Decreto Supremo 003-96-JUS,
que endurece el sistema para reos de "difícil readaptación",
significa un punto final a esta especie de "semilibertad". A partir de
ahora, los 350 presos por delitos comunes que permanecen en Castro Castro,
tendrán que someterse a un régimen muy parecido al que tienen
los internos por terrorismo: reclusión efectiva de 23 horas en
sus celdas, con visitas semanales durante una hora y a través del
locutorio.
Esta medidas se decretaron
en julio de 1996, pero sólo fueron implementadas en dos penales
del país, en "La Capilla", en Juliaca, y "Challapalca", en Tacna.
Hace tres meses, autoridades del Instituto Nacional Penitenciario (INPE)
intentaron aplicarlas en el penal de Huancayo, obteniendo como respuesta
un motín.
Continuarán
las protestas
Pedraza indicó: "En
98 por ciento es idéntico al nivel más rígido de las
sanciones a los terroristas. El funcionario aseguró que de continuar
los intentos del INPE por implementar este sistema en otros penales de
país, comenzará una peligrosa ola de protestas de los internos,
que podrían terminar en sucesos que lamentar. Anotó que por
ello, es necesaria la modificación de éste y otros decretos
a fin de hacer más viable la recuperación del interno.
"Una hora de
patio no es suficiente. Tampoco la visita una vez por semana de familiares
directos. Ello implica a los padres, hijos, cónyuges o hermanos.
Pero muchos internos no tienen este respaldo familiar. Y un tío
o un primo no pueden visitarlo", manifestó.
Recomienda además
que se devuelva la facultad a los jueces de otorgar libertad provisional
para delitos graves, como terrorismo, robo en banda y secuestro, cuando
se concluye que el acusado no está implicado o tiene responsabilidad
venial.
Considera necesario también
que los beneficios por trabajo y buena conducta, sean asequibles a todos
los que cometieron un delito, sin excepción.
"El 48 por ciento
de la población penal trabaja o estudia con el ánimo de redimir
su pena y obtener un beneficio penitenciario. Limitarlo significa quitarle
la posibilidad al interno de realizar labores positivas, aunque sólo
busque conseguir su libertad",
refirió.
De lo contrario -como
ocurre ahora- los condenados a penas muy altas se convierten en "internos
parias", que no tienen ocupación, que pueden robar o matar por casi
nada, porque no tienen perspectivas ni motivación alguna.
La Defensoría está
de acuerdo en que es necesario un régimen especial para internos,
pero sus objetivos deben buscar la readaptación del reo, y no un
mayor alejamiento de la sociedad. "Creemos que el control humanizado del
penal tiene una relación muy estrecha con la seguridad", aseveró
el especialista en temas penitenciarios.
Cárceles
de infierno
Según un reciente
informe elaborado por la Defensoría del Pueblo sobre 37 penales
de todo el país, el principal problema que tienen es el de hacinamiento.
Hay un 42% de sobrepoblación
promedio a nivel nacional. El caso más grave es el del penal de
Lurigancho con un índice de 241% de hacinamiento. Le sigue la prisión
de Tarapoto, con 195 % y el penal de Mujeres de Chorrillos con un 164 %.
Y ello pese a que se han construido 15 nuevos penales a nivel nacional.
El problema es que la población penal lejos de disminuir, se ha
incrementado en los últimos años, pasando de 18,000 que había
a principios de esta década a los 25,500 internos actuales.
Otro aspecto importante se
refiere a los servicios de salud. Apenas hay 56 médicos; ocho penales
cuentan sólo con un enfermero, y otros cinco no tienen ninguno de
los dos. Este inconveniente se acentúa porque hay muchos limitaciones
para evacuar al interno cuando necesita asistencia hospitalaria, y ante
la falta de medicamentos básicos en los tópicos de los penales.
Prisiones como "Castro Castro"
o "Lurigancho", cuentan con pequeñas clínicas adecuadamente
instaladas, pero sufren también la carencia de medicinas y material
quirúrgico, por lo que poco es lo que se puede hacer por los enfermos.
La alimentación es
un tercer problema que preocupa en los penales. Si bien el presupuesto
por reo se ha incrementado de 2 a 2.50 soles por día, aún
así es insuficiente. La calidad de la comida en algunos penales
pequeños es aceptable, pero en las prisiones grandes y hacinadas,
los alimentos carecen de las mínimas condiciones higiénicas
y tienen muy poco valor proteínico. En general, las raciones que
reciben los internos no cubren los requerimientos mínimos necesarios
para mantener un buen estado de salud, agravándose en los casos
de enfermos, mujeres gestantes y niños.
Jefe
del Inpe niega supuesta "huelga de hambre"
Internos
por terrorismo promovieron último motín
Los internos que promovieron
el motín del miércoles pasado en el penal Miguel Castro Castro,
fueron identificados como elementos terroristas y reclusos antiguos que
están acusados por delito agravado y son ellos los que pretendieron
tomar el control de dicho centro, reveló ayer el jefe del Instituto
Nacional Penitenciario, general PNP (r) Juan Nakandakari.
El citado funcionario, quien
también es presidente de la comisión reorganizadora del INPE,
hizo un recuento de los últimos sucesos ocurridos en el penal Miguel
Castro Castro de Canto Grande, en una breve conferencia de prensa que se
realizó en la sala de audiencias Nº 5 del establecimiento penitenciario
Lurigancho, luego de una emisión televisiva internacional sobre
el proceso de pacificación.
En el penal Castro Castro
se rompió la tranquilidad en la madrugada del miércoles cuando
once reclusos expresaron su rechazo contra el nuevo régimen que
impone el decreto legislativo Nº 003, promulgado el 26 de julio de
1996, que recorta las visitas semanales a un solo día a todos aquellos
que están recluidos en establecimientos penitenciarios de máxima
seguridad.
Durante su intervención,
el general Juan Nakandakari negó las versiones periodísticas
difundidas en diferentes medios de comunicación, sobre una supuesta
"huelga de hambre" que realizaron numerosos internos de dicho establecimiento
penitenciario, para impedir la aplicación del mencionado dispositivo
legal sobre el procedimiento para las visitas de los familiares de los
presos.
En el acto también
estuvo presente el presidente de la Corte Superior de Justicia de Lima,
Marcos Ibazeta. Asimismo informó que su despacho ha ordenado las
investigaciones respectivas sobre los teléfonos celulares que poseen
numerosos reclusos del penal Castro Castro, pese al estricto control policial
al que son sometidos permanentemente los familiares de los presos durante
las visitas de rutina.
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