, a todas luces, mienten y dan pruebas de hipocresía, 
  encubriendo con dicha frase el hecho de que Alemania haya transformado, ahora, 
  a Turquía en su vasallo tanto en el sentido financiero como en el militar. Y 
  si yo soy un socialista alemán, mis frases "generales" sólo resultan 
  beneficiosas para la diplomacia alemana porque su significado real reside en 
  que sirven para adornar al imperialismo alemán. 
      . . . "En todos los países debe repudiarse la idea de las anexiones, . . . 
  del sometimiento económico de cualquier pueblo que sea.". . . ¡Qué alarde de 
  virtud! Los imperialistas, miles de veces, "repudian la idea" de las anexiones 
  y del es trangulamiento financiero de los pueblos débiles, pero ¿no convendría 
  confrontar eso con los hechos que demuestran que 
  
  cualquier banco grande de Alemania, Inglaterra, Francia o Estados Unidos tiene 
  " sometidos " a los pueblos pequeños? ¿Puede acaso, en la práctica, un 
  gobierno burgués actual de un país rico rechazar las anexiones y la 
  subordinación económica de los pueblos extraños, cuando se han invertido miles 
  y miles de millones en los ferrocarriles y en otras empresas de los pueblos 
  débiles? 
      ¿Quién es el que lucha realmente contra las anexiones, etc.: aquel que 
  lanza hermosas frases cuyo valor objetivo equivale exactamente al del agua 
  bendita cristiana con la cual se rocía a los bandidos coronados y 
  capitalistas, o aquel que explica a los obreros que, sin derrocar la burguesía 
  imperialista y sus gobiernos, es imposible poner fin a las anexiones y al 
  estrangulamiento financiero? 
      He aquí una ilustración italiana del pacifismo que predica Kautsky. 
      En el órgano central del Partido Socialista Italiano Avanti! del 25 de 
  diciembre de 1916, el conocido reformista Filippo Turati publicó un artículo 
  titulado "Abracadabra". El 22 de noviembre de 1916 -- escribe él -- el grupo 
  socialista parlamentario de Italia propuso en el parlamento una moción sobre 
  la paz. En esa moción "comprobó la concordancia de los principios proclamados 
  por los representantes de Inglaterra y de Alemania, principios que deben 
  cimentar una paz posible, e invitó al gobierno a iniciar las negociaciones de 
  paz con la mediación de los Estados Unidos y de otros países neutrales". Así 
  expone el contenido de la moción socialista el mismo Turati. 
      El 6 de diciembre de 1916 la cámara "entierra" la moción socialista 
  "postergando" su discusión. El 12 de diciembre el canciller alemán propone en 
  su propio nombre, en el Reichstag, lo que querían los socialistas italianos. 
  El 22 de diciembre 
  
  interviene con su Nota Wilson, "parafraseando y repitiendo -- según la 
  expresión de F. Turati -- las ideas y los argumentos de la moción socialista". 
  El 23 de diciembre otros Estados neutrales aparecen en escena parafraseando la 
  Nota de Wilson. 
      Nos acusan de habernos vendido a Alemania, exclama Turati. ¿No se han 
  vendido a Alemania también Wilson y los Estados neutrales? 
      El 17 de diciembre Turati pronunció en el parlamento un discurso, uno de 
  cuyos pasajes provocó una extraordinaria y merecida sensación. He aquí ese 
  pasaje, según la información de Avanti! : 
      . . . "Supongamos que en una discusión del tipo que nos propone Alemania 
  sea posible resolver a grandes trazos cuestiones tales como la evacuación de 
  Bélgica, Francia, la reconstitución de Rumania, Servia y, si queréis, de 
  Montenegro; os agrego la rectificación de las fronteras italianas en lo que se 
  refiere a lo indiscutiblemente italiano y que responde a garantías de un 
  carácter estratégico". . . En ese pasaje la cámara chovinista y burguesa 
  interrumpe a Turati; de todas partes se oyen exclamaciones: "¡Magnífico! 
  ¡Quiere decir que usted también quiere todo eso! ¡Viva Turati! ¡Viva Turati!". 
  . . 
      Turati, al darse cuenta, por lo visto, de que algo anda mal en ese 
  entusiasmo burgués, trata de "corregirse" o de "explicarse": 
      . . . "Señores -- dice él --, no estamos para bromas inoportunas. Una cosa 
  es admitir la conveniencia y el derecho de la unidad nacional, siempre 
  reconocida por nosotros; otra cosa es provocar o justificar la guerra por ese 
  motivo". 
      Ni esa "explicación" de Turati, ni los artículos de Avanti! publicados en 
  su defensa, ni la carta de Turati del 21 de di- 
  
