Revolución Social y transformación libertaria

José Cañestro Batista

Como fruto del cuestionamiento y de la impugnación generalizada a los valores e instituciones capitalistas y autoritarias surge el proyecto de creación de una sociedad sin explotación ni opresión: el socialismo libertario. Pero la plena realización de este proyecto implicaría necesariamente, como momento culminante de este proceso de rechazo a los valores imperantes y de lucha contra las relaciones de dominación instituidas por el capitalismo, la revolución libertaria. Ahora bien, esta revolución contiene dos momentos inseparables y simultáneos: la revolución social y la transformación cultural.

La revolución social consistirá en la abolición de la propiedad privada del capital, de la tierra y de los medios de información y de comunicación, así como la supresión de la división fija y permanente entre dirigentes y ejecutantes (tanto en la producción como en la vida social en general), lo que significará entonces la destrucción completa de cualquier aparato de dirección separado de la sociedad. Pero la transformación cultural, proceso inseparable de la revolución social, significará muchas cosas. Entre ellas podemos mencionar:

Así pues, como momento culminante de la lucha contra el capitalismo, la revolución libertaria será social y cultural a la vez. No solamente decimos que no tendría sentido hacerla la una sin la otra, sino que también, desde el punto de vista lógico, hacerla la una después de la otra. Así pues, bajo la perspectiva del cambio social, la contracultura adquirirá un contenido concreto y no utópico, en tanto que la revolución social, acompañada de la transformación cultural, significará un verdadero cambio societario y civilizacional, ya que no existirá el peligro de que se reproduzcan los "valores" y los modos de pensar y de sentir históricamente conocidos (autoritarios).

Asimismo, para acabar con la división asimétrica y antagónica de la sociedad actual los trabajadores y oprimidos deberemos suprimir las instituciones económicas, políticas y culturales que instrumentan, consolidan y vehiculizan la dominación, conjuntamente con los grupos sociales dominantes en tanto dominantes: burgueses, burócratas, militares, sacerdotes, etc. Es decir, la "lucha de clases" terminará cuando sean suprimidas defmitivamente las instituciones capitalistas y autoritarias junto con el tipo humano o antropológico que éstas "fabrican".

Desde luego, la revolución libertaria es también porque se destruye para edificar la creación de nuevas instituciones basadas en el autogobierno y en la autonomía, las cuales deberían existir en germen bajo el capitalismo como fruto de nuestra lucha y de nuestra colectiva voluntad creadora. Pero más profundamente, el nuevo estado de cosas por alcanzar consistirá en un proceso permanente de cuestionamiento y de creación de nuevas instituciones, acabando con la milenaria alienación o heteronomia instituida (presente incluso en las sociedades arcaicas sin división social y sin Estado), o sea, con el tradicional poder absoluto ejercido por la institución sobre la sociedad y sobre los individuos, típico de las sociedades cerradas o religiosas.