Rectifiquemos el estilo de trabajo en el Partido

Mao Tse-tung
RECTIFIQUEMOS EL ESTILO DE
TRABAJO EN EL PARTIDO 

   

  RECTIFIQUEMOS EL ESTILO DE
    TRABAJO EN EL PARTIDO[*]
  1.ƒ de febrero de 1942 



      Hoy se abre la Escuela del Partido; deseo que tenga muchos éxitos. 
      En esta ocasión, quisiera decir algo acerca del estilo de trabajo en 
  nuestro Partido. 
      ¿Por qué hace falta un partido revolucionario? Porque en el mundo existen 
  enemigos del pueblo que lo oprimen y éste desea sacudirse esa opresión. En la 
  era del capitalismo y el imperialismo, se necesita un partido revolucionario 
  como el Partido Comunista. Sin un partido así, al pueblo le es de todo punto 
  imposible sacudirse la opresión de sus enemigos. Nosotros somos el Partido 
  Comunista, tenemos el deber de dirigir al pueblo en la lucha para derrotar al 
  enemigo, y por eso, debemos mantener nuestras filas bien alineadas, marchar al 
  mismo paso y disponer de tropas selectas y de buenas armas. Sin esas 
  condiciones, no podremos derrotar al enemigo. 
      ¿Cuáles son los problemas que se presentan ahora en nuestro Partido? Su 
  línea general es acertada y no plantea ningún problema; su labor ha sido 
  fructífera. El Partido cuenta con centenares de miles de militantes, que 
  dirigen al pueblo en una lucha extraordinariamente dura contra el enemigo. 
  Esto es claro para todos y a nadie deja dudas. 
      ¿No hay, pues, ningún problema en nuestro Partido? Yo digo que sí, y que, 
  en cierto sentido, el problema es bastante serio. 
      ¿Cuál es? Que en la mente de algunos camaradas se manifiestan ciertos 
  fenómenos que no son muy correctos ni convenientes. 
      Esto quiere decir que todavía hay algo incorrecto en nuestros estilos de 
  estudio y de relaciones internas y externas, así como en nues- 


      * Discurso pronunciado por el camarada Mao Tse-tung en el acto inaugural 
  de la Escuela del Partido adjunta al Comité Central. 
  
  tro estilo literario. Por algo incorrecto en el estilo de estudio, se entiende 
  el mal del subjetivismo; en el estilo de relaciones del Partido, el mal del 
  sectarismo, y en el literario, el mal del estilo de cliché del Partido[1]. 
  Todos ellos son estilos incorrectos, pero no barren todo el cielo como el 
  viento del Norte en invierno. El subjetivismo, el sectarismo y el estilo de 
  cliché del Partido ya no son estilos dominantes, sino ráfagas de viento 
  contrario, bocanadas de aire viciado que salen de un refugio antiaéreo. 
  (Risas.) No obstante, es malo que esos vientos sigan soplando en el Partido. 
  Debemos tapar las bocas por donde se escapa ese aire viciado. Todo nuestro 
  Partido debe emprender esta labor, y lo mismo debe hacer la Escuela del 
  Partido. Estos tres vientos nefastos -- el subjetivismo, el sectarismo y el 
  estilo de cliché del Partido -- tienen su origen histórico. Si bien ya no 
  predominan en el Partido, siguen haciéndonos un daño constante y acometiendo 
  contra nosotros, por lo cual es preciso contrarrestar su acción, estudiarlos, 
  analizarlos y hacer claridad sobre ellos. 
      Nuestra tarea es combatir el subjetivismo para rectificar el estilo de 
  estudio, combatir el sectarismo para rectificar el de relaciones del Partido, 
  y combatir el estilo de cliché del Partido para rectificar el estilo 
  literario. 
      A fin de derrotar a nuestro enemigo, es imperativo cumplir la tarea de 
  rectificar el estilo de trabajo en el seno de nuestro Partido. Nuestros 
  estilos de estudio y literario también forman parte del estilo de trabajo del 
  Partido. Siempre que este estilo de trabajo sea del todo correcto, el pueblo 
  entero seguirá nuestro ejemplo. Los no militantes del Partido que padezcan de 
  los malos hábitos mencionados, aprenderán de nosotros y corregirán sus errores 
  si son gente de buena fe; de este modo, influiremos en la nación entera. Con 
  tal que los comunistas mantengamos nuestras filas bien alineadas, marchemos al 
  mismo paso y dispongamos de tropas selectas y de buenas armas, podremos 
  derrotar a cualquier enemigo, por poderoso que sea. 
      Hablaré ahora del subjetivismo. 
      El subjetivismo es un mal estilo de estudio, contrario al 
  marxismo-leninismo e incompatible con el Partido Comunista. Lo que necesitamos 
  es un estilo de estudio marxista-leninista. Cuando hablamos del estilo de 
  estudio, no sólo nos referimos al estilo de estudio en los centros de 
  enseñanza, sino también al de todo el Partido. Es un problema relativo al modo 
  de pensar de los miembros de nuestros organismos dirigentes, de todos nuestros 
  cuadros y de todos los militantes de nuestro Partido; se trata de nuestra 
  actitud hacia el marxis- 
  
