Mérida declarada zona libre de transgénicos

Así se titularon algunos periódicos locales los primeros días de este año 2001 en la ciudad de Mérida. y es que el día 29 o 30 de diciembre fue quemado el cultivo de lechozas transgénicas (lechozas con un gen del virus de la mancha anular insertado en su cadena genética) que se desarrollaba en la población de San Juan de Lagunillas del Estado Mérida por el "ilustre científico" Manuel Dáger amparado por la Universidad de los Andes y el FONAIAP, quienes al mejor estilo capitalista estadounidense (país principal productor de transgénicos, con las empresas MONSANTO y NOVARTIS) quisieron hacer su versión criolla de estos monstruosos cultivos (no por su aspecto sino por sus consecuencias, en la salud, ambientales, sociales...), pero gracias a la persistencia de los dispersados ecologistas del Estado Mérida, y en especial de la profesora Lorna Haynes y por otro lado el medico naturista Gracián Rondón, se logró que el Ministerio del Ambiente ordenara su incineración, no por las razones que los ecologistas exponían sino por que no cumplía con las normas de bioseguridad.

Pero el problema no desaparece. Se dice que Manuel Dáger padre del proyecto se quedo con cierta cantidad de semillas de las translechozas de Lagunillas, que en cualquier momento y donde quiera las podría sembrar sin que nadie se de cuenta y así continuar con su obra y por qué no, suponemos, venderlas clandestinamente a los productores del sur del Lago de Maracaibo (principales productores de lechoza del pais). Además de todo lo anterior, nos llegan productos procesados desde el extranjero cuyas materias primas son transgénicas (maiz y soya principalmente), por eso la lucha debe centrarse a momento en exigir el etiquetado con las siglas OGM's (organismos genéticamente modificados) como lo lograron en algunos países de Europa, o la solución final para no preocuparse por estos problemas propios del capitalismo es volver al conuco y autoabastecerse (recordemos aquello de la autogestión).