El Amor entre las personas libres

"Necesitamos desprendernos sin trabas de las viejas tradiciones y costumbres y el movimiento en pro de la emancipación de la mujer no ha dado más que el primer paso en esa dirección, hay que esperar que se consoliden y realicen nuevos avances. El derecho al voto, la igualdad de derechos civiles, son reivindicaciones justas, pero la verdadera emancipación no comienza en las urnas ni en los tribunales sino en el alma de la mujer. La historia nos cuenta que toda clase oprimida obtuvo la libertad de sus conquistadores por sus propios esfuerzos. Es preciso que la mujer aprenda esa lección, que se de cuenta que su libertad llegará donde llegue su capacidad de alcanzarla, por consiguiente es mucho más importante que empiece con su regeneración interior, que abandone el lastre de los prejuicios, las tradiciones y las costumbres. La exigencia de derechos iguales en todos los aspectos de la vida profesional es muy justa pero el derecho más importante es el derecho a amar y a ser amado por supuesto, si la emancipación parcial ha de convertirse en una emancipación completa y auténtica de la mujer, deberá acabar con la ridícula idea de que ser amada, convertirse en novia o madre es sinónimo de ser esclava o subordinada; tendrá que terminar con la ridícula idea del dualismo de los sexos o de que el hombre y la mujer representan mundos antagónicos, la mezquindad separa y la libertad une, seamos grandes y desprendidas y no olvidemos los asuntos vitales agobiadas por las pequeñeces. Una idea verdaderamente justa entre las relaciones entre los sexos no admitirá los conceptos de conquistador y conquistado, lo único importante es darse a sí mismo sin límites para encontrarse más rico, más profundo y mejor. Solamnete eso puede llenar el vacío y transformar la tragedia de la mujer emancipada en una alegría sin límites."

--Emma Goldman. extraído del texto "El Amor entre las personas libres", 1917