  mo-leninismo, de la actitud de todos los camaradas del Partido respecto al 
  trabajo. Es, pues, una cuestión de importancia excepcional, de primordial 
  importancia. 
      Actualmente, ciertas ideas confusas cunden entre mucha gente. Por ejemplo, 
  ideas confusas acerca de qué es un teórico, qué es un intelectual, y qué 
  significa la integración de la teoría con la práctica. 
      Ante todo, hagámonos la siguiente pregunta: ¿Es alto o bajo el nivel 
  teórico de nuestro Partido? Ultimamente, se han traducido más obras 
  marxista-leninistas, y el número de lectores ha crecido también. Esto es algo 
  muy bueno. Pero, ¿podemos decir que el nivel teórico de nuestro Partido es ya 
  muy elevado? Es cierto que ahora el nivel es un poco más alto, pero nuestro 
  frente teórico no guarda ninguna proporción con el rico contenido del 
  movimiento revolucionario chino, y una comparación entre uno y otro muestra un 
  retraso muy grande en el dominio de la teoría. En términos generales, nuestra 
  teoría todavía no ha podido ponerse a la par de la práctica revolucionaria, 
  para no hablar ya de que se haya colocado a su vanguardia, como debería ser. 
  Todavía no hemos elevado nuestra práctica, tan rica en contenido, a su debido 
  nivel teórico. No hemos examinado aún todos los problemas de la práctica 
  revolucionaria, ni siquiera los de importancia, para elevarlos a la etapa de 
  la teoría. Juzguen ustedes: En los terrenos económico, político, militar y 
  cultural de China, ¿cuántos de nosotros hemos creado teorías dignas de tal 
  nombre, que puedan ser consideradas científicas y minuciosamente elaboradas, y 
  no bosquejos imprecisos? Especialmente en el campo de la teoría económica, a 
  pesar de que el capitalismo chino cuenta ya con cien años de desarrollo desde 
  la Guerra del Opio, no se ha producido todavía ni una sola obra teórica, 
  auténticamente científica, Que concuerde con la realidad del desarrollo 
  económico de China. En el estudio de los problemas económicos de nuestro país, 
  por ejemplo, ¿podemos decir que ya es alto nuestro nivel teórico? ¿Podemos 
  decir que nuestro Partido posee ya teóricos en economía dignos de este nombre? 
  Ciertamente que no. Hemos leído muchas obras marxista-leninistas, pero 
  ¿podemos pretender que ya tenemos teóricos? No, no podemos. Pues el 
  marxismo-leninismo es la teoría creada por Marx, Engels, Lenin y Stalin sobre 
  la base de la realidad, la conclusión general extraída por ellos de la 
  realidad histórica y de la práctica revolucionaria. Si nos limitamos a leer 
  sus obras sin dar un paso adelante para estudiar, a la luz de su teoría, la 
  realidad histórica y la práctica revolucionaria de China y sin tratar de 
  reflexionar en 
  
  esta última desde el ángulo teórico, no podremos llamarnos, presuntuosamente, 
  teóricos marxistas. Si nosotros, siendo miembros del Partido Comunista de 
  China, cerramos los ojos a los problemas del país y no sabemos más que citar 
  de memoria conclusiones o principios sueltos extraídos de las obras marxistas, 
  entonces nuestros logros en el frente teórico serán, fuerza es decirlo, muy 
  pobres. Si lo único que sabe hacer una persona es aprenderse de memoria la 
  economía o la filosofía marxistas y recitarlas fluidamente desde el primer 
  capítulo hasta el último, pero no sabe en absoluto aplicarlas, ¿puede ser 
  considerada como teórico marxista? ¡No! No puede serlo. ¿Qué clase de teóricos 
  necesitamos? Teóricos que, de conformidad con la posición, el punto de vista y 
  el método marxista-leninistas, puedan interpretar certeramente los problemas 
  prácticos que surgen en el curso de la historia y de la revolución, y dar 
  interpretaciones científicas y explicaciones teóricas de los problemas 
  económicos, políticos, militares y culturales de China. Estos son los teóricos 
  que necesitamos. Para ser un teórico así, uno tiene que asimilar 
  verdaderamente la esencia del marxismo-leninismo, tener una real comprensión 
  de la posición, el punto de vista y el método marxista-leninistas, así como de 
  la doctrina de Lenin y Stalin sobre la revolución en las colonias y en China, 
  y saber aplicar todo ello para analizar de modo penetrante y científico los 
  problemas prácticos de China y descubrir así las leyes de su desarrollo. Tales 
  son los teóricos que realmente necesitamos. 
      El Comité Central del Partido ha tomado una decisión en la que llama a 
  nuestros camaradas a que aprendan cómo aplicar la posición, el punto de vista 
  y el método marxista-leninistas para estudiar seriamente la historia de China 
  y sus asuntos económicos, políticos, militares y culturales, para analizar de 
  modo concreto cada problema sobre la base de materiales detallados, y luego 
  extraer conclusiones teóricas. He ahí la responsabilidad que pesa sobre 
  nuestros hombros. 
      Los camaradas de la Escuela del Partido jamás deben considerar la teoría 
  marxista como un dogma sin vida. Hay que dominar la teoría marxista y saber 
  aplicarla; dominarla con el único objetivo de aplicarla. Si uno puede aclarar 
  uno o dos problemas prácticos desde el punto de vista marxista-leninista, 
  merecerá elogios y podrá decirse que ha logrado algunos éxitos. Mientras más 
  problemas aclare y más amplia y profundamente lo haga, mayores serán sus 
  éxitos. La Escuela del Partido debe adoptar la siguiente regla: para calificar 
  a un estudiante es necesario examinar cómo ve los problemas de China 
  
