El sindicalismo en Colombia: Entre el asesinato y la inercia

Alas de Xue - AIT
<alasdexue@yahoo.com>

Quien claudique, se condena, ¡Quien se venda, se asesina! Raúl Eduardo Mahecha

El siguiente es un breve análisis sobre la situación del movimiento sindical colombiano y de su último Paro Cívico Nacional, realizado el día 30 de agosto de 1999, en una de las más difíciles coyunturas económicas, sociales, políticas en medio de un conflicto armado que dura más de 50 años. Desde los años 20 no se vivía una situación similar, en esa época, los obreros a orientaron su accionar hacia las líneas del anarcosindicalismo, las más hermosas paginas del movimiento obrero colombiano se tejieron en ese tiempo, cuando la infamia del gobierno y los patrones llego a extremos inimaginables, igual que hoy.

Desde el atardecer del pasado lunes 30 de agosto de 1999, casi ochenta años despues del mitico paro organizado por los trabajadores de la Tropical Oil Company, las ciudades empezaban a quedarse solas, el transporte estaba disminuido y la mayoría de personas corría apresurada a resguardarse en sus casas.

Tarde en la noche, por las solitarias calles solo se escuchaba el transitar de las motos y patrullas de la policía, mientras que en algunos lugares se conspiraba en voz baja sobre las tareas a iniciar desde las cuatro de la mañana del día martes.

Por fin! Había llegado el gran día, el 31 de Agosto, el día del PARO CIVICO NACIONAL, anhelado, anunciado y preparado desde el mes de junio cuando se aprobó el Plan de Desarrollo del Gobierno de Pastrana, que se enmarca dentro de los postulados del neoliberalismo y que mediante una fiebre de "reformitis" pretende acabar con la función social de lo público, dando paso a la expansión de monopolios privados, acabar con los derechos de los trabajadores, agudizando aún más la crisis del país.

En esta ocasión, el Paro, adquiría un nuevo matiz, ya no era solo un cese de actividades de la "Clase Obrera" convocado por el sindicalismo y sus diferentes centrales, sino que a él se sumaron los diferentes sectores sociales: campesinos, indígenas, organizaciones populares, estudiantes, gente de los barrios.

A pesar de los constantes informes televisivos y radiales sobre una "absoluta normalidad" que pretendían generar los medios de comunicación, el ambiente estaba tenso.

Desde tempranas horas se iniciaría la fiesta, en varios lugares de la ciudad, especialmente en los barrios del sur de Bogotá, los vecinos armaron sus barricadas con palos, piedras, llantas; barricadas que cerraban la calle pero abrían el camino a la rebeldía. Trabajadores de los hospitales estatales (especie en vía de extinción, al igual que las universidades públicas) armaron su carpa, y alrededor de una olla se cocinó el sancocho, en un ambiente de fraternidad y hermandad, esa que nos exige estar juntos para sobre vivir. Otros se quedaron con el ponque y los dulces listos! Pues frente a la militarización de varias zonas, el silencio fue el mejor cómplice, la protesta no dejo escuchar su voz, pero fue escuchada por todos.

En otros espacios del territorio nacional, fueron los campesinos de los departamentos de Nariño y el Tolima, los trabajadores del Cerrejón, empresa de carbones en el departamento de Guajira, los indígenas del Cauca, los encargados de paralizar las principales vías del país.

El llamado Paro Cívico Nacional, se llevaba a cabo, de nada sirvieron los rezos de algunas beatas, ni los fingidos llamados del gabinete ministerial, ni tampoco los discursos morales sobre las pérdidas que causaría a la economía, o sobre lo perjudicial de que este cese fuera de carácter político. ¡El país estaba paralizado!.

Sobre la mesa de negociación entre el Comando Nacional de Paro y los representantes del gobierno, reposaban los 41 puntos móviles de este cese.

