El papel de los media en el pasado conflicto universitario

Fabricando el consenso

Rafael Uzcátegui
<rafaeluzcategui@hotmail.com>

Para quienes nos apersonábamos a los predios del edificio del Rectorado de la UCV para seguir de cerca los acontecimientos desencadenados por la toma de la sala de sesiones del Consejo Universitario, no podíamos compaginar las informaciones diarias de los mass media con lo que observábamos en el conflicto. La televisión y la prensa sobredimensionaban ciertos elementos y silenciaban otros, editaban imágenes, publicaban fotos con leyendas tendenciosas, re-escribiendo la historia de un conflicto y convirtiéndose en protagonistas, que sin duda, influenciaron para muchos de los hechos posteriores, como el intento de linchamiento del día lunes 30 de abril.

La práctica manipuladora de los medios no es noticia nueva para nadie. Pero es necesario contextualizar la actuación de los media en los sucesos recientes, diseccionar su modus operandi y establecer, como lección a futuro, que tipo de postura debemos tomar frente a ellos como movimiento social: si el rechazo frontal o un intento de utilización estratégico.

Noticia según convenga

Frente a la bravuconería verbal y las reformas tibias que adelantan los gestores del actual gobierno, hay quien ve amenazado sus privilegios. Y en la polarización actual del escenario social, los Medios de Comunicación de Masas (MCM), han tomado claro partido por uno de los bandos. Recordemos que como conjunto, representan uno de los estamentos básicos del sistema, uno de los espacios fundamentales de producción y difusión de la subjetividad dominante. Por tanto, no se duda en apoyar o desprestigiar los acontecimientos que sean cónsonos o no con sus intereses. El periódico El Nacional, por ejemplo, era un incondicional de Hugo Chávez durante su candidatura y parte inicial de su gestión. Ahora, rotos los acuerdos realizados a puerta cerrada y distribuidas las prebendas, cierra filas junto a los otros impresos contra la política gubernamental.

Por convicción o por reacción, los MCM locales se enfrentan diametralmente a las políticas de la V República, insertos en el maniqueísmo flemático de "oligarquía versus pueblo" que ha construído el encendido -pero sin consecuencias en la realidad- discurso del comandante. Sus líneas editoriales están al servicio de legitimar cualquier intento de oposición orgánica, aún a costa de la desnaturalización de su acción al subordinarlo a la lógica de la tensión gobierno contra oposición. Una referencia fueron los sucesos del jueves 22 de marzo en la Gran Sabana, al cual los MCM se apresuraron a describir como "enfrentamiento ejército contra pemones", tergiversando los hechos y condicionando los sucesos posteriores. Al dar forma a una realidad concreta y codificando los actores según su propia subjetividad, harina de esa abstracción llamada "opinión pública", reprograman la percepción que tienen los protagonistas y su entorno de sí mismos. Pero no ha sido suficientemente debatido la responsabilidad de los medios en el curso de los acontecimientos, al legitimar una versión, priorizada sobre la multiplicidad y complejidad de la realidad. Especulamos sobre la magnitud y duración de la toma si los MCM no le hubieran dado la dimensión de cobertura que le dieron. O sospechamos de la casual publicación el fin de semana previo, de la serie de artículos que alentaron al desalojo violento del día 30.

Mecanizando el oficio

Los periodistas arrastran ciertas prácticas para el abordaje de la noticia que los hacen responsables de omisiones tendenciosas. Pero el dedo acusador debe señalar a jefes de redacción, editores y dueños de los MCM, que al tener la perspectiva integral de la noticia y su contexto, marcan las líneas directrices de como éstas deben ser enfocadas.

Los reporteros corren diariamente contra el cierre de redacción (una hora tope en la que deben entregar sus textos), o en pos de ser los primeros en dar a conocer "el tubo" (en el caso de la televisión). Esta premura deja poco margen para la investigación y para el contraste de versiones. Al ser responsables de edificios temáticos y no de temas concretos, la salida habitual para el abordaje noticioso es la transcripción de la versión "oficial" o de las declaraciones de la autoridad de turno. Los bajos salarios de los periodistas ocasionan, además, que se realicen notas para varios medios, en donde la cantidad es la prioridad sobre la calidad. La autocensura es un elemento presente a la hora de redactar los textos, por lo que se soslaya los elementos contrarios a la línea de redacción impuesta desde arriba.