  después de haber estudiado el marxismo-leninismo, si los ve de una manera 
  clara o confusa y si sabe o no enfocarlos. 
      Viene ahora la cuestión de los intelectuales. Ya que China es un país 
  semicolonial y semifeudal y su cultura no se ha desarrollado, los 
  intelectuales son particularmente apreciados. Hace más de dos años, el Comité 
  Central del Partido tomó una decisión sobre el problema de los 
  intelectuales[2], según la cual debemos ganárnoslos en gran número y dar una 
  buena acogida a todos aquellos que sean revolucionarios y estén dispuestos a 
  participar en la resistencia al Japón. Tenemos toda la razón para respetarlos, 
  porque sin intelectuales revolucionarios no puede triunfar la revolución. Pero 
  sabemos que muchos intelectuales, creyéndose muy instruidos, se dan aires de 
  eruditos, sin comprender que esos aires son malos y perjudiciales y les 
  impiden progresar. Deberían comprender la verdad de que en realidad muchos 
  llamados intelectuales son, en términos relativos, los más ignorantes, 
  mientras los obreros y los campesinos con frecuencia saben más que ellos. 
  Alguien me dirá: "(¡Ajá! Usted está volviendo las cosas al revés y diciendo 
  tonterías." (Risas.) Pero, camarada, no se impaciente; algo de verdad hay en 
  lo que acabo de decir. 
      ¿Qué son los conocimientos? Desde que existe la sociedad de clases, en el 
  mundo ha habido sólo dos categorías de conocimientos: unos son los de la lucha 
  por la producción y otros, los de la lucha de clases. Las ciencias naturales y 
  sociales son la cristalización de estas dos categorías de conocimientos, y la 
  filosofía es la generalización y resumen del conocimiento de la naturaleza y 
  de la sociedad. ¿Hay alguna otra categoría de conocimientos? No. Veamos ahora 
  el caso de los estudiantes educados en centros docentes separados por completo 
  de las actividades prácticas de la sociedad. ¿Qué sucede con ellos? Empiezan 
  sus estudios en una escuela primaria de ese tipo, los terminan en una 
  universidad del mismo género, obtienen su diploma, y entonces son considerados 
  gente instruida. Pero lo que han adquirido no son sino conocimientos 
  librescos; aún no han tomado parte en ninguna actividad práctica ni han 
  aplicado lo aprendido en ningún campo de la vida. ¿Personas así pueden ser 
  consideradas intelectuales completos? Me parece muy difícil, porque sus 
  conocimientos no son todavía completos. ¿Qué son, pues, conocimientos 
  relativamente completos? Todo conocimiento más o menos completo se forma en 
  dos etapas: la primera, el conocimiento sensorial, y la segunda, el 
  conocimiento racional, que es una etapa superior de desarrollo del primero. 
  
  ¿Qué tipo de conocimientos son los adquiridos por los estudiantes en los 
  libros? Suponiendo que todos sus conocimientos fueran verdaderos, no son, sin 
  embargo, conocimientos conseguidos por medio de su experiencia personal, sino 
  teorías establecidas por sus antecesores, fruto de la síntesis de las 
  experiencias de éstos en la lucha por la producción y en la lucha de clases. 
  Por supuesto, es absolutamente necesario que los estudiantes adquieran este 
  tipo de conocimientos; no obstante, debe entenderse que, en cuanto a ellos 
  concierne, estos conocimientos son en cierto sentido unilaterales, algo que ha 
  sido comprobado por otros, y no por ellos mismos. Lo más importante es saber 
  aplicar estos conocimientos en la vida y en la práctica. Por eso, aconsejo a 
  aquellos que tienen sólo conocimientos librescos pero que todavía no han 
  tenido contacto con la práctica o han adquirido poca experiencia en ella, que 
  se den cuenta de sus propias deficiencias y sean un poco más modestos. 
      ¿Cómo hacer que se conviertan en auténticos intelectuales aquellos que 
  sólo poseen conocimientos librescos? La única manera es que participen en el 
  trabajo práctico y se conviertan en trabajadores prácticos, y que quienes se 
  ocupan del trabajo teórico estudien problemas prácticos de importancia. Así se 
  logrará este objetivo. 
      Lo dicho no dejará de enfadar a algunos, que dirán: "Según su explicación, 
  ni el propio Marx puede ser considerado como intelectual." A eso responderé: 
  Están en un error. Marx no sólo tomó parte en la práctica del movimiento 
  revolucionario, sino que también creó la teoría de la revolución. Partiendo 
  del más simple elemento del capitalismo, la mercancía, hizo un estudio 
  minucioso de la estructura económica de la sociedad capitalista. Millones y 
  millones de personas veían y utilizaban a diario la mercancía, pero estaban 
  tan acostumbradas a ella que no se daban cuenta de lo que representaba. Sólo 
  Marx la estudió científicamente. Hizo un enorme trabajo de investigación de su 
  transformación real y dedujo una teoría completamente científica de algo que 
  existía universalmente. Estudió la naturaleza, la historia y la revolución 
  proletaria y creó así el materialismo dialéctico, el materialismo histórico y 
  la teoría de la revolución proletaria. De este modo, Marx llegó a ser el 
  intelectual más completo; representa la cima de la sabiduría humana, y es 
  fundamental la diferencia que existe entre él y aquellos que sólo tienen 
  conocimientos librescos. Marx realizó investigaciones y estudios detallados en 
  medio de la lucha práctica, formuló generalizaciones y luego comprobó sus 
  conclusiones llevándolas a la lucha práctica. He 
  
  ahí lo que llamamos trabajo teórico. Nuestro Partido necesita que muchos 
  camaradas aprendan a realizar esta labor. Ahora tenemos en nuestro Partido un 
  gran número de camaradas que pueden aprender a hacer estudios teóricos de este 
  género, y la mayor parte son inteligentes y promisorios; debemos darles 
  importancia. Pero ellos deben guiarse por los principios correctos y no 
  repetir los errores del pasado. Tienen que desechar el dogmatismo y no 
  quedarse en frases sacadas de los libros. 
      En el mundo sólo existe una clase de teoría verdadera, la teoría extraída 
  de la realidad objetiva y comprobada en ella; ninguna otra cosa merece el 
  nombre de teoría en el sentido que damos a esta palabra. Stalin dijo que la 
  teoría deja de tener objeto cuando no se halla vinculada a la práctica[3]. Una 
  teoría que no tiene objeto es inservible y errónea, y debe ser descartada. Hay 
  que avergonzar a los aficionados a propagar tales teorías. El 
  marxismo-leninismo es la verdad más correcta, científica y revolucionaria, 
  nacida de la realidad objetiva y comprobada en ella, pero muchos de quienes lo 
  estudian lo toman como un dogma sin vida, impidiendo así el desarrollo de la 
  teoría, perjudicándose a sí mismos y causando daño también a otros camaradas. 
      Por otro lado, aquellos camaradas dedicados al trabajo práctico también 
  tendrán tropiezos si hacen mal uso de su experiencia. Es verdad que ellos 
  tienen a menudo mucha experiencia, lo que es bien digno de aprecio, pero sería 
  muy peligroso que se contentaran con su experiencia. Deben comprender que sus 
  conocimientos son principalmente sensoriales y parciales, y que les faltan 
  conocimientos racionales y generales; en otras palabras, les falta teoría y 
  sus conocimientos son también relativamente incompletos. La labor 
  revolucionaria no puede realizarse bien sin conocimientos relativamente 
  completos. 
      Así pues, hay dos clases de conocimientos incompletos: aquellos que se 
  encuentran ya elaborados en los libros y aquellos que son principalmente 
  sensoriales y parciales; unos y otros son unilaterales. Sólo su combinación 
  puede producir conocimientos válidos y relativamente completos. 
      Sin embargo, para estudiar la teoría, nuestros cuadros con un pasado 
  obrero o campesino deben primero adquirir una instrucción elemental. Sin ella, 
  no podrán aprender la teoría marxista-leninista. Adquirida esa instrucción, 
  podrán estudiarla en cualquier momento. De niño, nunca tuve la oportunidad de 
  ingresar en una escuela 
  