  ciembre, ni el artículo de cierto "b b " aparecido en el Volksrecht de Zurich 
  "arreglan" en absoluto la situación, ¡ni suprimen el hecho de que Turati se 
  haya traicionado! . . . Más precisamente: no fue Turati el que se ha 
  traicionado sino todo el pacifismo socialista, representado por Kautsky y, 
  como veremos más adelante, por los "kautskianos" franceses. La prensa burguesa 
  de Italia tuvo razón cuando recogió ese pasaje en el discurso de Turati 
  regocijándose al respecto. 
      El mencionado "b b " intenta defender a Turati diciendo que aquél sólo se 
  refería al "derecho de autodeterminación de las naciones". 
      ¡Mala defensa! ¿Qué tiene que ver "el derecho de autodeterminación de las 
  naciones" que, como todos saben, está en el programa de los marxistas (y ha 
  estado siempre en el programa de la democracia internacional), con la defensa 
  de los pueblos oprimidos? ¿Qué tiene que ver con la guerra imperialista, es 
  decir, con la guerra por el reparto de las colonias, por la opresión de los 
  países extraños, con la guerra entre potencias opresoras y de saqueo, por ver 
  quién puede oprimir más pueblos extraños? 
      Invocar la autodeterminación de las naciones para justificar una guerra 
  imperialista, no una guerra nacional, ¿en qué se distingue eso de los 
  discursos de Alexinski, Hervé, Hyndman, quienes invocan la república en 
  Francia en contraposición a la monarquía en Alemania, aunque todos saben que 
  la guerra en cuestión no se debe en absoluto al choque del sistema republicano 
  con el principio monárquico, sino al reparto de las colonias y demás, entre 
  dos coaliciones imperialistas? 
      Turati se explicaba y se defendía diciendo que de ningún modo 
  "justificaba" la guerra. 
      Creamos al reformista Turati, a Turati el partidario de Kautsky, que no 
  fue su intención justificar la guerra. ¿Pero 
  
  quién ignora que en la política no se toman en cuenta las intenciones sino los 
  actos, no los buenos deseos sino los hechos, no lo imaginado sino lo real? 
      Admitamos que Turati no haya querido justificar la guerra, que Kautsky no 
  haya querido justificar el que Alemania establezca relaciones de vasallaje de 
  Turquía respecto del imperialismo alemán. Pero en la práctica resultó que esos 
  dos tiernos pacifistas ¡justificaron precisamente la guerra! He aquí el fondo 
  del asunto. Si Kautsky hubiera pronunciado algo semejante a "Constantinopla no 
  debe tocarle a Rusia, Turquía no debe ser un Estado vasallo de nadie", no en 
  una revista, tan aburrida que nadie lee, sino desde la tribuna del parlamento, 
  ante un público burgués vivo, impresionable, de temperamento meridional, nada 
  habría de asombroso en que los ingeniosos burgueses exclamaran: "¡Magnífico! 
  ¡Muy bien! ¡Viva Kautsky!" 
      Turati adoptaba de hecho -- independientemente de si lo quería o no, de si 
  tenía conciencia de ello -- el punto de vista de un intermediario burgués, que 
  proponía un arreglo amistoso entre los buitres imperialistas. "Liberar" las 
  tierras italianas pertenecientes a Austria sería encubrir en los hechos la 
  recompensa que se otorga a la burguesía italiana por su participación en la 
  guerra imperialista de una coalición imperialista gigantesca, sería un 
  suplemento sin importancia al reparto de las colonias en Africa, y de las 
  esferas de influencia en Dalmacia y en Albania. Es natural, quizá, que el 
  reformista Turati adopte un punto de vista burgués, pero Kautsky de hecho no 
  se distingue absolutamente en nada de Turati. 
      Para no aderezar la guerra imperialista, para no ayudar a la burguesía a 
  hacer pasar esa guerra por nacional, por una guerra liberadora de los pueblos, 
  para no encontrarse en la posición de un reformismo burgués, hay que hablar, 
  no como lo hacen Kautsky y Turati, sino como lo hacía Karl Liebknecht; 
  
