Crónicas de una República Boli-bananera

Pedro Pablo

En esta oportunidad quiero presentar ideas sueltas, porque tratar de encontrar coherencia en la locura de este gobierno es esfuerzo inútil porque su única meta es el poder, tomar el poder, dominar, controlar y este afán es irracional. Lo que sí se ha mostrado es que lo bueno que han sido Chávez y su combo destruyendo el viejo aparato de poder partidista, es inversamente proporcional a la capacidad de construir alguna cosa positiva.

Comencemos por las matemáticas, porque no cabe ninguna duda que según lo que vemos en la obra del gobierno del Supremo Hacedor Boli-banano de Sabaneta, el 4 es igual al 5. Digo esto en que no hay nada más parecido a los defectos de la IV República, que tanto hemos criticado, que los de la V República, como decidió llamarla Chávez. En nuestra política, el 5 es igual al 4 porque estamos viendo en la Asamblea Nacional el mismo afán de aplanadora típica de los adecos o de los copeyanos cuando tenían mayoría; en la V vemos que todo se sigue resolviendo en cogollos encabezados por un Luis, antes Luis Herrera, luego Luis Alfaro y ahora Luis Miquilena; en la V vemos la misma organización de tribus judiciales, donde ya todos sabemos como será el veredicto si se sabe a quien le afecta la denuncia; en la V vemos fraudes tan o más descarados que los del puntofijismo; en la V vemos la misma corrupción, al punto que nos mantenemos como uno de los países más corruptos del mundo luego de dos años de gobierno chavista (¿Cuánta será la mordida en la compra a dedo de un avión que cuesta 30 mil millones de Bolívares? ¿Qué pasó con Cavendes? ¿Qué ocurrió con los miles de millones que se le perdieron a Gruber Odreman en Caracas? ¿Qué pasa con las millonarias estafas en la Fuerza Armada? ¿Qué ha sucedido con los contratistas inventados por Ciavaldini en PDVSA? ¿Qué hubo con el lio de las Aduanas?); en la V vemos las mismas amenazas a los anunciantes de programas de radio o TV que no son adictos al gobierno; en la V seguimos sin cumplir los mínimos planes de salud y nutrición a los que nos comprometimos internacionalmente; en la V seguimos sin poder capturar a un solo culpable de corrupción; y en la V seguimos regalando al exterior para que nuestros presidentes figuren, aunque cada vez cuesta más. C.A. Pérez le regaló un barco a Bolivia para ser líder latinoamericano, Caldera le regaló millones de dólares a una universidad americana para que le diera un doctorado y Chávez le regala petróleo a Cuba, para que lo dejen jugar beisbol. No hay duda que por más que se llenen la boca con voces revolucionarias, el modo de hacer política y los resultados son los mismos.

Claro que a estos revolucionarios de boquilla hay que reconocerles un mérito. Lo que la corrupta partidocracia tardó décadas en perfeccionar, estos lo aprendieron en 2 años: las mafias del juego, los delitos aduaneros, las estafas bancarias, el cobro y me doy el vuelto, los delitos sin delincuentes, los contratistas amañados. Y no sólo que lo aprendieron sino que lo superaron, y basta citar la Megaelección suspendida en la que se perdieron 28 mil millones y el Tribunal declaró que no había delito.

Pasando a otro tema, Chávez estuvo en La Cumbre del Milenio y su bochornoso discurso fue una demostración de la enorme confusión que hay en su cabeza, porque mostró que su pensamiento no tiene la más mínima coherencia. Como paracaidista debe haber caído muchas veces de cabeza.

Y hablando de la Cumbre del Milenio, he leído que el público norteamericano no le paró bola y la mayor audiencia la tuvo Laura Schlessinger, una comentarista a la que escuchan 20 millones de oyentes, que se ha dedicado a atacar a los homosexuales y a las mujeres que desatienden a la casa. Siguiendo la línea de J.V.Rangel, podríamos decir que es una muestra más del desprecio con que los gringos atienden al problema del hambre del resto del mundo. Puede ser, pero también se puede pensar en otra alternativa. Los gringos no comen cuento, como nosotros. ¿Para qué pararle bola a una reunión de semejantes figurones hablando paja? ¿Qué interés puede tener lo que diga el presidente de un país petrolero, que ha recibido más dinero que nunca en su historia, hablando de hambre cuando lo único que logró aumentar es, precisamente, el hambre de su gente? ¿Qué importancia puede tener lo que diga un presidente que con todo ese dinero considera que el gasto prioritario de un país sumido en la miseria es comprarse un nuevo avión para él y sus amigos? Sólo los venezolanos aguantamos tantas horas de estupidización escuchando al líder de esta pseudo-revolución explicándonos que hoy no mejoramos, pero mañana tampoco, mientras que todos en el mundo se asombran cómo podemos ser un país con tanto dinero y habitantes tan pobres, tanto con los puntofijistas como con los boli-bananos.