  marxista-leninista. Sólo me enseñaban cosas como ésta: "El Maestro dijo: '¡Qué 
  agradable es aprender y repasar constantemente lo aprendido!'"[4] No obstante 
  ser anticuado el contenido de ese género de enseñanza, de ella saqué algo 
  bueno, pues aprendí a leer. Ahora ya no estudiamos los clásicos confucianos, 
  sino materias nuevas, como chino moderno, historia, geografía y ciencias 
  naturales, que una vez dominadas, nos serán útiles en todas partes. El Comité 
  Central de nuestro Partido exige ahora especialmente que nuestros cuadros con 
  un pasado obrero o campesino adquieran una instrucción elemental, pues así 
  podrán luego aprender cualquier materia: política, ciencia militar o economía. 
  Si no, por muy rica que sea su experiencia, nunca serán capaces de estudiar la 
  teoría. 
      De ahí se desprende que, para luchar contra el subjetivismo, debemos 
  ayudar a los dos tipos de personas antes mencionados a desarrollar el aspecto 
  en que son deficientes y a integrarse un tipo con el otro. Los que tienen 
  conocimientos librescos deben desarrollarse en el aspecto práctico; ésta es la 
  única manera de no quedarse estancados en los libros ni caer en el error de 
  dogmatismo. Los que tienen experiencia en el trabajo práctico deben estudiar 
  la teoría y leer a conciencia; sólo así podrán sistematizar y sintetizar sus 
  experiencias para elevarlas al nivel de la teoría, y evitarán tomar sus 
  experiencias parciales por verdades universales, así como caer en el error de 
  empirismo. Tanto el dogmatismo como el empirismo son subjetivismo, aunque 
  parten de dos polos opuestos. 
      Por lo tanto, en nuestro Partido hay dos formas de subjetivismo: el 
  dogmatismo y el empirismo. Cada uno de éstos ve sólo una parte y no el todo. 
  Si no tenemos cuidado, si no comprendemos que esta unilateralidad es un 
  defecto ni hacemos todos los esfuerzos por corregirlo, será fácil que tomemos 
  un camino equivocado. 
      De estas dos formas de subjetivismo, sin embargo, es el dogmatismo el que 
  en la actualidad constituye un mayor peligro para nuestro Partido. Pues los 
  dogmáticos pueden tomar fácilmente el disfraz de marxistas para asombrar, 
  cautivar y poner a su servicio a los cuadros con un pasado obrero o campesino, 
  para quienes es difícil descubrirlos; también pueden asombrar y cautivar a la 
  juventud ingenua e inexperta. Si superamos el dogmatismo, los cuadros con 
  conocimientos librescos se unirán de buen grado a aquellos que poseen 
  experiencia práctica, y estarán dispuestos a estudiar los fenómenos reales; 
  entonces surgirán muchos buenos trabajadores que integren la teoría con la 
  experiencia, así como teóricos auténticos. Si superamos el dog- 
  
  matismo, los camaradas con experiencia práctica tendrán buenos maestros que 
  les ayuden a elevar sus experiencias al nivel de la teoría y de este modo 
  evitarán caer en el error de empirismo. 
      Además de las ideas confusas sobre lo que es un teórico y un intelectual, 
  entre muchos camaradas hay otra idea confusa acerca de lo que significa "unir 
  la teoría con la práctica", frase que siempre tienen a flor de labios: Hablan 
  todos los días de "unir", pero lo que en realidad quieren decir es "separar", 
  porque no hacen ningún esfuerzo por unir. ¿Cómo unir la teoría 
  marxista-leninista con la práctica de la revolución china? Dicho en lenguaje 
  corriente, esto se logra "disparando la flecha al blanco". Cuando uno dispara 
  una flecha, tiene que apuntarla a un blanco. La flecha es al blanco lo que el 
  marxismo-leninismo a la revolución china. Algunos camaradas, sin embargo, 
  "disparan sus flechas sin tener un blanco" o tiran al azar; es fácil que esas 
  personas perjudiquen a la revolución. Otros no hacen más que darle vueltas y 
  más vueltas a la flecha que tienen en sus manos, exclamando sin cesar: "¡Qué 
  flecha tan bonita! ¡Qué flecha tan bonita!", pero nunca quieren dispararla. 
  Estos son aficionados a las antigüedades, y casi no tienen nada que ver con la 
  revolución. La flecha del marxismo-leninismo tiene que ser disparada al blanco 
  de la revolución china. Si este punto no es aclarado, el nivel teórico de 
  nuestro Partido nunca se elevará y la revolución china jamás triunfará. 
      Nuestros camaradas deben comprender que si estudiamos el 
  marxismo-leninismo, no es para lucirnos, ni porque éste encierre algún 
  misterio, sino exclusivamente porque es la ciencia que conduce la revolución 
  proletaria a la victoria. Hasta la fecha, todavía hay no pocos que consideran 
  ciertas frases sueltas de las obras marxista-leninistas como una panacea ya 
  preparada, que, una vez adquirida, permite curar cien enfermedades sin ningún 
  esfuerzo. Estas personas padecen de una ignorancia infantil, y nuestro deber 
  es darles ilustración. Son precisamente tales ignorantes los que miran el 
  marxismo-leninismo como un dogma religioso. Les debemos decir lisa y 
  llanamente: "Su dogma no sirve para nada." Marx, Engels, Lenin y Stalin han 
  reiterado que nuestra doctrina no es un dogma, sino una guía para la acción. 
  Sin embargo, tales gentes prefieren olvidar esta afirmación, la más importante 
  entre las importantes. Se podrá decir que los comunistas chinos han ligado la 
  teoría con la práctica sólo cuando sepan aplicar la posición, el punto de 
  vista y el método marxista-leninistas y las enseñanzas de Lenin y Stalin 
  concernientes a la 
  
