Los candidatos presidenciales: El maquillaje independiente

Desde al año pasado los titulares de la prensa comercial le dan amplia cobertura a ciertas figuras que se despuntan como los candidatos a la presidencia en las elecciones de este año. A diferencia de las contiendas anteriores, estas figuras aparecen desligadas de los partidos políticos tradicionales, enarbolando como un principio, la independencia de los mismos. ¿Significa esto la muerte de las mafias políticas? De ninguna manera. Entre los no militantes a las mismas (que representan el 60% del electorado) es tanto el rechazo a los partidos, que los aspirantes astutamente deben disimular su vinculación personal con estas y con el modelo electoral que han instaurado en el país.

Pero este pretendido antagonismo es una falacia en ambos aspectos. En primer lugar, no entendemos como personas que se han formado y han contribuido al fortalecimiento de estas estructuras, ahora denuncian a los cuatro vientos las perversidades internas de estas organizaciones. ¿Por qué no lo hicieron cuando se beneficiaban de su adherencia a las mismas y sí ahora cuando ser "antipartido" da dividendos en popularidad?. ¿Qué pasaba con su mentada honestidad cuando eran nominados a gobernaciones y alcaldías con el apoyo y la maquinaria de estas?

En otro aspecto, hay casos en los que estos fulanos independientes consolidan alianzas bajo la mesa con sectores de los bloques que dicen rechazar. Y es que si desean una tajada considerable del universo electoral, deben ceñirse a los patrones de acción implantados desde el Pacto de Punto Fijo; léase compra de electores, campañas de desprestigio a sus opositores, recibo de financiamiento a cambio de dividendos en el gobierno, "cuadre" con los dueños de los medios de comunicación, robo de votos.

Una forma de hacer política presente en la cultura electoral venezolana: desde las presidenciales hasta las universitarias.

Pon atención a las declaraciones y la práctica de estos mesías "independientes" y descubrirás la práctica y la sombra de los partidos que han gobernado para si mismos en estos 40 años de "democracia" y que aspiran seguir haciéndolo.