Nuevo gobierno: Llegaron los gorilas

Pedro Pablo

En más de una oportunidad hemos sostenido que el elegir nuevos amos no nos hace menos esclavos, pero en esta oportunidad todo parece anunciar que podemos llegar a serlo más. A fines del año pasado, en elecciones calificadas por los observadores internacionales de democráticas, se eligieron integrantes de los poderes legislativos y ejecutivos nacionales y estatales. Los resultados parecen reflejar los largos años de democracia liberal, puesto que le dio el ejecutivo nacional al ex comandante Chávez, líder del fracasado intento de golpe de estado de 1992 y la mayoría del poder legislativo y gobernaciones estatales a las fuerzas que se le opusieron. Sin embargo, todo señala que las fuerzas que dominan al ejecutivo intentan, apoyados en su dominio de la calle y con el apoyo de la FAN, una aplanadora en todos los poderes, con grandes probabilidades de éxito debido a la actual debilidad en los partidos políticos que pudieran hacerle oposición. Así es que escuchamos una permanente diatriba contra las podridas organizaciones sindicales, el podrido congreso, los podridos partidos políticos y la podrida justicia, que son precisamente los ámbitos en los que el chavismo no tiene fuerza. Prueba del éxito de este intento es que la elección de las autoridades de las cámaras de diputados y senadores se apoyó en los resultados de las elecciones presidenciales, desconociendo a los de las legislativas y además que se eligió a un militar para la presidencia del Senado. Podemos observar como la secta militar golpista avanza sobre los puestos claves del poder: el presidente del congreso es un militar, primero en la línea de sucesión del ejecutivo, también son militares golpistas el gobernador del Zulia y el anunciado para Caracas. Resultado, las dos zonas de mayor concentración de población, poder económico y poder administrativo de Venezuela, así como el poder ejecutivo nacional y la jefatura del legislativo nacionales están en manos de gorilas, y siguen avanzando. De las promesas de estos personajes, que ya una vez traicionaron su juramento y piensan traicionar a la constitución que acaban de jurar, poco bueno es lo que se puede esperar ya que es prudente desconfiar de quienes han engañado una vez y más de una vez. Basta recordar que también Pinochet y Videla juraron fidelidad a sus gobiernos y los traicionaron terminando en las más sangrientas dictaduras de América.

Debemos centrarnos entonces en consideraciones en torno al Comandante Chávez y el gorilismo que se dibuja, puesto que lo que domina el escenario político es el estamento militar acompañado por los idiotas útiles de siempre y los intelectuales vendidos que desde Gómez han rodeado al poder. Basta recordar que Luis Miquilena firmó el pacto de Puntofijo que hoy denuncia, José Vicente Rangel salvó con su voto el primer juicio contra corrupción contra Carlos Andrés Pérez que de haberse realizado podría haber cambiado la historia de la corrupción en Venezuela; Ernesto Mayz Vallenilla es un autoritario seguidor de los copeyanos desde el primer Caldera que le regaló la USB, luego con Luis Herrera y estuvo de nuevo con Caldera; la gente del Ateneo de Caracas y Alfredo Peña han estado a favor y en contra de todos los gobiernos desde el 58 hasta ahora gracias al poder del diario El Nacional variando según las prebendas que le dieran; Ibsen Martínez ya está pidiendo públicamente un puesto en la constituyente a cambio del apoyo dado a Chávez en su columna; el filósofo fallecido Nuñez Tenorio fue representante personal del dictador vitalicio de Corea del Norte Kim Il Sung; el también fallecido Pedro Duno estuvo estrechamente ligado al líder libio Gadaffi, de quien obtuvo fuertes sumas de dinero; Jorge Olavarría fue embajador con los copeyanos, sin contar su negociada oposición a Lusinchi a cambio de favores económicos. La única oposición que se perfila, muy torpe en su definición, es la del agotado Acción Democrática porque el resto de los partidos rápidamente se sometieron a los cuarteleros. Con estos antecedentes sin duda lo que nos espera en manos de estos espontáneos de boina roja y espada al cinto es un período de caos, sobresaltos y autoritarismo.