  revolución china y, partiendo de un serio estudio de la realidad histórica y 
  la práctica revolucionaria de China, den un paso adelante para realizar, en 
  todos los terrenos, creaciones teóricas que respondan a las necesidades de 
  nuestro país. Es inútil hablar de la integración de la teoría con la práctica, 
  aunque eso se repita durante cien años, si no se la traduce en acción. Para 
  llevar a cabo la lucha contra la manera subjetiva y unilateral de enfocar los 
  problemas, tenemos que romper el subjetivismo y la unilateralidad dogmáticos. 
      Basta por hoy acerca de la lucha contra el subjetivismo, lucha que tiene 
  por objeto rectificar el estilo de estudio en todo el Partido. 
      Me detendré ahora en la cuestión del sectarismo. 
      Gracias a que nuestro Partido se ha templado durante veinte años, el 
  sectarismo ya no domina en su seno. Sin embargo, aún se encuentran 
  supervivencias en las relaciones tanto internas como externas del Partido. Las 
  tendencias sectarias en las relaciones internas conducen al exclusivismo 
  respecto a camaradas del Partido y obstaculizan la unidad y cohesión internas 
  de éste, mientras las tendencias sectarias en las relaciones externas llevan 
  al exclusivismo respecto a los no comunistas y obstaculizan la tarea del 
  Partido de unir a todo el pueblo. Sólo extirpando estos dos males, podrá 
  nuestro Partido avanzar sin obstáculos en su gran obra de conseguir la unidad 
  de todos nuestros camaradas y de todo nuestro pueblo. 
      ¿Cuáles son los residuos del sectarismo en el seno del Partido? 
  Principalmente los siguientes: 
      Primero, la pretensión de "independizarse". Algunos camaradas sólo ven los 
  intereses parciales y no los generales; en todo momento destacan indebidamente 
  aquellas secciones de trabajo de las cuales son responsables, y siempre 
  tienden a supeditar los intereses generales a los parciales. No comprenden lo 
  que significa el centralismo democrático en el Partido, ni se dan cuenta de 
  que el Partido Comunista necesita no sólo democracia sino, sobre todo, 
  centralismo. Olvidan que, dentro del centralismo democrático, la minoría debe 
  subordinarse a la mayoría, el nivel inferior al superior, la parte al todo, y 
  todo el Partido al Comité Central. Chang Kuo-tao, por ejemplo, pretendió 
  "independizarse" del Comité Central y terminó por traicionar al Partido y 
  convertirse en agente del Kuomintang. Aunque el sectarismo de que hablamos 
  ahora no es tan particularmente grave, debemos prevenirlo y acabar con toda 
  manifestación de desunión. Debemos alentar a los camaradas a tener plenamente 
  en cuenta los intereses del todo. Cada miembro del Partido, cada sección de 
  tra- 
  
  bajo, cada palabra y cada acción deben tener como punto de partida los 
  intereses de todo el Partido. No será tolerada en absoluto ninguna violación 
  de este principio. 
      Los que pretenden este "independizarse" generalmente se aferran a la 
  doctrina del "yo primero" y se equivocan en cuanto a la relación entre el 
  militante y el Partido. Aunque respetan de palabra al Partido, en la práctica 
  se colocan a sí mismos en primer término y relegan el Partido al segundo. ¿Qué 
  buscan? Fama, posición y oportunidad de lucirse. Siempre que se les encarga de 
  alguna sección de trabajo, procuran "independizarse". Para este fin, engatusan 
  a algunos, desplazan a otros y recurren, entre camaradas, a la jactancia, las 
  lisonjas y la adulación, introduciendo en el Partido Comunista el estilo 
  filisteo de los partidos burgueses. Es su deshonestidad lo que les pierde. 
  Creo que debemos trabajar honestamente; sin una actitud así nada se puede 
  realizar en el mundo. ¿Quiénes son gente honesta? Marx, Engels, Lenin y Stalin 
  son honestos; lo son los hombres de ciencia. ¿Quiénes son deshonestos? 
  Trotski, Bujarin, Chen Tu-siu y Chang Kuo-tao lo son en grado sumo, y aquellos 
  que pretenden "independizarse" por intereses personales o parciales también 
  son deshonestos. Todo el que es taimado, todo el que no adopta una actitud 
  científica en su trabajo, aunque se crea ingenioso e inteligente, en realidad 
  es el más estúpido, y no tendrá buen fin. Los estudiantes de nuestra Escuela 
  del Partido deben prestar atención a este problema. Hemos de edificar un 
  partido centralizado y unificado, y desembarazarnos de toda lucha fraccional 
  sin principios. Para que nuestro Partido marche al mismo paso y luche por un 
  objetivo común, tenernos que combatir el individualismo y el sectarismo. 
      Los cuadros venidos de fuera y los cuadros nativos deben unirse y combatir 
  las tendencias sectarias. Hay que prestar gran atención a las relaciones entre 
  los cuadros nativos y los de fuera, porque muchas bases de apoyo antijaponesas 
  han sido establecidas sólo después de la llegada de unidades del VIII Ejército 
  o del Nuevo 4.ƒ Cuerpo de Ejército y gran parte del trabajo local no se ha 
  desarrollado sino con la llegada de los cuadros de fuera. Nuestros camaradas 
  deben comprender que, en tales condiciones, únicamente cuando esos dos tipos 
  de cuadros estén unidos como un solo hombre y una gran cantidad de cuadros 
  nativos hayan sido formados y promovidos, será posible que nuestras bases de 
  apoyo se consoliden y nuestro Partido eche raíces en ellas; de otra manera, 
  eso será imposible. Tanto los cuadros de fuera como los nativos tienen sus 
  cualidades y defectos; para progresar, 
  