  hay que decirle a la propia burguesía que es hipócrita cuando habla de 
  liberación nacional, que la paz democrática es imposible en relación con la 
  guerra actual, a no ser que el proletariado "vuelva las armas" contra sus 
  propios gobiernos. 
      Esa debería ser, y sólo esa, la posición de un verdadero marxista, de un 
  verdadero socialista y no de un reformista burgués. No trabaja realmente en 
  beneficio de la paz democrática el que repite los buenos y generales deseos 
  del pacifismo, que nada dicen y a nada obligan, sino el que desenmascara el 
  carácter imperialista tanto de la guerra actual como de la paz imperialista 
  que ella está preparando; el que llama a los pueblos a la revolución contra 
  los gobiernos criminales. 
      Algunos tratan a veces de defender a Kautsky y a Turati diciendo que 
  legalmente no se podía ir más allá de una "alusión" en contra del gobierno y 
  tal "alusión" existe en los pacifistas de esa clase. Pero a esto hay que 
  contestar, primero, que el hecho de que sea imposible decir legalmente la 
  verdad es un argumento que no va en favor del encubrimiento de la verdad sino 
  a favor de la necesidad de establecer una organización y una prensa ilegal, es 
  decir, libre de la policía y de la censura; segundo, que existen momentos 
  históricos en que al socialista se le exige una ruptura con cualquier 
  legalidad; tercero que, aun en la Rusia feudal, Dobroliubov y Chernishevski 
  sabían decir la verdad, sea pasando en silencio el manifiesto del 19 de 
  febrero de 1861, sea burlándose de los liberales de entonces que decían 
  discursos idénticos a los de Turati y de Kautsky, sea ridiculizándolos. 
      En el artículo siguiente pasaremos al pacifismo francés que encontró su 
  expresión en las resoluciones de dos congresos de organizaciones obreras y 
  socialistas de Francia, recientemente celebrados. 





   

  


   

  ARTICULO (O CAPITULO) III
  EL PACIFISMO DE LOS SOCIALISTAS Y
  SINDICALISTAS FRANCESES


      Acaban de clausurarse los congresos de la C.G.T. francesa (Confédération 
  Générale du Travail)[26] y del Partido Socialista Francés[27]. Aquí se delineó 
  con particular nitidez el significado y el papel auténticos que desempeña en 
  el momento actual el pacifismo socialista. 
      He aquí la resolución del congreso sindical, adoptada unánimemente tanto 
  por la mayoría de los chovinistas furiosos, con el tristemente famoso Jouhaux 
  a la cabeza, como por el anarquista Broutechoux y . . . el "zimmerwaldista" 
  Merrheim: 
      "La conferencia de las federaciones gremiales nacionales, de las uniones 
  de los sindicatos, de las bolsas de trabajo, habiéndose notificado de la Nota 
  del Presidente de los Estados Unidos que 'invita a todas las naciones que se 
  encuentran actualmente en guerra a exponer públicamente sus puntos de vista 
  sobre las condiciones en las que se le podría poner fin'; -- 
      "solicita del gobierno francés, otorgue su conformidad a dicha propuesta; 
  
      "invita al gobierno a asumir la iniciativa de intervenir ante sus aliados 
  para apresurar la hora de la paz; 
      "declara que la federación de naciones, que es una de las garantías de la 
  paz definitiva, puede ser asegurada sólo a condición de que todas las 
  naciones, tanto pequeñas como grandes, sean independientes, territorialmente 
  inviolables y política y económicamente libres. 
      "Las organizaciones representadas en la conferencia asumen la obligación 
  de apoyar y difundir esa idea entre las masas obreras para que cese la 
  situación indefinida, ambigua, que sólo beneficia a la diplomacia secreta 
  contra la cual siempre se rebeló la clase obrera". 
      He aquí un ejemplo de un pacifismo "puro" muy al estilo de Kautsky, de un 
  pacifismo aprobado por una organización oficial de obreros que nada tiene de 
  común con el marxismo y que está formada en su mayoría por chovinistas. 
  Tenemos ante nosotros un documento descollante y que merece la más seria 
  atención, el documento de la unificación política ds los chovinistas y de los 
  kautskianos, basado en una huera fraseología pacifista. Si en el artículo 
  precedente hemos intentado mostrar en qué consiste la base teórica de la 
  unidad de opiniones de chovinistas y de pacifistas, de burgueses y de 
  reformistas socialistas, vemos ahora esa unidad realizada en la práctica en 
  otro país imperialista. 
      En la Conferencia de Zimmerwald, 5-8. IX. 1915, Merrheim declaró: "Le 
  parti, les Jouhaux, le gouvernement, ce ne sont que trois tetes sous un bonnet 
  " ("El partido, los señores Jouhaux, el gobierno, no son sino tres cabezas 
  bajo un mismo bonete", es decir son una misma cosa). En la Conferencia de la 
  C.G.I. del 26 de diciembre de 1916 Merrheim vota, junto con Jouhaux, la 
  resolución pacifista. El 23 de diciembre de 1916 uno de los órganos más 
  francos y extremos de los socialimpe- 
  
