En torno al proceso constituyente

Santiago Ramos
Colectivo Ondalibre

<ondalibre@bigfoot.com>

Cotidianamente padecemos a través de los medios masivos de información toda la alharaca armada por la caterva de juristas leguley@s y politiquer@s que pretenden dictarnos cátedra sobre la Asamblea Constituyente y la nueva Constitución. Escuchamos, cada vez con menos paciencia, todo el fardo del fetichismo jurídico burgués que convierte a la Ley en una abstracción y pretende que esta, por sí misma, creará un paraíso terrenal de igualdad y justicia. Pero ¿y el pueblo? ¿dónde está?. En ningún noticiero o artículo de prensa observamos la opinión de los que supuestamente -según el mismísimo Presidente- deben ser los principales protagonistas de todo el proceso: los millones de venezolanos que sufrimos el empobrecimiento y un deterioro cada vez mayor del régimen de vida.

A pesar de lo anterior, el actual proceso constituyente que se desarrolla en el país ha generado un gran nivel de espectativas en la población, especialmente en los sectores mas depauperados. En cada barrio, esquina o plaza podemos palpar la polémica constituyente. No negamos que gran parte de este entusiasmo se debe al peligroso y detestable fenómeno caudillista que ha desatado Chávez, sin embargo es obvio el ínteres que despierta en el ciudadano común el tema de la reconstrucción del país. Ahora bien, por el camino que va dificilmente el proceso constituyente representa un cambio real. Se habla y se discute de leyes y derechos pero en ningún lado se cuestionan las bases esenciales del sistema de dominación: la propiedad privada de la tierra y los medios de producción y el papel que cumplen el estado y el aparataje ideológico que sostiene al sistema de dominación. Nos preguntamos: ¿una nueva constitución expropiará el imperio económico que sobre el sudor y los hombros de millones de venezolanos has erigido los Cisneros? ¿una nueva constitución facilitará una distribución equitativa de las tierras? ¿una nueva constitución sentará las bases de una democracia directa, en la cual, el ciudadano común, en sana paz y cooperación con sus semejantes, ejerza el derecho a determinar su propio destino sin ningún estado que lo coaccione?. Todo parece indicar que no será así. De hecho, los medios de comunicación trabajan aceleradamente por crear una matriz de opinión que favorece al status. Chavez se autoerige, entre imprecaciones demagógicas que piden al pueblo participar, como el único arbitro del proceso. El poder, viviendo una profunda crisis de legitimación y con un esquema coactivo ineficaz y desgastado, se propone un agiornamiento, un cambio de disfraz que le permita rejuvenecer pero sin transformar las bases en las cuales se sustenta. En otras palabras Cambiar todo para que todo continue igual. Las caras seguirán siendo las mismas, los partidos serán los mismos con otro nombre (o ni siquiera eso), el reparto de la riqueza será igual: los pobres mas pobres, los ricos mas ricos. Y nuevamente las esperanzas serán burladas. Conocemos la historia: es la misma desde la época de la independencia.

No obstante lo anterior, a nuestro juicio, es un error darle la espalda al proceso constituyente. El momento es propicio para la participación y la organización autogestionaria. Hay un pueblo entusiasta con miles de ideas de cambio y con capacidad de organización. La lucha es porque ese enorme potencial no sea engañado y secuestrado por l@s mism@s de siempre. Los caminos son muchos y muchos también l@s caminantes: invasores (o más bien expropiadores) que se organizan enfrentando a l@s propietari@s y al discurso oficial que pide "paciencia", cooperativas de consumo y producción, encuentros indígenas, redes comunicativas que combaten el cerco informativo, encuentros de medicina alternativa, etc. El objetivo uno solo: aprovechar las espectativas y, a espaldas del discurso oficial y desmontando la confusa monserga jurídica, constituir una nueva sociedad, no con una legalidad absurda y encubridora sino con proyectos reales y concretos basados en relaciones igualitarias.

¿Créemos en la posibilidad de una Asamblea Contituyente que cambie el sistema?

Si, pero:

-Una Asamblea Constituyente pluriétnica, plurilingüistica y multicultural, en la que, además, esten representadas todas las minorías segregadas: re@s, homosexuales, prostitut@s, niñ@s de la calle, indigentes y todos aquell@s que por su condición son triturad@s por el sistema opresor.

-Una Asamblea Constituyente que declare la abolición del capital monopólico, el latifundismo y la propiedad privada de los medios de producción e información; expropiando tierras, fábricas y medios de masas y colocándolas bajo el control directo de campesin@s, obrer@s y comunidades.

-Una Asamblea Constituyente basada en los principios de la democracia directa y en la cual las propuestas y decisiones de l@s delegad@s elect@s a ella sean confrontadas y discutidas por la mayoría electora, teniendo también esta última, la facultad de revocar la delegación constituyente cuando considere que no representa sus intereses.

-Una Asamblea Constituyente que proclame el control directo y cooperativo de los servicios públicos (salud, educación, transporte, etc.) por parte de l@s usuari@s organizad@s.

-Una Asamblea Constituyente que, rechazando la industria contaminante y la tecnología de exterminio, manifieste como principio vital la coexistencia armónica con la biodiversidad.

-Una Asamblea Constituyente que reconozca el derecho de todo ser humano a la pereza, el descanso y el ocio creativo.

-En fin, una Asamblea Constituyente que no constituya ningún Estado sino que disgregue toda forma de poder en miles de Asambleas locales y sectoriales que, interrelacionadas de forma horizontal y ejercitándose en la democracia directa, ejerzan el autogobierno del pueblo.