  es necesario que superen sus respectivas deficiencias tomando como ejemplo los 
  méritos de la otra parte. En comparación con los cuadros nativos, los de fuera 
  siempre están menos familiarizados con la situación de la localidad y menos 
  ligados con las masas. Veamos mi propio caso, a modo de ejemplo. Llevo cinco o 
  seis años en el Norte de Shensí, pero en comparación con algunos camaradas de 
  la región, conozco mucho menos las condiciones locales y estoy mucho menos 
  vinculado con el pueblo de aquí. Los camaradas que van a las bases de apoyo 
  antijaponesas en Shansí, Jopei, Shantung y otras provincias deben tener esto 
  en cuenta. Más aún, incluso dentro de una misma base de apoyo, como sus 
  diferentes sectores no se han establecido al mismo tiempo, también existen 
  diferencias entre los cuadros de un sector y los venidos de otro. Los que 
  llegan de un sector avanzado a otro que lo es menos, pueden ser también 
  considerados como cuadros de fuera, e igualmente deben preocuparse mucho por 
  ayudar a los cuadros nativos. En términos generales, allí donde los cuadros de 
  fuera están en la dirección, será suya la responsabilidad principal si sus 
  relaciones con los cuadros nativos no son buenas. Y será todavía mayor la 
  responsabilidad de los camaradas que desempeñan las principales funciones de 
  dirección. En muchos lugares, la atención que se presta a este problema es 
  todavía muy insuficiente. Hay quienes menosprecian a los cuadros nativos y se 
  burlan de ellos diciendo: "¿Qué saben los lugareños? ¡Son unos papanatas!" 
  Esas personas no comprenden en absoluto la importancia de los cuadros nativos; 
  ignoran tanto las cualidades de éstos como sus propias deficiencias, y adoptan 
  una actitud errónea, sectaria. Todos los cuadros de fuera deben tratar con 
  afecto a los cuadros nativos y prestarles ayuda constante, y es inadmisible 
  ridiculizarlos o atacarlos. Claro que los cuadros nativos deben, por su parte, 
  adquirir las cualidades de los de fuera y librarse de todo concepto estrecho e 
  inadecuado, de manera que lleguen a fundirse con ellos, sin que haya 
  distinción entre unos y otros, evitando así tendencias sectarias. 
      Lo mismo puede decirse de las relaciones entre los cuadros militares y los 
  cuadros civiles. Deben estar completamente unidos y luchar contra toda 
  tendencia sectaria. Es deber de los cuadros militares ayudar a los cuadros 
  civiles, y viceversa. Si surgen discordias, unos y otros tienen que mostrarse 
  indulgentes y hacerse una ellos los principales responsables 
  
  si no se llevan bien con los cuadros civiles. Los cuadros militares ante todo 
  tienen que darse cuenta de su propia responsabilidad y ser modestos en su 
  actitud hacia los cuadros civiles; sólo de esta manera pueden crearse 
  condiciones para el feliz cumplimiento de nuestras tareas de combate y de 
  construcción en las bases de apoyo. 
      Lo mismo se aplica a las relaciones entre unidades del ejército, entre 
  localidades y entre secciones. Hay que combatir la tendencia al seccionalismo, 
  tendencia a preocuparse sólo por la propia sección, sin atender a los 
  intereses de los demás. Seccionalista es quien permanece indiferente ante las 
  dificultades de los demás y no quiere ceder ningún cuadro cuando se lo 
  solicitan otras secciones o, "tomando el campo del vecino como desaguadero", 
  cede sólo cuadros mediocres, sin mostrar la menor consideración hacia las 
  demás secciones, localidades o personas. Quien procede así ha perdido 
  totalmente el espíritu comunista. Se caracteriza por su negativa a considerar 
  el conjunto y por su total indiferencia hacia las demás secciones, localidades 
  o personas. Tenernos que redoblar nuestros esfuerzos para educar a tales 
  personas y hacerles ver en el seccionalismo una tendencia sectaria, que se 
  volverá peligrosa si se la deja cundir. 
      Otro problema es el de las relaciones entre los viejos cuadros y los 
  nuevos. Desde el inicio de la Guerra de Resistencia, nuestro Partido se ha 
  desarrollado mucho y ha surgido un gran número de cuadros nuevos; esto es algo 
  muy bueno. En su informe ante el XVIII Congreso del Partido Comunista 
  (bolchevique) de la URSS, el camarada Stalin dijo: "[. . .] los cuadros viejos 
  siempre son escasos, son menos de los que se necesitan y, en parte, ya 
  comienzan a quedar fuera de combate, en virtud de las leyes normales de la 
  naturaleza." Aquí Stalin habló tanto de la situación de los cuadros como de 
  las leyes de la naturaleza. Si en nuestro Partido no existe una plena 
  cooperación entre la gran masa de cuadros nuevos y los viejos cuadros, nuestra 
  causa se detendrá a medio camino. Por eso, todos los viejos cuadros deben 
  acoger con gran calor a los nuevos y tratarlos con la mayor solicitud. Es 
  cierto que estos últimos tienen sus defectos. Como no hace mucho que 
  participan en la revolución, les falta experiencia y es lógico que algunos de 
  ellos conserven rastros de la perniciosa ideología de la vieja sociedad, 
  residuos de la ideología individualista pequeñoburguesa. Pero esos defectos 
  pueden ser eliminados gradualmente a través de la educación y el temple en la 
  revolución. Las cualidades de los nuevos cuadros residen, como 
  