  rialistas alemanes, el periódico de Chemnitz Volksstimme, inserta el artículo 
  editorial: "Descomposición de los partidos burgueses y restablecimiento de la 
  unidad socialdemócrata". En ese artículo se alaba, naturalmente, el espíritu 
  de paz de Sudekum, Legien, Scheidemann y Cía., de toda la mayoría del Partido 
  Socialdemócrata Alemán, como también del gobierno alemán, y se proclama que 
  "el primer congreso del Partido con vocado después de la guerra debe 
  restablecer su unidad, excepción hecha de los poco numerosos fanáticos que 
  rehusan pagar las cuotas del Partido" (¡es decir de los adictos a Karl 
  Liebknecht!), "-- restablecer la unidad del Partido sobre la base de la 
  política de la dirección del partido, de la fracción socialdemócrata del 
  Reichstag y de los sindicatos". 
      Con una claridad meridiana se expresa aquí la idea y se proclama la 
  política de la "unidad" entre los socialchovinistas abiertos de Alemania con 
  Kautsky y Cía., y el "Grupo Socialdemócrata del Trabajo" -- unidad basada en 
  frases pacifistas --, ¡"unidad" como la realizada en Francia el 26 de 
  diciembre de 1916 entre Jouhaux y Merrheim! 
      El órgano central del Partido Socialista Italiano Avanti! escribe en su 
  nota editorial del 28 de diciembre de 1916: 
      "Si bien Bissolati y Sudekum, Bonomi y Scheidemann, Sembat y David, 
  Jouhaux y Legien pasaron al campo del nacionalismo burgués y traicionaron 
  (hanno tradito ) la unidad ideológica de los internacionalistas a la cual 
  prometieron servir en cuerpo y alma, nosotros nos quedaremos junto a nuestros 
  camaradas alemanes tales como Liebknecht, Ledebour, Hoffman, Meyer, a nuestros 
  camaradas franceses tales como Merrheim, Blanc, Brizon, Raffin-Dugens, quienes 
  no cambiaron ni vacilaron". 
      Ved qué confusión se produce: 
      Bissolati y Bonomi fueron expulsados por reformistas y chovinistas, del 
  Partido Socialista Italiano aún antes de la guerra. 
  
  Avanti! los coloca en el mismo nivel que a Sudekum y a Legien, y con toda 
  razón por cierto; pero Sudekum, David y Legien están a la cabeza del 
  pretendido partido socialdemócrata de Alemania, socialchovinista de hecho, y 
  el mismo Avanti! se rebela contra su expulsión, contra la ruptura con ellos, 
  contra la formación de la III Internacional. Avanti! anuncia, y con justa 
  razón, que Legien y Jouhaux se han pasado al campo del nacionalismo burgués, 
  oponiéndolos a Liebknecht y a Ledebour, a Merrheim y a Brizon. Pero nosotros 
  vemos que Merrheim vota junto con Jouhaux y que Legien manifiesta, por boca de 
  Volksstimme de Chemnitz, su certidumbre en el restablecimiento de la unidad 
  del Partido, con la única excepción de los correligionarios de Liebknecht, 
  esto es, ¡¡"unidad" junto con el "Grupo Socialdemócrata del Trabajo" (Kautsky 
  inclusive) al cual pertenece Ledebour!! 
      Esa confusión es originada por el hecho de que Avanti! confunde el 
  pacifismo burgués con el internacionalismo socialdemócrata revolucionario, 
  mientras que politiqueros tan experimentados como Legien y Jouhaux han 
  comprendido magníficamente la identidad del pacifismo socialista y la del 
  pacifismo burgués. 
      ¡Cómo no han de regocijarse el señor Jouhaux y su periódico chovinista La 
  Bataille [28] con motivo de la "unanimidad" de Jouhaux y de Merrheim, cuando, 
  en la resolución adoptada unánimemente y citada por nosotros íntegramente, no 
  hay de hecho absolutamente nada, salvo frases pacifistas burguesas, no hay ni 
  sombra de conciencia revolucionaria, ni una sola idea socialista! 
      ¿No es ridiculo acaso hablar de "libertad económica de todas las naciones, 
  tanto pequeñas como grandes", pasando en silencio aquello de que mientras no 
  se derroquen los gobiernos burgueses y no se expropie a la burguesía, esa 
  "libertad econó- 
  