En el transcurso del día, la policía y el ejército hacían presencia frente a las barricadas tratando de disolver las diferentes concentraciones. En Bogotá, en esta ocasión contaron con los comités de seguridad creados por la Alcaldía Mayor, que consisten en armar a los ciudadanos de los barrios para su defensa ¿Qué tipo de defensa?. Lo cierto es que como suele ocurrir en estos eventos, empezaron a escucharse varios disparos al aire, al aire de los pulmones de los manifestantes.. En este caso la víctima fue una menor de diez años.

Al finalizar el día, el balance fue una menor muerta, más de cien detenidos, varios heridos y un atentado contra Domingo Tovar, líder sindical del Comando de Paro, quien salió ileso luego de que policías de civil dispararan y un vehículo de policía le impidieran avanzar en su carro, lo cual fue catalogado como un "Lastimoso Accidente" por las Fuerzas militares y el supuesto "Mejor policía del mundo". En 8 años más de 4000 activistas sindicales han sido asesinados en circunstancia parecidas

Al día siguiente, el miércoles, se supo la verdad sobre la represión del gobierno, más de 3500 detenidos, 20 víctimas fatales, cientos de lesionados y heridos, amenazas de los paramilitares a sindicalistas, atentados con bombas a ONG´s de derechos humanos, en fin, algo nunca visto desde el para Cívico Nacional de 1977.

Se "normalizó" el transporte, pero el paro continuó hasta las 11 p.m. de ese día, cuando se levantó y de los 41 puntos a negociar, solamente se llegó a tres puntos de acuerdo.

1. Crear mesas de trabajo para discutir cada una de las temáticas.

2. Que el gobierno no ejercerá sanciones para quienes participaron del Cese de actividades.

3. Establecer una lista de las personas detenidas durante estos dos días para que sean puestas en libertad.

Llegada la noche, la gente volvía a su casa, desilusionada por la decisión de las Centrales obreras, queda la duda si el error fue crear demasiadas expectativas en el cese, o si la protesta social sobrepasó los limites planificados por el Comando Unitario de Paro?

La respuesta es difícil de hallar, el movimiento sindical y popular colombiano ha puesto demasiados muertos, sin embargo, lo que si evidenció en este paro, es que sirvió para demostrar un ascenso de las luchas sociales, manifestando el fortalecimiento y consolidación de otros sectores sociales como los campesinos, los indígenas, las organizaciones populares y comunales que se mantuvieron incluso varios días después de levantado el paro.

Sin embargo, pese a estar de acuerdo en los procesos y en la acumulación de fuerzas, no podemos justificar que se manosee de esa manera las esperanzas de la gente, pero también es necesario reconocer que el movimiento sindical colombiano se encuentra debilitado, no solo por su estructuración orgánica y patronal, sino también por la persecución de la cual ha sido objeto, y los constantes asesinatos de sus líderes en el país, por fuerzas oscuras, o mejor castañas. Otro elemento, para tener en cuenta, es la pretensión vanguardista del movimiento sindical, que desconoce el relevante ascenso de otros sectores sociales, que se hizo expreso en las actividades del 31 de agosto y primeros días de septiembre.

Aunque en diferentes espacios se ha hablado de que el Paro fue un éxito y se planea otro para dentro de un mes en caso de que haya incumplimiento o no se llegue a acuerdo en las mesas de trabajo, no deja de quedar un sabor amargo, de este.

Las posibilidades de crear corrientes de sindicalismo revolucionario o anarcosindicalista son demasiado débiles aún, el trabajo que nos espera es largo y arriesgado, pero aquí estamos, continuamos intentándolo, las propuestas de trabajo con sectores informales o desempleados son dinámicas pero no alcanzan el eco necesario. En Colombia la pregunta de Biófilo Panclasta hace más de 80 años ¿ Es un crimen asociarse para la defensa del derecho a la vida? Ha tenido por parte del poder y el capital ha tenido solo una respuesta ¡Si!.