  señaló Stalin, en que poseen un agudo sentido de lo nuevo y, por lo tanto, 
  tienen gran entusiasmo y gran actividad, cualidades de que carecen 
  precisamente algunos cuadros viejos[5]. Los cuadros nuevos y los viejos deben 
  respetarse mutuamente, aprender los unos de los otros, superar las debilidades 
  propias adquiriendo las cualidades de los demás, para así unirse como un solo 
  hombre en bien de la causa común y prevenir las tendencias sectarias. Allí 
  donde los viejos cuadros tienen a su cargo la responsabilidad principal de 
  dirección, en general recaerá fundamentalmente sobre ellos la culpa si sus 
  relaciones con los nuevos cuadros no son buenas. 
      Las relaciones antes mencionadas entre la parte y el todo, entre el 
  militante y el Partido, entre los cuadros nativos y los de fuera, entre los 
  cuadros militares y los cuadros civiles, entre unidades del ejército, entre 
  localidades, entre secciones de trabajo y entre los viejos cuadros y los 
  nuevos, son todas relaciones en el seno del Partido. En todos estos casos, hay 
  que elevar el espíritu comunista y precaverse contra las tendencias sectarias, 
  de modo que las filas de nuestro Partido se mantengan bien alineadas y marchen 
  al mismo paso, en bien de nuestra lucha. Este es un problema muy importante, 
  que debemos resolver a fondo en el curso de la campaña por la rectificación 
  del estilo de trabajo en el Partido. El sectarismo es una manifestación del 
  subjetivismo en el terreno organizativo. Si queremos desechar el subjetivismo 
  y desarrollar el espíritu marxista-leninista de buscar la verdad en los 
  hechos, debemos limpiar el Partido de los residuos del sectarismo y partir del 
  principio de que los intereses del Partido están por encima de los intereses 
  individuales y parciales, lo cual permitirá a nuestro Partido alcanzar una 
  unidad y cohesión completas. 
      Los restos del sectarismo tienen que ser eliminados no sólo en las 
  relaciones internas del Partido, sino también en sus relaciones externas. La 
  razón reside en que, para derrotar al enemigo, no basta simplemente con unir a 
  todos los miembros de nuestro Partido, sino que hace falta unir a todo el 
  pueblo. Durante veinte años, el Partido Comunista de China ha realizado un 
  enorme y arduo trabajo en la empresa de unir a todo el pueblo, y los éxitos 
  que ha logrado en este campo desde que comenzó la Guerra de Resistencia, son 
  aún más grandes que los del pasado. Esto no significa, sin embargo, que todos 
  nuestros camaradas ya tengan un correcto estilo en sus relaciones con las 
  masas populares y estén libres de tendencias sectarias. No. En realidad, estas 
  tendencias subsisten entre una parte de nuestros cama- 
      radas, e incluso en algunos son muy serias. Muchos camaradas tienden a 
  envanecerse ante los no militantes del Partido, los tienen en poca estima y 
  los desdeñan, y se niegan a respetarlos y apreciar sus cualidades. Esto es 
  precisamente una tendencia sectaria. Después de haber leído unos pocos libros 
  marxistas, en lugar de volverse más modestos, se hacen más engreídos y siempre 
  hablan de los demás como de gente que no vale nada, sin entender que ellos 
  mismos en realidad no tienen más que conocimientos pobres y mal asimilados. 
  Nuestros camaradas deben comprender la verdad de que los militantes del 
  Partido Comunista siempre constituyen una minoría en comparación con los no 
  militantes. Suponiendo que hubiera un comunista por cada cien chinos, entre 
  los 450 millones de habitantes de China habría cuatro millones y medio de 
  comunistas. Aun en el caso de que el número de los miembros de nuestro Partido 
  llegara a esta cifra colosal, los comunistas constituirían tan sólo el uno por 
  ciento del total de la población, frente al 99 por ciento de no comunistas. 
  ¿Qué razón podernos tener para no cooperar con los no comunistas? Tenemos el 
  deber de cooperar con todos aquellos que deseen cooperar con nosotros o sean 
  susceptibles de ello, y no tenemos ningún derecho de excluirlos. Pero algunos 
  miembros del Partido no lo comprenden, y menosprecian y hasta rechazan a 
  gentes que están dispuestas a cooperar con nosotros. No hay ninguna base para 
  proceder de esta manera. ¿Nos han dado alguna base Marx, Engels, Lenin y 
  Stalin? No. Por el contrario, siempre nos han encarecido que nos mantengamos 
  estrechamente vinculados con las masas y que no nos aislemos de ellas. ¿Nos ha 
  dado el Comité Central del Partido Comunista de China alguna base para actuar 
  así? No. Ni una sola de sus resoluciones dice que podamos divorciarnos de las 
  masas para permanecer aislados. Por el contrario, el Comité Central nos ha 
  dicho siempre que nos mantengamos estrechamente ligados con las masas y no nos 
  divorciemos de ellas. Así pues, cualquier acción que nos aparta de las masas 
  carece de toda base, y sólo es fruto pernicioso de las ideas sectarias 
  inventadas por algunos de nuestros camaradas. Como semejante sectarismo 
  continúa siendo muy grave entre ellos y sigue obstaculizando la aplicación de 
  la línea del Partido, hay que llevar a cabo un extenso trabajo de educación en 
  el seno del Partido para hacer frente a este problema. Debemos, ante todo, 
  hacer que nuestros cuadros comprendan verdaderamente la gravedad del problema 
  y adviertan que es de todo punto imposible derrotar a nuestro enemigo y 
  alcanzar el objetivo de la 
  