  mica" es un engaño del pueblo, del mismo modo que las frases referentes a la 
  "libertad económica" de los ciudadanos en general, de los pequeños campesinos 
  y de los ricos, de los obreros y de los capitalistas, en la sociedad 
  contemporánea? 
      La resolución por la cual votaron unánimemente Jouhaux y Merrheim está 
  totalmente impregnada por las ideas del "nacionalismo burgués", que Avanti! 
  destaca acertadamente en Jouhaux, pero que Avanti! extrañamente no ve en 
  Merrheim. 
      Los nacionalistas burgueses han hecho alarde, siempre y en todas partes, 
  de frases "generales" sobre una "federación de naciones" en general, sobre la 
  "libertad económica de todas las naciones grandes y pequeñas". Los 
  socialistas, a diferencia de los nacionalistas burgueses, decían y dicen: 
  perorar acerca de la "libertad económica de las naciones grandes y pequeñas" 
  es una hipocresía repugnante, en tanto que unas naciones (por ejemplo 
  Inglaterra y Francia) coloquen en el extranjero, es decir, concedan préstamos 
  con intereses usurarios a las naciones pequeñas y atrasadas, miles y miles de 
  millones de francos de capital y las naciones pequeñas y débiles se encuentren 
  bajo su yugo. 
      Los socialistas no podrían dejar, sin una protesta decidida, una sola 
  frase de aquella resolución, por la cual votaron unánimemente Jouhaux y 
  Merrheim. Los socialistas hubieran declarado, en contraposición abierta a 
  dicha resolución, que el discurso de Wilson es una evidente mentira e 
  hipocresia, pues Wilson es un representante de la burguesia que ha ganado 
  miles de millones en la guerra, es el jefe de un gobierno que llevó hasta la 
  locura la acción armamentista de los Estados Unidos, con fines manifiestos de 
  una segunda gran guerra imperialista; que el gobierno burgués francés, atado 
  de pies y manos por el capital financiero, del cual es esclavo, y por los 
  tratados imperialistas secretos enteramente rapaccs y reaccio- 
  
  narios, con Inglaterra, Rusia, etc., no está en condiciones de decir ni de 
  hacer otra cosa que lanzar las mismas mentiras sobre la cuestión de una paz 
  democrática y "justa"; que la lucha por una paz semejante consiste, no en la 
  repetición de frases pacifistas generales, estériles, insustanciales, 
  bondadosas y melifluas, que a nada obligan y que sólo embellecen en la 
  práctica la ruindad imperialista, sino en declarar a los pueblos la verdad, 
  precisamente en declarársela a los pueblos: para obtener una paz justa y 
  democrática es preciso derrocar a los gobiernos burgueses de todos los países 
  beligerantes y aprovechar para ello el hecho de que millones de obreros están 
  armados, como también la exasperación general de las masas de la población, 
  provocada por la carestía de la vida y por los horrores de la guerra 
  imperialista. 
      Eso es lo que deberían haber dicho los socialistas en lugar de la 
  resolución de Jouhaux y de Merrheim. 
      ¡¡El Partido Socialista Francés, en su congreso que se realizó en París 
  simultáneamente con el de la C.G.T., no sólo no dijo eso, sino que adoptó una 
  resolución aún peor, por 2.838 votos contra 109 y 20 abstenciones, es decir, 
  con el bloque de los socialchovinistas (Renaudel y Cía., los así llamados 
  majoritaires, los partidarios de la mayoría) y de los longuetistas 
  (partidarios de Longuet, kautskianos franceses)!! ¡¡AI mismo tiempo votaron 
  por esa resolución el zimmerwaldista Bourderon y el kienthalista 
  Raffin-Dugens!! 
      No citaremos el texto de esa resolución pues es excesivamente larga y 
  carece en absoluto de interés: en ella figuran a la par las frases bondadosas 
  y melifluas acerca de la paz y la declaración de estar dispuestos a seguir 
  apoyando la así llamada "defensa de la patria" en Francia, es decir, de seguir 
  apoyando la guerra imperialista en la que Francia está aliada 
  