El comandante Chávez en su marcha para la toma del poder ha planteado, como caballito de batalla, la renovación total de la constitución mediante una asamblea constituyente. Debemos aclarar que este borrón y cuenta nueva, que ha sido muy típico de todos los autoritarismos, salva de responsabilidad a los que han hecho desastres en los años pasados porque podrán decir que lo que estaba mal era la constitución y no los políticos, sindicalistas y empresarios corruptos. Por supuesto que renovar la constitución en un clima propicio sería una posibilidad cierta de fundar un nuevo sistema político. Pero esto tiene sus condiciones, que no están dadas en Venezuela. No ha habido, ni hay, ideas ni propuestas ni discusiones ni acuerdos acerca de qué es lo que se quiere con la nueva constitución. Es una palabra vacía, por ahora. Como cambiar la constitución quita sustento a todas las instituciones fundadas en la anterior, en especial los cargos elegidos que deben renovar su legalización, entramos en un período que incluye elecciones para un referendum para llamar a la constituyente, elección de asambleístas para la constituyente, y luego elegir a los integrantes de los nuevos instituciones que surjan de esa constitución que ni siquiera podemos adivinar cuáles podrían ser. Una nueva constitución podría incluir una nueva elección presidencial, si es que se mantiene la presidencia, y no pasamos a una dictadura hereditaria, muy a lo Videla en Argentina. Pareciera que en dos multimillonarias elecciones se ha elegido a una serie de candidatos para que organicen otras varias elecciones igualmente multimillonarias, (cada elección cuesta mínimo 20 mil millones de Bolívares). Más acertado es pensar de que todo este show es de una maniobra para consolidar el poder de un grupo en medio de un paralizante caos durante por lo menos los próximos dos años.

No cabe duda que esta borrachera electoral sin tener ideas claras de qué se está eligiendo y, lo que es peor, para qué se está eligiendo no presagia nada bueno. En medio de una situación económico-social interna francamente mala y empeorando, en difíciles condiciones de mercado, con capitalistas internacionales de los que conseguiremos préstamos caros pero no inversiones, con serios compromisos del presidente con quienes le financiaron su campaña y con serias obligaciones internacionales, es fácil anticipar que la nueva constitución tiene que salir rápidamente, por lo que no van a ser posible largas discusiones como las que serían necesarias si la intención fuera fundar una nueva democracia, participativa y de base amplia. Conclusión, habrá un tubo de reformas, no muchas, en favor de los gorilas y nada más.

De manera que lo que podemos avisorar es que en este proceso habrá los cambios necesarios para consolidar autoritariamente el dominio del poder por la secta cívico-militar que lo ha tomado y a la que la actual constitución molesta debido a la necesidad de gestar acuerdos permanentes para asegurar la gobernabilidad. Una reforma fundamental de la institucionalidad es imposible debido a la ausencia de proyectos, la falta de discusión amplia de las alternativas, la carencia de instancias que permitan canalizar la natural diversidad de opiniones, la desaparición de los mediadores políticos, la ausencia de nuevas instancias excepto las de corte fascista, la presión de los que han financiado a las campañas electorales ganadoras y las influencias de los intereses internacionales. La nueva constitución no puede ser sino un mecanismo de consolidación del poder, en la que cada grupo que participe tratará de filtrar algún artículo que lo beneficie, pero siempre marginales respecto de los que aseguren la dominación de los gorilas: los ecologistas tendrán lo suyo, también los curas, con suerte las universidades, algunos empresarios unos cuantos, los políticos menos, los militares más y los únicos que parecen que no van a tener ningún artículo van a ser los trabajadores porque no tendrán a nadie que los represente, ya que carecemos de organizaciones que nos agrupen, excepto las podridas.

Por otra parte no debemos olvidarnos que el camino recorrido por Chávez, Arias Cárdenas y Odreman es un camino abierto para que lo recorran otros militares que no reciban todo lo que solicitan, o quieran usufructuar personalmente los beneficios de la nueva situación. Con Chávez y cía los tanques pasaron a ser el más importante de los factores de poder. Es sabido que es fácil sacarlos a la calle, pero muy difícil hacer que vuelvan a los cuarteles. En el caos político en el que entramos, será clave estar pendientes de lo que hagan los militares, a favor o en contra de Chávez. El gorilismo de tan triste memoria en América se instala en Venezuela. El nuevo presidente venezolano ha resucitado esa especie que creíamos en vías de extinción, el gorila político, y basta oír sus discursos para saber que es uno de ellos. Ha sido típico de los gorilas el mesianismo, el cambalache de mezclar a los padres de la patria, con el rescate de los valores, la Biblia, los curas la pretensión de ser iluminados divinos y, por sobre todo, tener el poder militar a la orden, de quien realmente dependen, que les da la fuerza para hablar golpeado.

Mientras tanto, acerca de los problemas cotidianos, hospitales, educación, servicios, salarios, oferta de trabajo, habitación, jubilados, nada se dice, ningún compromiso, ningún aviso. Los únicos que oímos es que se está echando para atrás la oferta de las cifras del salario mínimo y por primera en varios lustros leímos que la SHELL, chantajea al gobierno con una aumento de la gasolina. La política económica que instaló Matos y siguió Izaguirre, mala copia de la de Miguelito Rodríguez, se mantiene, incluyendo a la misma ministra. En esto no pareciera que hay nada nuevo y los pobres seguirán siendo pobres y los ricos más ricos aunque se incorporarán algunos a la lista. Lo único que anunció Chávez es que cobrará impuesto a todos.