  revolución si los comunistas no se ligan con los cuadros y gentes que no 
  pertenecen al Partido. 
      Toda idea sectaria es subjetivismo y es incompatible con las necesidades 
  reales de la revolución; por lo tanto, hay que llevar a cabo simultáneamente 
  la lucha contra el subjetivismo y la lucha contra el sectarismo. 
      Hoy no hay tiempo para hablar del estilo de cliché del Partido; será 
  discutido en otra reunión. Sólo diré que es un receptáculo de inmundicias, una 
  forma de expresión del subjetivismo y del sectarismo. Hace mal a la gente y 
  perjudica a la revolución; tenemos que eliminarlo por completo. 
      Para luchar contra el subjetivismo, debemos propagar el materialismo y la 
  dialéctica. No obstante, hay todavía muchos camaradas del Partido que no dan 
  importancia a la difusión de ninguno de los dos. Algunos dejan, impasibles, 
  que se propague el subjetivismo. Creen tener convicciones marxistas, pero no 
  se esfuerzan por propagar el materialismo, y al oír o leer algo de índole 
  subjetivista, no se detienen a pensar ni expresan su opinión. Esta no es la 
  actitud de un comunista. Esto ha hecho que muchos camaradas estén intoxicados 
  de ideas subjetivistas y que su sensibilidad se halle adormecida. Por eso, 
  tenemos que iniciar en el Partido una campaña de ilustración para liberar la 
  mente de esos camaradas de la neblina del subjetivismo y el dogmatismo, y 
  llamarlos a boicotear el subjetivismo, el sectarismo y el estilo de cliché del 
  Partido. Estos males son como las mercancías japonesas; sólo nuestros enemigos 
  desean que los conservemos a fin de mantenernos embotados, y por eso, debemos 
  promover su boicot, al igual que el de las mercancías japonesas[6]. Hay que 
  boicotear todas estas mercancías -- el subjetivismo, el sectarismo y el estilo 
  de cliché del Partido --, con el objeto de dificultar su venta en el mercado e 
  impedir el comercio que se hace con ellas aprovechándose del bajo nivel 
  teórico del Partido. Con este fin, nuestros camaradas deben aguzar el olfato y 
  olfatearlo todo para juzgar si es bueno o malo, antes de decidirse a acogerlo 
  o boicotearlo. Frente a cualquier cosa, los comunistas tienen siempre que 
  preguntarse el porqué y utilizar su propia cabeza para examinar minuciosamente 
  si corresponde a la realidad y si está bien fundada; no deben en absoluto 
  seguir ciegamente a otros ni preconizar el servilismo. 
      Por último, al luchar contra el subjetivismo, el sectarismo y el estilo de 
  cliché del Partido, debemos tener presentes dos principios: 
  
  primero, "sacar lecciones de los errores pasados para evitarlos en el futuro", 
  y segundo, "tratar la enfermedad para salvar al paciente". Hay que poner al 
  descubierto, sin tener consideraciones con nadie, todos los errores cometidos, 
  y analizar y criticar en forma científica todo lo malo del pasado, para que en 
  el futuro el trabajo se realice más cuidadosamente y mejor. Eso es lo que 
  quiere decir "sacar lecciones de los errores pasados para evitarlos en el 
  futuro": Pero, al denunciar los errores y criticar los defectos, lo hacemos, 
  igual que un médico trata en caso, con el único objeto de salvar al paciente y 
  no de matarlo. Una persona con apendicitis se salvará si el cirujano le extrae 
  el apéndice. Si una persona que ha cometido errores no oculta su enfermedad 
  por temor al tratamiento, ni persiste en sus errores hasta hacerse incurable, 
  sino que, honesta y sinceramente, desea curarse y enmendarse, debernos 
  acogerla y curarle la enfermedad para que se convierta en un buen camarada. 
  Jamás podremos lograr éxito si nos dejamos llevar por un impulso momentáneo y 
  la fustigamos sin mesura. No se puede tratar con rudeza enfermedades 
  ideológicas o políticas; hay que adoptar el único método correcto y eficaz: 
  "tratar la enfermedad para salvar al paciente". 
      Me he permitido aprovechar esta ocasión en que se abre la Escuela del 
  Partido, para hablar extensamente; espero, camaradas, que reflexionen sobre lo 
  que he dicho. (Clamorosos aplausos.) 










      From Marx
      to Mao
      (English)
      Desde Marx
      hasta Mao
      Textos
      de Mao
      Apuntos sobre
      el texto abajo







  


  NOTAS 



    [1] Véase "Problemas estratégicos de la guerra revolucionaria de China", 
  nota 36, Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. I. El estilo de cliché, que 
  literalmente traducido del chino es "ensayo en ocho partes", era un simple 
  malabarismo lingüístico, estereotipado y carente de todo contenido. Cada una 
  de sus partes estaba sujeta a fórmulas rígidas e incluso a un número 
  determinado de caracteres; de esta manera, para escribir, bastaba con 
  ajustarse mecánicamente a las fórmulas requeridas. Al hablar del estilo de 
  cliché del Partido, el autor se refiere a los escritos de cierta gente en las 
  filas revolucionarias, que al igual que el mencionado "ensayo en ocho partes", 
  en vez de analizar las cosas, no hacían más que amontonar vocablos y términos 
  revolucionarios, concluyendo con un sinnúmero de páginas llenas de palabras 
  vacías.    [] 
    [2] Se refiere a la decisión del Comité Central del Partido Comunista de 
  China, adoptada en diciembre de 1939, sobre el reclutamiento de intelectuales. 
  Véase "Reclutar gran número de intelectuales", Obras Escogidas de Mao 
  Tse-tung, t. II.    [] 
    [3] Véase J. V. Stalin, "Los fundamentos del leninismo", III.    [] 
    [4] Primeras palabras de las Analectas de Confucio.    [] 
  
    [5] Véase J. V. Stalin, "Informe ante el XVIII Congreso del Partido sobre la 
  labor del Comité Central del PC (b) de la URSS", III, 2.    [] 
    [6] El boicot de las mercancías japonesas era un método de lucha empleado 
  con frecuencia por el pueblo chino contra la agresión del imperialismo japonés 
  en la primera mitad del siglo XX; ejemplos de ello fueron los boicots 
  realizados durante el patriótico Movimiento del 4 de Mayo de 1919, después del 
  Incidente del 18 de Septiembre de 1931, y luego, en la Guerra de Resistencia 
  contra el Japón.    [] 




      From Marx to Mao
      (English)
      Desde Marx
      hasta Mao
      Textos
      de Mao





    Source: geocities.com/capitolhill/senate/3035

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