  con bandidos aún más fuertes y más grandes, tales como Inglaterra y Rusia. 
      La unificación de los socialchovinistas con los pacifistas (o kautskianos) 
  en Francia, y con parte de los zimmerwaldistas, se convirtió, por 
  consiguiente, en un hecho, no sólo en la C.G.T. sino también en el Partido 
  Socialista. 





   
   

  


   

  ARTICUL0 (0 CAPITUL0) IV
  ZIMMERWALD EN LA ENCRUCIJADA


      El 28 de diciembre llegaron a Berna los periódicos franceses con el 
  informe referente al Congreso de la C.G.T. y el 30 de diciembre apareció, en 
  los periódicos socialistas de Berna y de Zurich, un nuevo llamamiento de la I. 
  S. K. de Berna ("Internationale Sozialistische Kommission"), Comisión 
  Socialista Internacional, órgano ejecutivo de la unión zimmerwaldiana. En ese 
  llamamiento, fechado a fines de diciembre de 1916, se habla de la propuesta de 
  paz por parte de Alemania como también de Wilson y de otros países neutrales. 
  A estas manifestaciones gubernamentales las llaman, y con justa razón, 
  "comedia de la paz", "juego para burlar a los propios pueblos", 
  "gesticulaciones pacifistas e hipocritas de los diplomáticos". 
      A esta comedia y a esta mentira se les contrapone, como "única fuerza" 
  capaz de lograr la paz, etc., la "firme voluntad" del proletariado 
  internacional de "dirigir las armas no contra sus hermanos, sino contra el 
  enemigo que está en su propio país". 
  
      Las citas mencionadas nos muestran manifiestamente dos políticas 
  diferentes en su raíz que, hasta el presente, parecían lievarse de acuerdo 
  dentro de la unión zimmerwaldiana y que ahora se han separado definitivamente. 

      Por una parte, Turati dice definidamente, y con toda justicia, que la 
  propuesta de Alemania, de Wilson, etc., sólo es la "paráfrasis " del pacifismo 
  "socialista" italiano. La declaración de los socialchovinistas alemanes y la 
  votación de los franceses demuestran que tanto unos como otros han apreciado 
  perfectamente la utilidad del encubrimiento pacifista de su política. 
      Por otra parte, el llamamiento de la Comisión Socialista Internacional da 
  el nombre de comedia y de hipocresía al pacifismo de todos los gobiernos 
  neutrales y beligerantes. 
      Por una parte, Jouhaux se une con Merrheim; Bourderon, Longuet y 
  Raffin-Dugens, con Renaudel, Sembat y Thomas; y los socialchovinistas alemanes 
  Sudekum, David, Scheidemann, proclaman el próximo "restablecimiento de la 
  unidad socialdemócrata" con Kautsky y con el "Grupo Socialdemócrata del 
  Trabajo". 
      Por otra parte, el llamamiento de la Comisión Socialista Internacional 
  invita a las "minorías socialistas" a luchar enérgicamente contra "sus 
  gobiernos" "y contra sus socialpatriotas mercenarios" (Söldlinge ). 
      O esto o aquello. 
      ¿Desenmascarar todo lo insustancial, lo absurdo, lo hipócrita del 
  pacifismo burgués o bien "parafrasear" su pacifismo "socialista"? ¿Luchar 
  contra los Jouhaux y los Renaudel, contra los Legien y los David como 
  "mercenarios" de los gobiernos, o bien unirse con ellos sobre la base de las 
  declamaciones pacifistas y vacías de molde francés o alemán? 
  
