Los médicos violan el juramento de Hipócrates

Edgar Rodríguez. Periodico Nova Gazeta do Brasil

El médico antes de obtener el diploma que lo autoriza a curar gente como él, es un ciudadano de carne y hueso, con problemas familiares, económicos, sociales, políticos, emocionales y afectivos.

Vive, estudia, se forma en un mundo lleno de conflictos físicos, psíquicos, de disputas y luchas por el espacio vital.

Dentro del sistema conflictivo, antes de escoger la carrera profesional, debería someterse a una evaluación psicológica profunda, ya que con el diploma en mano tiene siempre un diagnóstico para justificar sus desvíos de conducta, su incapacidad, sus equivocaciones, sus robos y sus crímenes.

En nuestro siglo sabemos de las experiencias de médicos en los Campos de Concentración Nazistas, participando y orientando torturas canibalescas, millares de asesinatos, empleando formas de crueldad inimaginables con personas normales.

En Portugal, durante los 48 años de dictadura, dos docenas de médicos fueron célebres liderados por el carnicero Esmeraldo Pais Pratas, nombrado médico del campo de Tarrafal para orientar torturas y asesinar.

Los médicos ayudaban a los dictadores a matar en Italia de Mussolini, en España, de Franco, en Rusia de los Romanoffs y de los Lenin y Stalin. Hicieron lo mismo en la Cuba de Batista y la de los hermanos Castro, en la Argentina, en el Paraguay y en el Uruguay, médicos sirvieron a los dictadores militares y civiles justificando muertes naturales y asesinatos políticos. En América del Norte practican lavados de cerebro y sirven a los "Planes de Salud" y a los laboratorios de drogas que abastecen a las farmacias del veneno para matar lentamente millones de consumidores en todo el mundo en cuanto se enriquecen los oligopolios de la medicina.

En el Brasil, el rosario de crímenes médicos envuelven a todos los estados del país, produjo eco el Campo de concentración de Oiapoque, durante el gobierno de Artur Bernardes (1922-1926),en la dictadura de Getulio Vargas, (1930-1945). En el reinado militar (1964-1985), algunos médicos quedaron famosos, como el psicoanalista Amilcar Lobo, en la piel del Dr. Carneiro. Aplicaban dosis de suero para los opositores de la dictadura para que confesaran, a fuerza de golpes, lo que no habían hecho. Muchos nombres son mantenidos en secreto hasta hoy.

Pero el gran número de crímenes médicos aparecen disfrazados dentro y en torno de los hospitales. Son los desvíos de millones de dólares destinados a la asistencia hospitalaria, medicamentos comprados por el doble de costo para dividir el lucro; los robos de medicinas, sábanas, aparatos de aire condicionado y quirúrgicos y la propaganda en hospitales y puestos de salud para que los pacientes compren Planos de Salud Particular, Los médicos venden córneas, páncreas, médulas, sangre, hígados, corazones que fueron donados generosamente y aún cobran por los trasplantes no obstante cobran del gobierno para eso. Millones de personas como nosotros mueren en los hospitales donde fueron en busca de curarse, de infecciones hospitalarias, equivocaciones de médicos, maldades humanas, por pereza doctorales.

En el Brasil -se descubrió hace poco- médicos y abogados, en nombre de gente que sufrió un pequeño accidente y no sufrió nada, es dada por los doctores como muerta y reciben grandes cantidades de dinero de las agencias aseguradoras. Y aún falta decir que personas formadas en medicina, enfermeras o que trabajan en servicios de salud estarían mejor trabajando en los mataderos, en las carnicerías o en los corrales de engordar animales para llevarlos después al matadero.

La televisión y los periódicos publicaron en los meses de octubre-noviembre de 1997: " Una mujer fue retirada del hospital anestesiada donde había entrado en estado de parto: transferida, la niña, operada dos veces y aún tiene deformaciones. Poco después, un enfermo entró en un hospital para que le amputaran una pierna que la tenía gangrenada y le cortaron la pierna sana, murió al día siguiente."

Denuncian que el médico no se forma con la competencia mínima, es lo que dice el profesor de medicina Jayme Neve. Y el mismo periódico el 10-10-97 divulgó también la lista interminable de donaciones de empresas de salud para elegir diputados en 1994; hoy están haciendo lo mismo para las elecciones de 1998; muchos diputados electos con dinero de las empresas de la salud, comerciantes de medicina dan la ilusión de tener votos suficientes en los congresos nacionales y estatales para aprobar los aumentos. Y nadie se acuerda del juramento médico de Hipócrates que hacen al final del curso.