Los medios en el conflicto

La ausencia de una infraestructura de comunicación universitaria ocasionó que ambos bandos, autoridades y tomistas, desarrollaran su política de información con el altavoz de los MCM. Un abordaje veraz de la noticia presupone que las distintas versiones tengan igual centimetraje. Pero al representar la rectoría ucevista un "bastión antichavista", era obscena la casi exclusividad de sus representantes (autoridades, presidencia (M-25) y secretaría de la FCU (Unidad 77-Bandera Roja) en las coberturas de prensa. Las imágenes de muchedumbres siempre se publicaron como contrarias a la ocupación del Consejo Universitario. Las tomas de televisión eran editadas y manipuladas antes de su transmisión, en especial las de Globovisión. No recordamos un conflicto social que haya sido cubierto por los media con tanta animadversión.

¿Qué hacer?

Hasta ahora como movimiento social, a pesar de nuestra desconfianza hacia los MCM, hemos optado por la colaboración en base a tres razonamientos: cooperando o no los MCM harán cobertura a nuestras acciones, por lo que para que su versión se acerque a la realidad le suministramos la información. En segundo lugar, reconociendo la inexistencia o la limitación de nuestros propios medios de información, se acepta el salir en ellos para que nuestro discurso sea oído por auditorios lejanos, inaccesibles o fuera de nuestro radio de acción. Por último, la noción de que para que nuestra reivindicación exista o que nuestra manifestación tenga sentido, tenemos que salir en los medios.

¿Políticamente nos interesa salir como sea en los MCM y reforzar con ello su legitimidad como fabricantes del consenso?. Nuestra propuesta es establecer, con responsable continuidad, nuestras propias tácticas de comunicación para afrontar con menos improvisación las coyunturas. Propositivamente podemos afinar una doble estrategia: proximidad y distanciamiento. Para la primera debemos conocer su metodología y rivalizar con nuestra propia gestión de la información. Aprovechar los momentos en el que somos noticia para establecer contraprestaciones. Las informaciones son redactadas por nuestros propios grupos de prensa, seleccionando los periodistas menos tendenciosos y fijando marcos claros de intercambio (por ejemplo, se pasa la información a cambio del compromiso de publicar algo cuando a nosotr@s nos interese).

La estrategia de distanciamiento implica la imprevisibilidad de nuestra parte, el negarse a ser descritos según sus prejuicios. Para ello evitar los reportajes de personalidad o estilo de vida que nos ubiquen en el marco de lo folklórico. No se conceden entrevistas, ni hay líderes ni declarantes perpetuos. Seguir el curso de la información para denunciar las calumnias y exigir pruebas que respalden las acusaciones. Desacreditar su pretendida veracidad y objetividad con estudios sobre el centimetraje cedido a la versión oficial, la falta de investigación o el poco seguimiento a las denuncias. Protestar por carta, comunicados o presencia frente al medio de sus mentiras, etc.

Todo esto presupone la utilización concienzuda de la palabra como elemento fundacional de nuestra subjetividad política. La gestión de nuestros propios medios de información, la seducción y creatividad en sus contenidos y presentaciones, el financiamiento autogestionario de los mismos, la relación y retroalimentación de diferentes medios alternativos y autónomos a través de redes, la reinvención permanente de nuestro discurso y modos de acercamiento a públicos ajenos a nuestros ghettos. Los adelantos tecnológicos abaratan incesantemente los costos de equipos y reproducción (offset, fotocopias) y abren la puerta para una interactividad creciente (listas de discusión electrónicas, e-mails, websites en servidores gratuitos). La gestión de nuestros medios es el laboratorio perfecto para desde lo micro, construir los diferentes navíos que se acompañen en el viaje al puerto de la utopía. ¡Al abordaje!

Tergiversación en cinco llaves

El futurólogo Alvin Toffler establece en su libro "Las guerras del futuro" cinco herramientas utilizadas por los medios para tergiversar los hechos. La ambigua relación con el estamento gubernamental, la falta de una estrategia propia de comunicación y el afán de vedettismo de algunos tomistas, dió luz verde para la aplicación de estas técnicas contra el llamado M-28.