      Esta es la línea divisoria según la cual se produce la separación entre la 
  derecha de Zimmerwald, que se rebeló siempre y con todas sus fuerzas contra 
  una escisión con los socialchovinistas, y su izquierda, que ya en Zimmerwald 
  mismo no en vano tuvo buen cuidado de marcar abiertamente un límite con la 
  derecha, de intervenir, en la conferencia y después de ella, en la prensa, con 
  una plataforma distinta. La proximidad de la paz, o aunque sea la discusión 
  intensiva del problema de la paz por algunos elementos burgueses, originó, no 
  por mera casualidad sino inevitablemente, una separación particularmente 
  manifiesta entre una política y la otra. Porque a los pacifistas burgueses y a 
  sus imitadores o remedadores "socialistas" la paz se les figuraba y figura 
  como algo en principio distinto en el sentido de que la idea: "la guerra es la 
  continuación de la política de paz, la paz es la continuación de la política 
  de guerra", nunca fue comprendida por los pacifistas de ambos matices. Que la 
  guerra imperialista de los años 1914-1917 es la continuación de la política 
  imperialista de los años 1898-1914, si no lo es también de un período 
  anterior, no quisieron ni quieren verlo los burgueses ni los 
  socialchovinistas. Que la paz puede ser ahora, a no ser que se derroquen 
  revolucionariamente los gobiernos burgueses, sólo una paz imperialista que 
  prolongue la guerra imperialista, eso no lo ven los pacifistas, sean éstos 
  burgueses o socialistas. 
      Así como para emitir una apreciación de la guerra actual se han empleado 
  frases estrechas, vulgares y sin sentido sobre la agresión o la defensa en 
  general, así también respecto de la paz se emplean lugares comunes de 
  filisteos, olvidando la situación histórica concreta, la realidad concreta de 
  la lucha entre las potencias imperialistas. Y era natural que los 
  socialchovinistas, esos agentes de los gobiernos y de la burguesía dentro de 
  los partidos obreros, aprovecharan la proximidad 
  
  de la paz, incluso las conversaciones sobre la paz, para esfumar la 
  profundidad de su reformismo y de su oportunismo, puesta de manifiesto por la 
  guerra, para restablecer su quebrantada influencia sobre las masas. De ahí que 
  los socialchovinistas, como ya lo hemos visto, tanto en Alemania como en 
  Francia, traten con renovados esfuerzos de "unirse" con la parte pacifista, 
  vacilante y sin principios de la "oposición". 
      También dentro de la unión zimmerwaldiana se harán, probablemente, 
  tentativas para esfumar la división de dos líneas políticas irreconciliables. 
  Se pueden prever dos tipos de tentativas La conciliación "práctica" consistirá 
  simplemente en mezclar mecánicamente las sonoras frases revolucionarias (tales 
  como por ejemplo las contenidas en el llamamiento de la Comisión Socialista 
  Internacional) con las prácticas pacifista y oportunista. Así sucedió en la II 
  Internacional. Las frases archirrevolucionarias contenidas en los llamamientos 
  de Huysmans y Vandervelde y en algunas resoluciones de los congresos sólo 
  encubrían la práctica archioportunista de la mayoría de los partidos europeos, 
  sin transformarla, sin socavarla, sin luchar contra ella. Es dudoso que, 
  dentro de la unión zimmerwaldiana, esa táctica pueda lograr un nuevo éxito. 
      Los "conciliadores de principios" intentarán of recer una falsificación 
  del marxismo bajo la forma de una reflexión tal como, por ejemplo: que las 
  reformas no excluyen la revolución; que la paz imperialista, con determinadas 
  "mejoras" de las fronteras entre las nacionalidades, o del derecho 
  internacional, o del presupuesto para los armamentos, etc., es posible, a la 
  par de un movimiento revolucionario, como "uno de los aspectos del desarrollo" 
  de este movimiento; y así sucesivamente, y etc. 
      Eso sería falsificación del marxismo. Por cierto, las reformas no excluyen 
  la revolución. Sin embargo no se trata ahora de 
  