Debemos reconocer que Latinoamérica, de la mano de estos dirigentes, va camino de ser un continente de comiquita, de ciencia-ficción balurda, en lugar del Polo de Poder que ahora Chávez se propone encabezar. Tremendo despelote se armó en Perú con las elecciones presidenciales de julio pasado, plagadas de un fraude espantoso, aunque Venezuela fue uno de los pocos países que consideró que estaban bien. Y después de todo ese lío y de asumir el poder, Fujimori decide arrancarse en medio de las más escandalosas denuncias de corrupción. Esto también lo apoyó nuestro gobierno, respetuoso como nadie del ridículo ajeno, por aquello de que el que tiene rabo ´e paja no se arrima a la candela. Para luego pasar a ver a Fujimori jugando al Fugitivo, buscando con 1000 policías a un fulano escondido. Lo de Perú es una vergüenza, la prueba más palpable que lo que decimos los anarquistas es una verdad más grande que el sol ¿Qué sentido tiene gastar toda la energía de miles y miles de personas en preocuparse por personajes como Fujimori, Menem, Bucarán o Chávez, sea a favor o en contra? ¡Qué está pasando! Vamos a tener que creer que Dios existe y los protege, porque de otra forma no se entiende como tantos de millones de personas, sumergidas en la miseria y en la indigencia, siguen apoyando a estos vergonzosos aprovechadores en lugar de echarlos a puntapies y tomar nuestros asuntos en nuestros manos. Porque si no lo hacemos cuando se sale de estos fulanos, vienen otros peores.

Volviendo al sufrido terruño y a nuestro gobierno boli-banano, curiosas las declaraciones del General Rosendo en el sentido que hacer demostraciones durante la reunión de la OPEP en Caracas es traición a la patria porque hacen quedar mal a Chávez, o el pedido del mismo Chávez para que nos portemos bien cuando viene Fidel. Lo apoya en esto el gran defensor de los derechos humanos y el segundo poeta de la revolución Tarek Williams, (el primero es el vice-poeta Isaías Rodríguez). Parece, en la interpretación boli-banana de Tarek, que cuando él protestaba ejercía un derecho, pero los que protestan ahora son corruptos sospechosos de ser enemigos de la revolución. Interesante la diferente perspectiva, que coincide con lo que tantas veces hemos escuchado en los puntofijistas. ¿Recuerdan cuando el mismo Chávez decía que las manifestaciones en Seattle contra la reunión de la Organización Mundial de Comercio eran una demostración de la lucha de los pueblos contra el liberalismo? Pues bien, resulta que cuando vienen los "democráticos" chivos gordos de la OPEP no se puede protestar por nuestras reivindicaciones en contra del liberalismo chavista, porque hacemos quedar mal al Comandante boli-banano frente a los Jeques árabes y otros líderes de la revolución mundial contra el hambre. ¿No será que a la postre, como con CAP, a Chávez le importa más el disgusto de un jeque que el hambre de los venezolanos?

De paso, el Gran Defensor de la Dignidad del Pueblo no dudó en ofendernos a todos, haciéndonos vivir durante unos días soportando el desprecio más absoluto a la mujer para complacer a sus amigos ricos de Arabia e Irán. Me sentí reivindicado con la dama que le puso un huevo en la cabeza al primitivo dignatario de Irán y me pregunto que habrá dicho la esposa del canciller José Vicente, ella que es tan del estilo Doña Bárbara, prepotente y perdonavidas, cuando los árabes la obligaron a quedarse en casa atendiendo al marido. Un marido que, dicho sea de paso, Chávez hizo quedar muy mal cuando echó el cuento del Sierra Nevada, porque en aquella oportunidad, gracias al voto de José Vicente, CAP no fue preso. En fin, el amor al Jefe hace posible todos los sacrificios. Pero nosotros nos sentimos avergonzados, después de tanto diputado y diputada, de tanto ministro y ministra, de tanto revolucionario y revolucionaria, de llenarse la boca hablando de la igualdad para después mandar esconder a las venezolanas porque vienen los árabes.

Un final de alarma. Se trata del peligro que enfrentamos los trabajadores, agravado por el resultado de la huelga petrolera, de perder toda posibilidad legal de organización independiente. Los trabajadores debemos impedir con todas las fuerzas que nos cancelen la alternativa de organizar la defensa de nuestros intereses en sindicatos libres. La consigna debe ser enfrentarnos a la obligación de inscribirnos en un sindicato único, manipulado desde el gobierno como lo son la Asamblea Nacional, el Poder Ciudadano y el Tribunal Supremo. Lo otro es repetir la triste historia de la CTV adeca, que nos anuló todas las posibilidades de tener una voz representativa de los intereses de los trabajadores. Una vez más se nos amenaza con un referendum cuyas preguntas no formulamos, que como los otros va a tener una abrumadora abstención y en la que jefes y patronos, militares, políticos de antes y de ahora, y fraude y fraude y fraude, van a decidir cómo nos vamos a organizar. Debemos ponernos muy firmes en la defensa del sindicalismo autónomo, libertario y no doblegarnos frente a lo que ha demostrado ser lo mismo pero peor, que ante nada se detiene en su afán de dominar todos los estamentos de la vida para inscribirlos en una estructura militarizada de país que, como han mostrado los uniformados más de una vez en Latinoamérica, sólo acarrea sangre, sudor y lágrimas.