El Poder Moral y la Revolución Democrática

Luis Bonilla

El actual gobierno, con un discurso clásico de izquierda, planteó en campaña electoral el inicio de una revolución democrática. Una vez asumida la presidencia de la República el teniente Coronel (R) Hugo Chávez, convocó a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) para

comenzar su propuesta de cambio social. Aunque lo había anunciado con anterioridad, es hasta su alocución en la ANC que esboza su modelo de Constitución Bolivariana. Uno de sus elementos claves lo constituye el Poder Moral, sobre el cual delinearemos algunas ideas.

Poder Moral o como no creer en los ciudadanos

La denominación contiene en si mismo la antítesis de lo que pretende ser. Primero, distingue a la moral, como poder de dirección de la vida social, por encima del ciudadano. Se fundamenta en la capacidad de una élite con especiales condiciones y vocaciones, para prevenir, detectar y corregir los sistemas y niveles de corrupción que han caracterizado al modelo de gobernabilidad instaurado a partir de 1958, colocado a la ciudadanía en un papel sumiso, pasivo. Es decir, desconoce en la mayoría de los individuos de la sociedad, su capacidad para establecer nociones que conduzcan la vida pública y privada, traspasando esa competencia a una minoría que lo determine Además, nos habla de una moral Bolivariana, que contendría el patriotismo, la honestidad y el desprendimiento propio de los hombres que quieren el bien colectivo Pero al ser una moral desarrollada por un núcleo selecto pasa a ser la moral del orden establecido, la moral regentada que se pretende extender al colectivo de la sociedad, desconociendo que la autentica moral deriva del ejercicio pleno de la libertad, como preámbulo al orden real. Quienes apostamos, a los postulados del permanente cambio social orientado por el y para el ciudadano, nos interrogamos sobre la actitud de esa moral, organizada con rango de función de Estado sobre los movimientos de objeción de conciencia al servicio militar, los derechos humanos, la abstención electoral o el voto nulo, la elección de una conducta sexual, la elección de un tipo de educación para nuestros hijos, entre otros.

La moral como tal, evoluciona en los distintos momentos históricos, depende del sector que promueva y se corresponde a la relación de los individuos de un determinado grupo social con respecto a sus semejantes. Entonces, pareciera fundamentarse la propuesta de una moral común para todos los habitantes de la República, en la declaración de la imposibilidad de continuar expandiéndose el Estado, asumiendo las conquistas que en el terreno de la lucha social logren los distintos sectores y clases. Liquidada esta posibilidad, el Estado se asumiría plenamente como el órgano que en nombre del bien común niega las posibilidades de desarrollo de cada uno de los individuos que pretende proteger o gobernar. Ontológicamente esto implica, la concepción del Estado-Nación como un "momento estático" y no como un proceso resultante de la interacción de múltiples sistemas en permanente cambio. Pero, el Poder moral adquiere connotaciones que se aproximan peligrosamente al campo contrarevolucionario, cuando no se fundamenta en el poder constructivo y proactivo de la participación popular. Cualquier propuesta de carácter socialista, entre ellas la revolución social, debe fundamentarse en la conquista de espacios en permanente movilidad que contrasten con la rigidez que le imponen los instalados en el poder, quienes no le ven utilidad práctica a los cambios, pues para ello las cosas tal y como están le resultan útiles. Una propuesta socialista de cambios profundos de la sociedad, deberá levantarse sobre la defensa de la más amplia participación de los habitantes del territorio en el cual se desarrolla, y tener claro que cualquier decisión política, moral y organizativa está sujeta a permanente evolución y cambios. Cambios que deben ser defendidos en la medida que reflejen con mayor nitidez la percepción e intereses de las amplias mayorías. Procesos que sólo se logran con una amplia participación. Por ello, la propuesta de un cenáculo de "moralistas" con poder para dilucidar conflictos de intereses e imponer conductas de obligatoria aceptación, corre el riesgo de convertirse en la generación de una instancia burocrática, alejada de los ciudadanos que solo sirva para desarrollar políticas de conveniencia para los instalados en el poder. En la medida que las decisiones se alejan del ciudadano, estas corren el mayor riesgo de convertirse en su negación

¿Quiénes conformarían el poder moral? La respuesta a esta interrogante, permite definir por lo menos cual será la orientación inicial de un poder de la naturaleza del Moral. Según el proyecto presentado por Chávez, lo conforman: El defensor del Pueblo (una nueva figura electa mediante voto de todos los ciudadanos), la Fiscalía General de la República, la Contraloría General de la República, es decir el Estado. Esto evidencia la intención de colocar con rango de rector de la conducta ciudadana a una cúpula de políticos, con facultades para distinguir entre el bien y el mal, o por lo menos la definición que de estos (b/m) puedan hacer, quienes regenten una sociedad de clases.

Participación horizontal

Ya hemos señalado el carácter contrarevolucionario de la propuesta Chavista de un poder moral, ya que no se fundamenta en la libertad y capacidad del ciudadano participando activamente en la conducción de la vida pública. Pero además, ésta muestra sin complejos la concepción militarista autoritaria del actual Jefe de Estado, expresada en:

a) El establecimiento de las Bases Constituyentes donde, después de haber criticado la falta de legitimidad de un parlamento que no representaba a ningún ciudadano y no era el reflejo de ningún proceso municipal, decidió convocar a una ANC de cien diputados que representaran su visión y no proceso municipal alguno. Tan anti-democrática sería su propuesta que el Consejo Nacional Electoral, afecto al antiguo régimen que criticó, decidió incrementar en una treintena el número de diputados.

b) Los mecanismos dedocráticos de elección de los candidatos de las llaves democráticas.

c) La presentación de una propuesta de Carta Magna elaborada por un nuevo círculo de poder" (d) Su conformidad con el estilo de redacción de legislación, caracterizada por la discusión cerrada entre cuatro paredes, alejada del ciudadano a quien dice defender. Demostrado con ello, que tiene una concepción centralista a la cual es necesario oponer en todos los escenarios, la concepción horizontal y activamente participativa de los ciudadanos para poder alcanzar cualquier cambio perdurable.