  eso, sino de que los revolucionarios no se excluyan a sí mismos frente a los 
  reformistas, es decir, de que los socialistas no sustituyan su labor 
  revolucionaria por la reformista. Europa pasa por una situación 
  revolucionaria. La guerra y la carestía la aguzan. La transición de la guerra 
  a la paz no la suprime necesariamente, porque de ningún lado deriva que los 
  millones de obreros, que tienen en su poder un armamento excelente, permitan 
  indispensable e incondicionalmente que la burguesía los "desarme en forma 
  pacífica" en lugar de seguir el consejo de Liebknecht, esto es, en lugar de 
  dirigir las armas contra su propia burguesía. 
      La cuestión no es como la plantean los pacifistas, los kautskianos: o bien 
  la campaña política reformista o bien el rechazo de las reformas. Eso es una 
  manera burguesa de plantear el asunto. De hecho el problema está planteado 
  así: o bien la lucha revolucionaria cuyo producto colateral, en caso de un 
  éxito incompleto, suelen ser las reformas (eso lo demostró la historia de las 
  revoluciones en todo el mundo), o bien nada más que conversaciones acerca de 
  las reformas y de las promesas de reformas. 
      El reformismo de Kautsky, de Turati, de Bourderon, que se presenta ahora 
  en forma de pacifismo, no sólo deja de lado la cuestión de la revolución (esto 
  ya es traicionar al socialismo), no sólo renuncia en la práctica a toda labor 
  revolucionaria sistemática y sostenida, sino que llega a declarar que las 
  manifestaciones callejeras son una aventura (Kautsky en Neue Zeit el 26 de 
  noviembre de 1915), llega hasta el punto de defender y realizar la unidad con 
  los adversarios francos y decididos de la lucha revolucionaria, los Sudekum, 
  los Legien, los Renaudel, los Thomas, etc. y etc. 
      Ese reformismo es absolutamente incompatible con el marxismo 
  revolucionario, que está obligado a aprovechar, en 
  
  todos sus aspectos, la presente situación revolucionaria en Europa para hacer 
  una prédica directa de la revolución, del derrocamiento de los gobiernos 
  burgueses, de la conquista del Poder por el proletariado armado, sin renunciar 
  ni negarse a utilizar las reformas, para el desarrollo de la lucha por la 
  revolución y en el curso de la misma. 
      Veremos en un futuro próximo cómo se desenvolverá en general el proceso de 
  los acontecimientos en Europa, la lucha del reformismo-pacifismo con el 
  marxismo revolucionario en particular, y dentro de ésta, la lucha entre los 
  dos sectores de la unión zimmerwaldiana. 










      From Marx to Mao
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      Desde Marx
      hasta Mao
      Textos
      de Lenin
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  NOTAS 



    [25] Lenin proyectaba publicar el artículo "Pacifismo burgués y pacifismo 
  socialista" en el periódico Novi Mir (Mundo Nuevo ), que era 
  
  editado en Nuevo York por los socialistas rusos emigrados. Pero el artículo no 
  apareció allí. Los dos primeros capítulos del mismo aparecieron, luego de su 
  reelaboración, en el último número (el 58) de Sotsial-Demokrat con el título 
  "Un viraje en la política mundial" (véase V. I. Lenin, Obras Completas, t. 
  XXIII).    [] 
    [26] Confédération Générale du Travail (Confederacion General del Trabajo ), 
  unión de los sindicatos de toda Francia constituida en 1895. En el período de 
  la Primera Guerra Mundial el núcleo directivo de la Confederación General del 
  Trabajo se coloco al lado de los imperialistas e hizo la propaganda en favor 
  de la colaboración de clases y de la "defensa de la patria".    [] 
    [27] El Partido Socialista Francés se formó en 1902. En 1905, por iniciativa 
  del Partido Socialista Frances y del Partido Socialista de Francia, fue 
  formado un partido socialista único, del que formaban parte los miembros de 
  todos los partidos y agrupaciones socialistas (guesdistas, blanquistas, 
  jauresistas y otros). La dirección del Partido Socialista Francés pasó a los 
  socialreformistas (encabezados por Jaurés), que constituía su mayoría. Durante 
  la Primera Guerra Mundial el partido ocupó la posición socialchovinista, su 
  fracción parlamentaria votó los créditos de guerra, y sus representantes 
  formaron parte del gobierno burgués. En el Congreso de Tours (25-30 de 
  diciembre de 1920) el Partido Socialista Francés se dividió: la mayoría formó 
  el Partido Comunista de Francia, la minoría derechista-oportunisita, 
  encabezada por León Blum, abandonó el congreso y creó un partido 
  independiente, adoptando el antiguo nombre de Partido Socialista Francés.    
  [] 
    [28] La Bataille, órgano de los anarcosindicalistas franceses; empezó a 
  publicarse en París en noviembre de 1915; en la Primera Guerra Mundial ocupó 
  una posición socialchovinista.    [] 




      From Marx to Mao
      (English)
      Desde Marx
      hasta Mao
      Textos
      de Lenin





    Source: geocities.com/capitolhill/senate/3035

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