El anarquismo y la nueva situación

Luce Fabbri (Italia 1908/Uruguay 2000)

(publicado originalmente en OPCIÓN LIBERTARIA #33, mayo de 2000)

Se habla de crisis del anarquismo y es cierto: el anarquismo está en crisis. ...(Pero) no es profunda, porque no lo toca por dentro. Toda la historia del siglo XX nos da la razón. Sólo la metodología está afectada y las perspectivas de futuro están comprometidas. Se ha producido en los últimos años un alud de hechos nuevos que han cambiado los términos de los problemas. Todo debe ser replanteado.

El principal de estos hechos nuevos es que, por primera vez en la historia, está en juego la continuidad misma de la especie y, estaría por decir, de todas las especies. Hay que agregar que este peligro de un helado y polvoriento fin de la historia no puede ser eliminado y va a caracterizar y en cierta forma condicionar toda nuestra historia futura, que se va a desarrollar bajo la amenaza de la muerte colectiva, bien muerte lenta por sed, intoxicación o asfixia, bien repentina por una nueva Hiroshima universal. Esto no invalida nuestra propuesta: al contrario; pero la complica en su aplicación. Creo que es el punto que más habrá que estudiar.

Otro de los cambios básicos que se han producido después de la formulación básica del anarquismo, es la pérdida de importancia del proletariado como factor social y económico. El trabajo manual humano se necesita cada vez en menor medida en la producción. La vinculación tradicional del socialismo y del anarquismo con él cambia de carácter. Más que de lucha es de iniciativa y de creación, de ahí la importancia de la autogestión. En este terreno creo que sería urgente impulsar la organización de los desocupados y trabajar en esas organizaciones.

Un gran cambio es la informática, que nos ofrece posibilidades nuevas que hay que estudiar y sobre todo experimentar, pero que presenta también nuevos peligros. La "globalización", que es una consecuencia de la informática y que implica una pérdida de poder por parte de los Estados nacionales, contra los cuales se ha dirigido tradicionalmente nuestra lucha, ha cambiado, no sabemos si radicalmente o por corto tiempo, todas las relaciones de dependencia, en favor de grandes formaciones económicas multinacionales, que están adquiriendo un peso político creciente, con ejércitos y jurisdicción propias a modo de grandes feudos transversales.

La emancipación de la mujer ha dado un nuevo perfil a la familia; su irrupción masiva en el campo laboral puede tener una influencia múltiple y aún contradictoria en la estructura social. Interesa influir en sentido libertario en el movimiento feminista.

Otro terreno en que la historia reciente ha cambiado todos los factores del juego es el jurídico. Aquí la nueva tecnología ha realzado el valor de las objeciones de Merlino (escritor italiano que polemizó con el anarquismo a comienzos del S. XX). ¿Cuál debe ser la actituda anarquista frente a un asesinato para robar órganos? ¿Cómo se defiende en este caso o en casos similares el derecho del más débil?

Frente a este alud de hechos, ¿cuál ha sido la actitud del anarquismo? Donde fue más fuerte, es decir, en España, se ha desmenuzado en una cantidad de tendencias que se odian y se agreden; en los demás países, salvando las proporciones, no estamos mucho mejor.

El clima que se crea no es nada favorable al debate interno, sereno y fraternal que tanto necesitamos. Para ello, lo primero es no poner nunca en duda - sino con razones serias y probadas - la buena fe, sinceridad y buena voluntad de quienes discrepan de nuestro punto de vista, pues sin este criterio básico no hay discusión posible y tampoco es posible ninguna sociedad libertaria.

Yo no pretendo dar aquí soluciones, sino promover el debate. Sólo reitero lo que siempre sostuve: que independientemente de su realizabilidad, el anarquismo es una meta, pero también un camino, y es esencialmente como tal que tiene su función y su importancia: es una realización continua en nosotros y alrededor de nosotros. Agrego ahora que, a la luz de la nueva situación, la importancia de lo parcial y circunstancial aumenta y las esperanzas de una victoria completa disminuyen. Se acentúa indudablemente la precariedad de toda situación, lo que obliga a mantener la tensión de la lucha incorporándola a nuestra visión de futuro, abandonando la idea - que siempre fue ilusoria - de la Revolución Social como resolución a todos los problemas.

La revolución es un accidente histórico que puede permitir resolverlos; pero lo difícil viene después. Por eso creemos que hay que acentuar el carácter creativo del anarquismo, adelantando la experimentación, llevando a la práctica nuestra propuesta a través de estructuras comunitarias y de autogestión.

El movimiento feminista ha ganado prácticamente su batalla ocupando espacios, creando una cantidad cada vez mayor de "hechos consumados", de situaciones por el momento irreversibles, a la vez que se producía en el mismo sentido un cambio en la literatura, en los espectáculos, en las costumbres. Hay que trabajar en todos estos terrenos que han sido demasiado olvidados, recoger todas las migajas de anarquía que hay en el ambiente y aprovecharlas.

El error acaso ha sido el de considerar la revolución como previa. Es previa sólo bajo un poder absoluto.

Creo que de todo esto surge una nueva visión del anarquismo, más modesta, menos luminosa, pero más capaz de afrontar los difíciles momentos que se acercan. Es más: la pedagogía libertaria se mantiene como única válida, si queremos luchar contra el mercado, que está entrando en crisis.