La militarización de lo cotidiano

El militar nuestro de cada día... dánoslo hoy

Rafa

Absolutamente convencidos que el problema no es de hombres sino de estructuras, los anarquistas hemos visto en Chávez y sus "republicanos" la pretensión de legitimar una nueva hegemonía. Lejos de los optimistas vaticinios sobre la "irrupción de nuevos actores políticos", percibimos como viejas prácticas se transmutan y presentan amparadas en un nuevo orden estético y discursivo, pero que como siempre, beneficiarán a los menos. Si bien los militares nunca han estado fuera de la arena política, hoy participan sin tapujos -en cargos para tal fin además- en las tomas públicas de decisiones. Los fabricantes del consenso se aventuran a denominar lo que pasa como "democratización de las fuerzas armadas" -cosa que de ser cierta, significaría la desintegración de la institución-, pero que representa en cambio, el clímax de un proceso de militarización de las relaciones sociales que ha venido recrudeciéndose en el país en los últimos tiempos, y que se viene mostrando en una variada gama de niveles e intensidades.

La política como enfrentamiento bi-polar

Hasta el día que este artículo se escribe, la retórica del presidente ha cuidado develar la naturaleza de su programa de ajustes económicos, centrándose en la verborrea visceral de ataque a los "personeros del pasado". El conflicto queda reducido a un abstracto enfrentamiento entre dos bandos: "patriotas" y "corruptos", sin que puedan mediar términos medios. Las cabezas lúcidas se cuidan de mostrar sus recelos frente al pujo constituyente, pues cualquier asomo de postura crítica se margina con el calificativo fácil de "adeco". Como en una estrategia de guerra en donde la victoria significa la eliminación del contrario, el harem chavista clama por la cabeza de los "políticos" fritas en salmuera, como paso previo a la conquista de territorios: Chavez no esconde su pretensión de apropiarse de 100 de los 130 curules constituyentes.

Como lógica paradoja de la bipolaridad planteada, los republicanos repiten las prácticas clientelares de sus acérrimos enemigos, con lo que con la negación del contrario más que marginarlo, lo afirma. Que Betancourt construyó el paradigma puntofijista amparado en una confrontación similar: demócratas versus dictatoriales.

De la Constituyente a los partes de guerra

La unilateralidad decretada del proceso constituyente, como en un parte de guerra, cobra sus bajas en la población civil a la que dice asistir. Ante un entramado social de poca organicidad, la carrera coyuntural constituyentista enarbola a los veteranos de lides parlamentarias y negociaciones maquiavélicas. Amparados por el portaviones chavista, el bloque de Miquilena, Istúriz, Medina y compañía (o como el pasado y el presente se amalgaman bajo la boina roja). De resto, quienes puedan desplegar una decorosa campaña publicitaria, difícilmente, representantes de minorías o comunidades organizadas ajenas al chantaje patriotero.

La universidad, ¿al pie o al final del cañón?

Ante un antecesor de funesta trayectoria, el nombramiento de un ucevista como Ministro de Educación generó la expectativa de un vuelco en las relaciones Universidad-Estado. La nuestra fue mucho mas reservada, por aquello de que " los cargos delimitan, el poder corrompe". Y antes de poder revisar los oráculos sagrados en la búsqueda de la tercera consigna, el tipo decreta la pedagógica medida de reinstaurar con nuevos bríos la instrucción pre-militar tanto en la enseñanza pública como privada. Todo un símbolo de los tiempos que corren. Inéditas quedaran las pretensiones que un ucevista mejorara cualitativamente los contenidos y procesos de la enseñanza, motorizando el rol de promotor de valores democráticos. Como antaño, se echan mano a medidas efectistas de golpe y porrazo.

Pero Navarro no es una consecuencia aislada de la falta de programa, criterio y coherencia universitaria. El rector ucevista hace caritas a las cámaras fotográficas anunciando "el fin del conflicto ejército-universidad". La naturaleza de la disputa, el enfrentamiento de dos instituciones antagónicas (disciplina militar incuestionable vs construcción de conocimiento transformador), se puede obviar mientras tengamos a soldados rasos tapando los baches presupuestarios y la orgía de honorarios en burocracia administrativa. La economía de guerra del Plan Bolívar 2000 -de hecho, el único plan conocido del actual tren ejecutivo-, también repara entuertos en la UCV.

El gendarme necesario

Para Chávez el pueblo empieza y termina en él. A diferencia de los megalómanos de ayer, su programa político permanece en la mas profunda incógnita. Confiado en el aura simbólica que lo acompaña, sabe que tiene todavía un amplio margen de maniobra, el cual la Constituyente oxigena. Si los partidos seleccionaban a dedo entre sus militantes los ocupantes de los cargos públicos, ahora se sacan de las filas del ejército. Lo prioritario es la fidelidad al líder, la aptitud es secundario. Y mientras se aplican disimuladamente las medidas de siempre -porque para los inversionistas extranjeros no hay otras-, saciamos el apetito de "mano dura" del común vestido de general en las fechas patrias.

Y los anarcos, ¿proponen algo? Para nosotr@s no hay otra vía que el incansable trabajo por las libertades individuales y las seguridades colectivas. Fuera de coyunturas (mas no al margen), ponemos lo nuestro en la construcción de dinámicas sociales en donde la solidaridad de los de abajo, de los realmente involucrados, sea un valor esencial. Aprendiendo paso a paso a tomar el control de nuestras vidas, sin injerencias ni chantajes externos. No tenemos recetas preestablecidas -más si unos valores firmemente arraigados-, invitando a cualquiera en construir un devenir junt@s. La libertad implica un altísimo grado de responsabilidad y nosotr@s asumimos el reto. Por ahora, expresaremos nuestro descontento en la instauración de la obligatoriedad de la instrucción pre-militar. ¡Salud!