Darío Fo ha sido galardonado con el Premio Nobel de literatura 1997. Autor teatral, dramaturgo poco conocido entre nosotros los venezolanos, porque uno de los grandes males que genera la crisis económica que vivimos, es atacar a la cultura; los altos precios a que llega el ocio cultural, libros, cine, teatro, nos priva de estos goces del espíritu.
Darío Fo no pertenecía a ningún grupo, pero si acompañó siempre las manifestaciones de protesta que nuestros compañeros italianos se veían obligados a realizar. Su obra literaria está ahí, ella es la exponente de sus ideas, su crítica al sistema político-económico que vivimos; los retratos que nos hace de esa burguesía que vive la "dulce vitta"; "Fo nunca desperdició la menor ocasión para poner en entredicho el falso sistema democrático que tanto desprecia", nos dice un critico italiano. Su obra "Muerte accidental" de un anarquista, en la que pinta el asesinato de un ferroviario anarquista arrojado desde una ventana de la comisaría en Milán, es un claro paralelismo con el caso Pinelli.
Para Venezuela es bueno que esto se sepa, que un anarquista ha recibido el Premio Nobel, que los anarquistas no son esa banda de locos y desquiciados que arrojan bombas por las esquinas. Esa vieja estampa decimonónica que algún escribidorcillo gusta recrear hoy, si en realidad guarda alguna, aunque pequeña, idea razonable, verá de ir cambiando esa imagen que ha guardado con tanto celo.