La protesta como ética

Mercedes Medina, Escuela de Artes UCV
<mercedessanz@hotmail.com>

La protesta como fenómeno social obedece a distintas razones: política, económica, psicológica, existencial, entre otras, que día a día ha adquirido fuerza e importancia dentro de la sociedad.

Para el poder dominante la protesta significa un problema o un sin sentido en estos tiempos de globalización como expresó Vargas Llosa en un artículo de un reconocido periódico del país donde criticaba los sucesos ocurridos en Seattle. Este autor no entendía la existencia de grupos opositores a las prácticas globalizadoras, para él se trataba de "incivilizados" o bárbaros". Más o menos esta fue la conclusión a la que llegó en su supuesto análisis que no era otra cosa que una postura más complaciente con el sistema.

El significado de la protesta está en la causa que motiva la unión del grupo, la cual conduce a la aparición de cualquiera de sus maneras de expresión: huelga, marcha, toma de algún establecimiento, vigilia, y otras. Es la causa la que da a su vez trascendencia como fenómeno social. La protesta se transforma así en un vehículo de libertad de expresión que el individuo encuentra para decir lo que quiere decir, sin censura alguna, desafiando al poder mediante los constantes enfrentamientos. En la protesta el individuo manifiesta su manera de pensar, sus angustias, anhelos, resistencia, necesidades, en fin sus problemas y su actitud ante realidad que siempre entran en contradicción con el pensamiento del poder dominante.

El único protagonista de esta forma de expresión es el hombre común, el mismo que trabaja, estudia, lucha, el que es marginado, atropellado, silenciado, dueño de sí mismo y de su dignidad, y es que la protesta también obedece a un problema ético, pues con el solo hecho de tener razones para sus desarrollo ya adquiere una connotación ética, que no es la un individuo sino de varios, es entonces la ética colectiva la que está presente y conduce a la acción. ¿Puede haber protesta sin causa? Difícilmente no, la protesta se da por algo: reivindicación de los derechos, rechazo de alguna medida, exigencia de un asunto específico, pueden ser muchas las razones, pero es inconcebible que un grupo proteste por nada, debe haber un motivo de coerción grupal, ahora que se intervenga en la acción y se desvirtúe para hacerla ver como un acto "vandálico" es otra cosa. Miles de caminos busca el poder para acabar con todo lo que le moleste y por supuesto la protesta es uno de esos obstáculos.

El hombre común hallará infinitas formas de protesta, sus principales actores están allí: el obrero, el campesino, el homosexual,... y por supuesto el estudiante. Cuántas rebeliones estudiantiles se han desarrollado en la historia y en todas partes, unas de carácter internacional y otras de tipo local, por muy pequeña que sea el significado es el mismo: hacernos presentes y ser escuchados, moldear nuestras propias vías de expresión. Esto es un derecho de todo ser humano y uno de los más violados por el Estado.

Todos los días hay noticias de alguna protesta estudiantil, la última ocurrida recientemente en México trae a la memoria la masacre del 68 en la Plaza de las Tres Culturas, este acontecimiento como uno de los peores atropellos hacia la vida jamás lo podremos olvidar. Ahora, la huelga que se fue desarrollando desde el mes de febrero del presente año por estudiantes de la UNAM condujo a la represión policial, donde fueron encarcelados más de 500 estudiantes que lo único que hacían era manifestar su repudio hacia las medidas privatizadoras que tiene el actual gobierno para la universidad gratuita, abierta y autónoma. Esto lleva a la reflexión ya que dicha medida forma parte del acuerdo neoliberal que tienen los gobiernos latinoamericanos para la educación. ¿Cuál es la democracia? y, ¿dónde están los derechos? Porque hasta el derecho a la protesta es cercenado, sienta ésta nuestra única vía para enfrentar el autoritarismo y la injusticia. Hoy es la UNAM, mañana será cualquier otra casa de estudios del continente, no podemos mostrar indiferencia ante este tipo de hechos que nos afectan, pues se pone en juego nuestro futuro y el de la sociedad. Por eso el problema va más allá. ¿Reinará la dictadura o la libertad? ¿Seremos prisioneros de una vida que se nos impone o dueños de nuestro sendero?